La propuesta del fugitivo

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Ricardo Martinelli esposado.

Por Alberto Velásquez
Periodista

La propuesta indecente que hizo el fugitivo Ricardo Martinelli, ofreciendo 20 millones de dólares para una fianza de excarcelación, fue rechazada casi inmediatamente. Estaba pensando que se hallaba frente a un tribunal en Panamá, donde la justicia, ya señalada con cifras, se convierte en una falsa caricatura.

El fugitivo de tantas denuncias en su contra, quien cómodamente se había instalado en tierras del norte, nunca se adecuó a la realidad jurídica. Creyó que estaba en su habitual ámbito, donde todo se podía comprar con unos dólares más y su chequera.

Su propuesta constituyó una asquerosa bofetada a miles de panameños, a quienes esquilmó millones, con construcciones ilusorias, con sobrecostos calculados, para vivir a sus anchas en casas millonarias y yates anclados a un puerto privado.

Cuando ofreció los millones, a través de sus ya entredichos abogados, para los panameños que sabemos lo que significa el atraco a las arcas nacionales, el susodicho estaba ofreciendo el valor de por lo menos 20 colegios secundarios que nunca construyó, o el valor de varios cientos de kilómetros de carretera de penetración, para que los productores saquen sus productos al mercado. Por el contrario, los empobreció, importando alimentos de su competencia para ganancias de sus supermercados.

Los abogados defensores ya no saben qué argumentar cuando los entrevistan los periodistas. No sólo lo están mal asesorando, sino que actúan según sus alocados mandatos, de pagar y seguir pagando, especulando si algún juez sucumbe al bombazo de millones de dólares que le sobran, y que pueden ser parte de dineros sustraídos cuando manejaba el PAN y dirigía el gobierno cuyos dignatarios son habituales visitantes de los ascensores del edificio Avesa.

Son 20 millones de dólares de fianza que duelen. Duelen cuando su sucesor no da respuesta a los cientos de problemas que plantea diariamente gente humilde que necesita agua, que exige la limpieza de las cloacas, aunque persistan hábitos cochinos. Gente pobre y campesinos recaman la construcción de puentes y vías de acceso. En fin, millones que se saben, y que no se perciben, resultado del lucro de una gestión gubernamental escandalosa.

El fugitivo seguirá tras las rejas en Estados Unidos, recibiendo el ajusticiamiento que nunca creyó recibir. Desde ahora, por su prepotencia millonaria, el destino le está cobrando la maldad que con su comportamiento transmite. Aún hay que tratar de borrar la imagen internacional de que somos un país compuesto de elementos corruptos, como lo ha sido el ex presidente detenido.

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