Hacia una nueva generación de políticas a favor del sector agrícola y rural

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Productores de arroz afectados por las importaciones de granos. (Foto: Panamá América).

Hacia una nueva generación de políticas a favor del sector agrícola y rural

José Bernardo González
Ingeniero agrónomo y economista agrícola

Tras la crisis de 2008, la seguridad alimentaria y, por consiguiente, la agricultura, han adquirido relevancia en los principales temas sociales, desde la perspectiva ciudadana. No es para menos, cuando las poblaciones se debaten entre la decisión de cubrir necesidades básicas, vivir con dignidad o alimentarse adecuadamente. Ello se traduce en reclamos a los gobiernos, para que busquen soluciones permanentes a los problemas de supervivencia.

Hoy, la sociedad entiende que las poblaciones rurales necesitan políticas coherentes, eficientes y sostenibles a largo plazo para garantizar la alimentación de las poblaciones urbanas en procura de una alimentación de calidad y a precios accesibles.

Sin excepción, los gobiernos han entendido que la seguridad alimentaria es una buena punta de lanza para sus campañas políticas antes y después de acceder al gobierno. De hecho, las decisiones de política adoptadas para abordar este problema de forma eficiente y sostenible, parecen no haber tenido resultados concretos.

Varias preguntas saltan a la vista, por ejemplo: ¿por qué las políticas públicas no han dado resultados para incentivar a los productores a seguir produciendo?, ¿se debe abordar la disminución de la pobreza desde el ámbito rural?, ¿pueden los intereses particulares de otros sectores de la economía articularse con los intereses de la sociedad y de los agricultores?, ¿son los agricultores asistidos los que pueden resolver las necesidades de la sociedad o hay más agricultores que no están atendidos y que pueden coadyuvar a estas soluciones?

Por último, ¿están las instituciones vinculadas al sector productivo agrícola, orientadas a resolver o atender esta problemática, y ¿cuál es el arreglo institucional necesario para atender el sector productivo rural y sus poblaciones?

Son muchas preguntas que aún no tienen respuestas. Pero, entender la realidad del sector rural y las poblaciones que ahí habitan puede ayudar a despejar las interrogantes con el objetivo de abordar con mayor certeza las políticas públicas que garanticen la seguridad alimentaria y la disminución de la pobreza.

Un elemento importante para el diseño de estrategias y políticas adecuadas, es la construcción de una nueva visión del sector rural, dejando a un lado la visión de que el sector es sinónimo de dispersión y aislamiento, y donde se concentran los pobres. Si bien este concepto era cierto hace décadas, ahora lo rural está más conectado, integrado, informado, educado y empoderado políticamente. Es necesario señalar que las políticas compensatorias aplicadas ofrecen alguna respuesta a la pobreza coyuntural, no resuelven el problema estructural.

Para entender mejor cómo es el sector rural, hay que analizar el PIB de las provincias (exceptuando Panamá y Colón). La suma de lo que genera el área rural al PIB total de las industrias y el aporte por actividad económica, la agricultura, ganadería y silvicultura tienen un peso de 24%. Sin embargo, actividades como comercio al por mayor y menor, transporte, almacenamiento y comunicaciones representan un 32% del PIB rural de las industrias. Actividades, como la pesca, hoteles y restaurantes, suministro de electricidad y otras actividades y servicios personales, aportan cerca de un 25% del PIB en las áreas rurales.

La composición del PIB en el área rural revela que, aunque la actividad agropecuaria tiene gran importancia, las actividades principalmente de turismo, comercio y servicios ejercen tanta influencia en los ingresos de la población rural como el sector agropecuario.

Además, hay que darle un vistazo a la estructura de tenencia de la tierra. Según el Censo Agropecuario de 2011, hay 246,033 explotaciones agropecuarias, de las cuales 201.270 son menores de 10 ha., es decir el 82% de las explotaciones agropecuarias son de menos de 10 has. o pequeños productores. Con una superficie de 272.935 has. De esas explotaciones, 73.820 están dirigidas por mujeres, de las cuales 5.848 están en la comarca Ngäbe Buglé.

Esos productores son de los más dinámicos en las áreas rurales y pueden aportar a la seguridad alimentaria, aunque su importancia no ha sido suficientemente reconocida ni valorada desde el punto de vista de las políticas públicas.

En los últimos años, dicha sub valoración, se ha traducido en programas en los que las intervenciones privilegiaron la focalización de los recursos. Un fragmento cada vez más importante de pequeños productores dejó de ser considerado un sector con viabilidad productiva y pasó a ser atendido con programas únicamente de carácter social, como la entrega de bienes privados (semillas, herramientas, etc.) y las transferencias condicionadas de dinero.

En los próximos artículos iremos desarrollando enfoques sobre cómo y por qué es necesario cambiar las políticas de apoyo a los pequeños productores, para garantiza la disminución de la pobreza y mejorar la seguridad alimentaria.

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