El peligroso camino hacia la guerra. Editorial del martes 30 de abril

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Sectores productivos, inversionistas, dirigentes populares y líderes políticos han reaccionado con alarma tras la declaración oficial del gobierno de Panamá, de celebrar el alzamiento de un grupo castrense desafecto al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, mientras que el gobierno de España rechazaba ese proyecto golpista financiado y patrocinado desde el exterior.

El sendero elegido por Panamá en materia diplomática echa por tierra todos los históricos esfuerzos enfocados en la construcción de la imagen de un país con personalidad propia y aleja la posibilidad de convertirse en un mediador idóneo en la solución de conflictos, como se hizo en la difícil negociación de la paz y el avenimiento en Centroamérica, a través del emblemático Grupo Contadora.

A pocos días de la celebración de comicios generales en este país, la subordinación a los dictados intervencionistas de Washington resta prestigio y estatura internacional al Estado panameño. Esa vía elegida es absurda y contraria a las iniciativas de integración, y compromete la seguridad del Canal de Panamá. Además, le asigna un papel beligerante en el ámbito hemisférico.

El alineamiento de Panamá al excluyente Grupo de Lima ‒creado por gestiones de Estados Unidos‒, impone a la nación una carga onerosa de descrédito, desconfianza y un bochornoso papel de títere mayor en un escenario definido por el bloqueo económico y la amenaza bélica contra el Estado soberano de Venezuela, en flagrante violación de normas del derecho internacional.

Apostar por la guerra y demeritar las iniciativas pacifistas con las que se ha identificado el Vaticano en diversos pronunciamientos, no otorga al gobierno panameño ningún galardón. Por lo contrario, empuja a este país al choque directo. Un documento secreto divulgado por este medio, revela la posible participación de tropas panameñas en un plan de invasión militar contra Venezuela.

Sin duda, ese alineamiento injustificado genera un riesgo de seguridad y transforma a Panamá en tarjeta de tiro en caso de una conflagración regional o mundial. La Presidencia y la Cancillería olvidaron que el Canal interoceánico es una estructura indefendible por medios militares convencionales, y que su amparo radica en la neutralidad permanente y el tránsito libre de naves.

Es necesario que las autoridades divulguen y publiquen los acuerdos secretos suscritos que afectan el interés nacional y comprometen el papel de la Fuerza Pública. El gobierno que emergerá de las urnas el 5 de mayo tendrá una inmensa tarea en el examen y detección de convenios leoninos adoptados en forma arbitraria en perjuicio del derecho soberano de los panameños y sus leyes.

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