El carbón vegetal aporta calidad de vida

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Trabajadores abren la puerta del horno para sacar los trozos de carbón vegetal incandescente con una herramienta extensible, llamada eburi. Este binchotan de Kishu se elabora en el Horno Tamai, Prefectura de Wakayama.

El carbón vegetal ha sido utilizado como combustible en Japón desde los tiempos antiguos. Pero su producción ha ido decreciendo a medida que se han hecho populares el gas natural, la electricidad y el petróleo. Incluso en los últimos tiempos ha sido difícil encontrarlo en la vida diaria, pero en la actualidad está volviendo a ser objeto de atención.

En este artículo, observaremos algunas de las ventajas sorprendentes que ofrece el carbón vegetal y cómo se está beneficiando Japón de este producto.

Texto: Sanada Kuniko. Fotos: Miyake Gaku

Carbón Vegetal en Blanco y Negro

La mayor parte del carbón vegetal proviene de madera que ha sido carbonizada mediante su combustión parcial con poco aire. Ha sido utilizado durante miles de años y los estudiosos nos cuentan que la historia del carbón vegetal en Japón se remonta a varios miles de años, en la era Jomon.

Durante la época medieval, Japón introdujo las técnicas de elaboración del carbón vegetal, que representaban un avance en aquellos tiempos, y alrededor del siglo XIV fue de uso común. A comienzos del periodo moderno, el Chado (el Camino del Té) le dio una gran importancia, lo que condujo a la elaboración de una variedad más fina para la ceremonia del té.

En la actualidad, las técnicas de elaboración del carbón vegetal en Japón son admiradas en todo el mundo. Podemos clasificar los diferentes tipos de carbón vegetal utilizados en Japón, en dos grandes categorías: kuro-zumi (carbón vegetal negro) y shiro-zumi (carbón vegetal blanco).

Generalmente, el carbón vegetal negro es suave y conserva la corteza. Es fácil de encender y alcanza suficiente temperatura como para fundir metales y hacer trabajos de herrería. Casi todo el carbón vegetal que se produce en el mundo pertenece a esta categoría. Para elaborarlo, se carboniza la madera a temperaturas entre 400 y 700 grados centígrados, después se sella el horno hasta que finaliza la combustión y la temperatura baja progresivamente.

El tipo ikeda-zumi, de carbón vegetal negro, utilizado en la ceremonia del té posee una apariencia bella. Está elaborado a partir de una variedad de roble en la parte norte de la Prefecura de Osaka.

El carbón vegetal blanco se hace quemando madera a temperaturas relativamente bajas durante algún tiempo y, casi al final del proceso, se eleva la temperatura del horno a unos 1.000 grados centígrados hasta poner la madera al rojo vivo.

Posteriormente, se saca el carbón y se cubre de polvo para enfriarlo. El polvo es una mezcla de tierra, arena y cenizas y le da a la superficie del carbón un tono blanquecino. Esto explica el por qué de su nombre “carbón vegetal blanco”. La rápida subida de la temperatura, seguida por un rápido enfriamiento, incinera la corteza y proporciona suavidad a su superficie. Si se le golpea, se escucha un claro sonido metálico.

Una variedad del carbón vegetal blanco se hace a partir del roble, una madera muy resistente utilizada en los hornos del área Kishu (Prefectura de Wakayama). Este carbón vegetal, llamado Kishu binchotan, es considerado el de mejor calidad porque es duro y ofrece una larga combustión. Emite gran cantidad de rayos infrarrojos, que transmiten un cierto sabor a la comida cocida. En la actualidad, cada vez más establecimientos que ofrecen anguila a la parrilla y yakitori (brocheta de pollo) anuncian que utilizan carbón binchotan.

Los fragmentos decoran lugares donde se trocea el carbón vegetal ikeda-zumi. A la derecha, variedad binchotan con polvo de ceniza. Los trozos producen un bonito resplandor.

Más razones para la vuelta del carbón vegetal

El carbón vegetal atrae la atención del público porque sus características exclusivas le permiten ser utilizado de diferentes maneras. Sus innumerables pequeñas cavidades, orientadas en todas las direcciones, hacen que un gramo tenga una superficie de unos 250 metros cuadrados. Estas cavidades pueden capturar diferentes sustancias y después liberarlas. Por ejemplo, pueden absorber humedad del aire, y liberarla en condiciones de sequedad. Esto hace del carbón vegetal un excelente humidificador.

También posee otros aspectos beneficiosos: absorbe olores ambientales y sustancias dañinas; genera iones negativos, que se dice favorecen la tranquilidad mental, y utiliza los efectos de infrarrojos, que se supone mejoran la circulación sanguínea

Investigadores en Japón han estudiado estos beneficios, explorando nuevos usos para desarrollar productos innovadores, como purificadores de agua (para beber y para baños), agentes conservadores de vegetales y otros alimentos frescos, reguladores de humedad para las paredes y pisos de las casas, y desodorantes.

El carbón vegetal de bambú cuenta con más cavidades aún, por lo que tienen más capacidad de absorción de olores y humedad que el producido con madera. Estas ventajas están siendo progresivamente utilizadas en la industria.

El vinagre de madera, un líquido hecho enfriando partículas de humedad del humo de los hornos, se utiliza para muchos propósitos, desde agentes anti-bacterianos e insecticidas agrícolas, hasta desodorantes, aditivos para el baño y productos para fortalecer la salud y realzar la belleza.

Si usted piensa utilizar productos derivados de carbón vegetal, le gustará conocer qué tipo escoger y cómo hacerlo. Masuda Satoshi, de Masuda-ya Co., Ltd., nos comenta: “El carbón binchotan se elabora a altas temperaturas y cuenta con efectos alcalinos. Es ideal para el tratamiento del agua potable, por eliminar clorina y otras sustancias nocivas. También es resistente en agua, por lo que no libera ningún residuo. Si usted añade de 50 a 60 gramos en un litro de agua del grifo, conseguirá un aumento en el contenido de minerales, así como suavizará el agua, mejorando el agua potable. Si se decide a emplear el carbón vegetal como regulador de humedad y absorbedor de olores, necesitará 8 kilogramos para una sala de entre 10 y 13 metros cuadrados”.

El carbón vegetal es un producto ecológico. Cuando termine de usarlo, fragméntelo en pequeñas piezas y devuélvalo a la naturaleza. La investigación continúa, con la esperanza de encontrar más utilidades.

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