De la fecunda obra y estimulante cultural del docente, filósofo, escritor, pintor y poeta panameño Toracio P. Iturralde Sh., ofrecemos a los lectores de Bayano digital dos de sus poemas más representativos.
Victoriano Lorenzo
Que tu voz inmortal
se yergue
sobre el eco soberano,
que guarden, las montañas,
los ritmos de tu canto.
Que gire tu semblante
sobre el pensamiento,
que renazca en cada flor,
y tu sangre,
repartida entre dedos,
llamen a la conciencia
y al honor.
En cada verso,
en cada sílaba
que no pudo ver el sol
y que duermen,
aún, contigo, en el éter,
se levanta la lucha
por el amor.
Que si tus poesías
no nacieron
porque la fuerza humana
lo impidió,
ellas se sintetizan
en tu nombre,
combatiente de los sueños,
de alegrías, de esperanzas
y de dolor
Sin el descanso previsto, duermo
Sin el descanso previsto, duermo.
Suena, con señales digitales
del nuevo milenio,
el reloj que me despierta.
Húmeda, fría, invernal,
la madrugada se desvanece
contra la angustiosa rapidez
que me trae el baño,
el vestido y el desayuno.
Los implementos de trabajo que,
en maletín colgado al hombro
me acompaña,
con el cálculo de los minutos,
hacia la parada de buses.
La brisa, con su frescura,
penetra en todo el ámbito
a través de los sentidos
y proyecta la frescura del día
que, al nacer oscuro,
nos lleva a la incertidumbre del designio.
A la hora puntual, cronométrica,
incierta la huella digital
que me ata a la contemporaneidad
de tecnologías y globalización;
donde se socializa la pobreza y la incertidumbre;
donde la esperanza
se constituye en perspectiva.
Me entrego al sudor y al cansancio,
al canto y a la tristeza,
a la conversación estéril
de obrero desorganizado,
a la vigilia permanente
de supervisores vigilados,
a la sonrisa permanente
por el recuerdo de mis hijos,
a la angustia imprecisa
de moldearles el futuro,
y a la necesidad arrogante
de sacudir el presente.
Y, al ocultarse el sol,
sin el descanso previsto, duermo.
