Desempolvando la historia

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Coronel Oliver North, en el juicio por el escándalo Irán-Contras.

Desempolvando la historia

Por José Dídimo Escobar Samaniego
Cédula: 7-84-41

Corría el año 1986 y en el sector de La Cresta, en la casa del embajador norteamericano, Arthur Davis, el diplomático invitó al general Manuel Antonio Noriega, jefe de la Fuerzas de Defensa de Panamá, para presentarle protocolarmente al general John Poindexter, consejero de Seguridad Nacional del presidente Ronald Reagan.

El consejero de Reagan, se hizo acompañar del coronel Oliver North, su asistente, y Noriega, de un oficial traductor.

Cuando Noriega y su oficial traductor, llegan a la recepción, los dos altos oficiales norteamericanos estaban en un salón con el embajador y los hicieron pasar de inmediato a lo que el general panameño pensó que se trataba de una de las tantas recepciones de presentaciones protocolares de oficiales o altos personajes del engranaje norteamericano.

Un puro de La Habana, era exhalado por el alto oficial científico norteamericano y amigo íntimo de John Mc Cain, quien actualmente investiga la supuesta intervención rusa en las pasadas elecciones que dieron como resultado la victoria presidencial de Trump en Estados Unidos de Norteamérica. El olor característico inundaba la oficina. El embajador Davis le presentó e introdujo a Poindexter, quien sin mirar a Noriega, le espetó: “Señor Noriega, le traigo una instrucción del presidente Reagan. Hemos decidido acabar con el régimen sandinista, y por lo tanto vamos a invadir Nicaragua, porque no podemos permitir que la izquierda se expanda en el continente. Usted tiene que disponer de sus unidades élites y prepararlas para que sea la punta de lanza de esa operación en la que podrá manifestar su amistad y lealtad a nuestro país. Nosotros haremos el resto”.

Después de traducidas estas palabras, hubo un silencio profundo y Noriega expresó que no podía cumplir con dicho encargo por tres razones. Primero, que las repúblicas de Nicaragua y Panamá eran amigos y socios en el sistema centroamericano. Segundo, que Panamá está comprometida con el Tratado de Neutralidad del Canal y no podían sus fuerzas participar de un acto como ese y, Tercero, que las fuerzas de Defensa eran eso, fuerzas de defensa de Panamá y no de acción o intervención en otras latitudes y que, por tanto, lamentaba no poder cumplir con el requerimiento que se le hacía.

El general Poindexter se levantó visiblemente enojado y seguidamente amenazó a Noriega, y le dijo: “¡Le pesará no haber colaborado con nuestros intereses estratégicos. Aténgase a las consecuencias!”.

La reunión terminó de inmediato y meses más tarde se desencadenaron los hechos que terminaron con la invasión a Panamá, el 20 de diciembre de 1989. En pocos días, se cumplirán 27 años de aquella fatídica fecha que llenó de sangre, luto y dolor a esta tierra y todavía no hemos tenido la entereza, de saldar nuestra deuda con la verdad histórica y miles de panameños, víctimas, todavía ni siquiera se sabe dónde están enterrados sus restos.

Años después, en 1990, el general Poindexter fue encontrado culpable junto a su asistente, Oliver North, de desarrollar operaciones al margen de la Ley, delito grave de conspiración, obstrucción a la justicia, perjurio, fraude al Gobierno, y alteración y destrucción de evidencias, con el fin de avituallar y sostener la guerrilla de los Contras en Nicaragua y modificar violentamente en otras partes del planeta, el mapa geopolítico, que costó la vida a millones de personas (caso Irán-Contras y otros).

Estos son hechos, que de manera desapasionada tenemos que ir abordando con los instrumentos que nos permite el análisis histórico, que nos deben llevar a la verdad, esa que nos hace libre a los hombres.

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