Consolidación del Estado panameño y la necesaria renuncia a la subordinación

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Desde hace varios números, Bayano digital ha insistido en la urgente necesidad de dar claro perfil nacionalista y soberano a la dirección del Estado, en defensa del patrimonio nacional y la renuncia al papel de subordinación que genera dependencia de sus instituciones a fuerzas económicas, intereses y políticas externas.

El llamado ha sido acompañado de advertencias sobre la debilidad del país y la tendencia a supeditar el voto en el escenario internacional a favor de potencias que promueven la exclusión y la hostilidad. Su mayor debilidad consiste en haber puesto en riesgo la neutralidad del Canal de Panamá, a través de alianzas bélicas.

Pero si ello parece poco, hay que examinar el resultado de una política económica fracasada, que favorece al capital financiero importador y a grupos succionadores de los bienes patrimoniales, y coloca en situación de mayor vulnerabilidad a la población del ámbito rural e indígena, a la que han restado protagonismo.

Panamá es uno de esos lugares en el mundo donde se pone a prueba la voracidad económica. El estallido de escándalos financieros que envuelven a su sistema bancario tiene que ver con esa lucha por el control de sus fuentes de información, el soborno a gran escala y del sistema de justicia, carcomido por la impunidad y el desprestigio.

Otra debilidad es la ausencia de un gran movimiento patriótico que convierta el revés en fortaleza y adquiera el liderazgo para evitar el colapso del Estado y el derrumbe de las conquistas elementales de la población. Las fuerzas sociales fragmentadas no son garantía de transformación, y deberían interactuar para poder generar cambios.

Tal vez, muchos no lo reconozcan, pero la epidemia de casos de corrupción, asaltos, crímenes y narcotráfico tiene explicación en un sistema que llegó al tope, en el que la instituciones corroídas ya no tienen respuestas para armonizar y resolver problemas medulares, y satisfacer el clamor que surge de los bolsones de pobreza.

La recuperación del Estado nacional es una tarea impostergable para impedir que manos criminales lo dirijan. Sectores avanzados ya no deben permitir que el entreguismo, la injusticia, el saqueo y la impunidad prevalezcan como método de gobierno. Por el contrario, hay que anteponer la soberanía, la justicia social y la equidad.

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