Por Cecilio E. Simon E.
Redacción de Bayano digital
“Nuestros cementerios de lucha rebelde están llenos de panameños, convertidos en una cruz porque pelearon por el derecho a que la patria decidiera por sí misma su propia norma de conducta, sin injerencias extrañas; por mantener el derecho de los pueblos a escoger libremente sus amigos o sus enemigos; porque nadie le regatee a ningún pueblo del mundo el derecho a la explotación y aprovechamiento de sus propios recursos; porque no se nos niegue el derecho a elegir nuestra propia forma de vida; porque no se nos presione cuando queremos trazar nuestra propia política internacional.” Omar Torrijos
No puede haber un Canal neutral en un país beligerante. Alejada del interés nacional de Panamá, en una declaración oficial, la canciller Erika Mouynes manifestó la beligerancia de Panamá en el Grupo de Lima, una alianza diseñada por Washington para forzar la salida (no negociada) del poder del presidente venezolano Nicolás Maduro y el alineamiento con la Unión Europea para desconocer los resultados de la elecciones legislativas del 6 de diciembre de 2020.
El 9 de marzo de 2015 Barack Obama, presidente de Estados Unidos, firmó una nueva orden ejecutiva en la que declara una «emergencia nacional» por la amenaza «inusual y extraordinaria» a la seguridad nacional y a la política exterior causada por Venezuela. Tras el anuncio declaró que las sanciones no apuntan contra el pueblo ni la economía venezolana, ni tendrán un efecto directo en el sector petrolero venezolano.
Lejos de ello, la agresiva política de sanciones de la administración del presidente Donald Trump castigó duramente al pueblo venezolano, dezmó la economía del país y llevó a la bancarrota la industria petrolera. Trump, puso sobre la mesa todas las opciones, incluida la invasión al empobrecido país sudamericano.
El 23 de febrero de 2018 el almirante Kurt W. Tidd, jefe del Comando Sur de Estados Unidos, presentó el denominado PLAN TO OVERTRHOW THE VENEZUELAN DICTATARSHIP “MASTERSTROKE” (Plan para derrocar a la dictadura venezolana – «Golpe maestro»).
El plan asigna a Panamá misiones beligerantes. “Panamá, Colombia, Brasil y Guyana jugarán un papel clave, con el apoyo de Argentina y otros » amigos «, bajo el control del Pentágono. Los países vecinos proporcionarán bases para las fuerzas de combate y apoyo directo, incluidos hospitales y reservas de suministros para los soldados: todo está listo”, dice.
También considera la participación de efectivos militares panameños en las acciones ofensiva: “Habrá que «vincular a Brasil, Argentina, Colombia y Panamá al aporte de mayor número de efectivos, para aprovechar su proximidad geográfica y experiencia en operaciones en regiones forestales”.
Es sabido que Washington no tiene amigos, sino intereses. Demócratas y republicanos ven a China como la principal amenaza para la seguridad nacional de Estados Unidos y establecen estrategias bipartidista ofensivas y de alianzas. Influyentes analistas consideran que la inversión en infraestructura de China en Panamá constituye una “amenaza inusual para la seguridad de Estados Unidos” en Centro América “su patio trasero”.
La República de Panamá ha sido colocada en el mismo plano que Venezuela y la presencia en el país de jefes de diversas agencias estadounidenses, incluida la del responsable del Comando Sur, Craig Faller, lo confirma.
Al parecer la posición beligerante de la canciller panameña obedece a las imposiciones poco amistosa de Washington, que considera que los intereses nacionales de Panamá representan “amenaza inusual para la seguridad de Estados Unidos” y a las presiones de la Unión Europea, que califica al país como paraíso fiscal y amenaza con sus listas negras y grises.
El interés nacional de Panamá pasa por un proceso constituyente para la refundación de la República, en el que se declare la neutralidad de todo el territorio nacional. ¡Ese es el interés nacional al que debe obedecer la política exterior de la República de Panamá!