Población móvil, fronteras aéreas y terrestres y, el riesgo del contagio de la COVID-19

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En marzo entró el primer caso de COVID-19 por el Aeropuerto Internacional de Tocumen.

“La comunidad se siente segura cuando los viajeros que llegan se hicieron el examen, pero esa es una falsa sensación de seguridad”

Ciro Ugalde
Director de Emergencias Sanitarias
Organización Panamericana de la Salud (OPS)

Por Cecilio E. Simon E.
Redacción de Bayano digital

El control de las fronteras es vital para detener la propagación de la COVID-19. La población móvil que circulan por ellas puede ser el mayor factor de riesgo para el contagio. Un estudio publicado por ONUSIDA en abril de 2001 sostiene que: “Desde el inicio de la epidemia de VIH/SIDA, la preocupación de los gobiernos ha sido que las personas que se desplazan de un país a otro pueden contribuir a propagar el VIH”.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) establece dos criterios para la declarar una pandemia: primero que el brote epidémico afecte a más de un continente y segundo que los casos de cada país ya no sean importados sino provocados por transmisión comunitaria.

Las autoridades sanitarias en Panamá, consideran que la propagación comunitaria es el principal factor de riesgo de contagio, en tanto que minimizan el impacto de la población móvil que ingresa al país, principalmente, por los aeropuertos.

El control básico de los migrantes que viajan de Estados Unidos, país con el más alto nivel de contagio en el mundo, con un alta flexibilidad de sus políticas sanitarias estatales, produce «una falsa sensación de seguridad» declaró Ciro Ugalde Director de Emergencias Sanitarias Organización Panamericana de la Salud (OPS).

Lo recomendable en brotes como el que se presenta en la actualidad, es el cierre de las fronteras aéreas internacionales, como el decretado para los vuelos procedentes del Reino Unido, tras el descubrimiento de una variante más contagiosa de coronavirus que circula “fuera de control” en ese país, ante lo cual la OMS pidió “reforzar los controles”.

Los estudios previos y las evidencias empíricas niegan la hipótesis oficial que la transmisión comunitaria y por tanto los festejos juveniles, constituyen el principal  factor de riesgo. Por el contrario, el citado informe de ONUSIDA reconoce que los migrantes y la población móvil pueden ser más vulnerables al VIH/SIDA que la población que no se desplaza. En este contexto, con relación a la COVID-19 caben cuatro preguntas:

  • ¿Existen evidencias empíricas que descarten la vulnerabilidad de la población móvil?
  • ¿Son suficientes los controles comunitarios para disminuir el riesgo de contagio?
  • ¿Es necesario restringir los vuelos internacionales, como se hizo al inicio de la pandemia?
  • ¿Se han establecido rigurosas políticas de monitoreo de nuestras fronteras terrestres, como establecieron otros países de la región?

La oriental provincia de Darién, donde se presenta uno de los mayores índices de infestación del SARS-CoV 2, presumiblemente importado de Colombia, sustenta que la población móvil contribuye de manera significativa al riesgo del contagio. El Ministerio de Salud de ese país confirmó 14.233 nuevos contagios de la coronavirus en las últimas 24 horas (23 de diciembre), con lo que la cifra total de casos se elevó 1.544.826.

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