Panameños solidarios resaltan ejemplo de Cuba en derechos humanos

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Por Mario Hubert Garrido

Panamá, 10 dic (Prensa Latina) – Activistas de la Coordinadora Nacional de Solidaridad con Cuba en Panamá resaltaron el ejemplo que la isla brinda al mundo, en ocasión de celebrarse hoy el Día Internacional de los Derechos Humanos.

Desde la provincia de Veraguas, el doctor Aníbal Lara narró a Prensa Latina sus vivencias como egresado en 2009 de la Escuela Latinoamericana de Ciencias Médicas, donde jóvenes de todos los continentes, dijo, sin distingo de posición social, raza o credo, recibimos profundos conocimientos de una profesión humanista.

Cuba defiende y garantiza el acceso a la salud, la educación la cultura, el trabajo, la seguridad social, y nadie me lo contó, porque durante siete años viví junto a ese pueblo digno, aseveró.

Gracias a la Revolución y a su líder Fidel Castro, señaló, cientos de latinoamericanos de procedencia humilde tuvimos la oportunidad de formarnos en las aulas universitarias y palpar una educación de calidad que nos enseñó a servir a los más necesitados.

El galeno fustigó además las campañas mediáticas contra Cuba que se sustentan en testimonios de quienes incluso no han visitado el país e intentan desvirtuar una obra referente en la defensa de las libertades elementales, como es el derecho a la vida.

Por su parte, la chilena Gabriela Rosas, radicada en Panamá, y una de las participantes de manera virtual en el Foro Antiimperialista en Defensa de los Pueblos, que sobre este tema se celebra en La Habana, aseveró a Prensa Latina que nunca olvidará cómo los cubanos recibieron a aquellos que sobrevivieron en el continente a las dictaduras militares de los años 70.

Soy testigo del amor, la generosidad y la solidaridad de ese pueblo, después de enfrentar experiencias muy duras, agregó la profesora en lenguas y comunicación.

Aseguró que aunque leyó muchos textos sobre el internacionalismo proletario, solo lo entendió cuando vivió su propia experiencia en el país caribeño, donde comenzó a trabajar como profesional en la escuela de secundaria básica Guido Fuentes, en el capitalino barrio de El Vedado.

Allí aprendí, afirmó, del respeto que merece la persona más humilde, desde el que cuida la limpieza, el maestro o el director, todos importantes por igual.

Es un sentido del decoro, la dignidad, que el hombre es mucho más que blanco, mulato o negro, como dijera el Héroe Nacional José Martí, que vale por su fuerza moral, por sus valores. «Eso es Cuba», remarcó.

Fue un aprendizaje cotidiano para quienes veníamos de una sociedad capitalista, mercantilista como Chile, donde menosprecian a las personas más pobres.

Rosas recordó a sus vecinos obreros en la barriada de Alamar y la educación y cariño con que acogieron a sus hijos en Cuba, en los jardines infantiles o las diferentes enseñanzas.

Por otro lado, exaltó la salud pública y la labor de los médicos, enfermeras, en general todos los profesionales de ese sector, por su calidez en la atención al paciente y lo que trasmiten, tan distinto a la frialdad con que tratan a los enfermos en otros países del continente.

Para la activista del movimiento panameño de solidaridad con la Isla, la Revolución triunfante en 1959 es como un corazón gigante, siempre dispuesto a dar sin pedir nada a cambio.

Uno siente en Cuba, acotó, que ayudar a los demás más que un deber, es parte de la felicidad, incluso frente a un bloqueo criminal de Estados Unidos, hostil política que nunca ha podido ni podrá borrar la sonrisa de los niños cubanos.

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