Panamá: se busca un estadista

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Harmodio Arias, en plena actividad política.

Por Antonio Saldaña
Abogado y analista político

El presidente de la República, a veces, parece ignorar la majestad del cargo que desempeña, tal es el caso de las desafortunadas declaraciones efectuadas a los medios de comunicación social sobre qlos escandalosos emolumentos devengados por alcaldes y representantes de corregimientos; ingresos que ellos mismos se han otorgado mediante “Acuerdos municipales” que constituyen un uso abusivo e impropio de los fondos de descentralización administrativa destinados a la inversión en obras comunitarias, pero que han terminado en los bolsillos de los nuevos “señores feudales” o caciques políticos de la plutocracia corrupta.

En efecto, con una lamentable ironía el autodenominado “primer obrero de la patria”, dijo: “Se están resolviendo con la descentralización algunos, en vez de que la descentralización le resuelva al pueblo”. También le solicitó a los operadores de gobiernos locales “rebajarse el salario”.

Cuan diferente fue la conducta de otro mandatario del país que en momentos muy difíciles como los que hoy padece el pueblo panameño —me refiero al doctor Harmodio Arias Madrid— supo asumir con gallardía e integridad —sin pensar en cálculos de “rédito político” alguno— las decisiones que aquellas horas a ciegas del país demandaban.

Cuenta doña Rosario Arias de Galindo, en su autobiografía “El Camino recorrido”, que su padre había heredado una Presidencia “con formidables retos”, entre otros, “además de una crisis fiscal y administrativa, una nación con un alto índice de desempleo”.

Pero, el doctor Harmodio Arias, no salió con bravuconadas demagógicas, ni con medidas de clientelismo político, tipo “vale digital” o bolsa de alimentos, como ha hecho el gobernante actual. Por el contrario, hizo lo que un ciudadano correcto, honesto, consciente e intelectualmente bien formado debía hacer.

Citando a los historiadores Araúz-Pizzurno, doña Rosario lo narra así:

¿Cómo pudo mi papá salir adelante en una de las etapas más inestables de la historia del país?“Harmodio Arias se propuso adoptar medidas enérgicas aunque resultaran antipopulares con el fin de paliar la situación.

Así, a poco de asumir [la Presidencia] se votó la ley 11, conocida como Ley de Hierro, por la cual se rebajaron los sueldos de los empleados públicos (servidores públicos) hasta un 25%, se suprimieron los viáticos a los funcionarios públicos, se prohibió devengar más de un salario por persona…y se reglamento el pago de viáticos …”》

Allí ha estado, en los anales de la Asamblea Nacional, la Ley 11 de 1932, “Sobre sueldos y asignaciones y sobre fijaciones del personal administrativo de las oficinas de la República”; para que un mandatario juicioso, en las presentes circunstancias, pudiera abrevar de la sabiduría de su remoto antecesor.

Pero, no. El jefe gobierno actual, ha preferido el camino del “show” político embrutecedor física y moralmente de los ciudadanos, en lugar de empinarse por encima de la miseria humana, como bien lo hizo el burgués erudito —el “cholo Arias”— según la historia panameña, uno de los más grandes estadistas del siglo pasado.

Así de sencilla es la cosa!

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