Panamá: derrota frente al cajero y la efectiva coraza de Cuba

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Encuentro fraternal y solidario en los jardines de la Embajada de Cuba en Panamá.

Por Osvaldo Rodríguez Martínez

Panamá, 15 nov (Prensa Latina) – Ni un minuto más: cuando el reloj indicó la hora de marcharse después de un pobre show anticubano, el minúsculo grupito de unas cinco personas desfiló por el cercano cajero automático, quién sabe por qué razón.

Del otro lado del parque Belisario Porras, en la capital de Panamá, una nutrida contraparte coreó: “ya cobraron, ya se van”, pero la acusación quedó sin respuesta porque, al parecer, el alquiler del escandaloso equipo de sonido tocó fin y tres fastuosos vehículos emprendieron la retirada con visos de huida.

“Las razones de Cuba son nuestra coraza”, dijo la embajadora de Cuba en esta nación, Lidya Margarita González, al agradecer la participación de los “hermanos panameños” en esta nueva jornada de rechazo a quienes mediante el acoso intentaron “aguar la fiesta” a los que celebran la vuelta de la nación antillana a la normalidad.

Aunque la Policía formó una barrera para evitar que los grupos se acercaran, los provocadores tuvieron a bien mantenerse a prudencial distancia, mientras que alrededor de la reja que delimita la sede diplomática, la calle circundante y próximos al busto del apóstol cubano José Martí, decenas de solidarios con la isla montaban guardia.

Mientras que aquellos destilaban impotencia a través de histéricos gritos y una estridente música sin contenido, del otro lado los ritmos cubanos contagiaron a los defensores que bailaron y agitaron banderas de Cuba y Panamá, para de vez en vez responder con consignas a insultos soeces de los alborotadores.

En medio de gritos de Patria o Muerte, los solidarios con el pueblo cubano mostraron una vez más el compromiso de apoyo a la isla y su proceso revolucionario, como afirmó Ronaldo Ortíz, quien habitualmente participa en estas jornadas de defensa a Cuba.

Mientras, la panameña Lilian Ruíz, después de responder con firmeza y argumentos a los agravios del reducido grupo, se dirigió a sus amigos para reafirmar que la isla caribeña vivió en este día la alegría de abrir el país nuevamente al turismo internacional.

Una señora que hacía sus ejercicios cotidianos por la acera del Parque Porras, averiguó intrigada por qué ese alboroto y cuando conoció el motivo, criticó indignada a los revoltosos extranjeros que rompieron la tranquilidad de su país con asuntos ajenos a esta sociedad.

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