Por Irina Chan Castillo / Foto Félix Villarreal / Gabriela M.
Buscando una toalla colocada sobre una silla, Gabriela (de 22 años de edad), sintió un pinchazo doloroso que le puso caliente su mano derecha en forma inmediata y le causo un dolor indescriptible.
Cuando miró su mano, estaba hinchada y roja. Recuerda que sintió mucho miedo, debido a su condición alérgica a la picadura de insectos (abejas y hormigas). Sin saber qué la picó, simplemente empezó a llamar a todos en casa.
Eso sucedió en la comunidad de Alto Lino, Boquete, provincia de Chiriquí, durante una visita que hizo Gabriela a la casa de su tía. Era Viernes Santo (15 de abril del 2022). Recuerda que eran las 10:00 de la mañana. Todos empezaron preguntarle qué le pasaba, simplemente lloraba de dolor. Definitivamente, ella sabía que algo le había picado, pero desconocía “que, por ser una persona alérgica inmediatamente se apersonó al Centro de Salud de la comunidad, que está localizado a 10 minutos de la casa donde ella se quedaba.
Al llegar al centro, el doctor la revisó y le preguntó de qué comunidad provenía. En ese momento, su mano estaba muy hinchada. De inmediato, el doctor dijo: “ya sé qué pudo picarte. Debe ser un escorpión propio de esta zona”.
Inmediatamente, le suministró los medicamentos necesarios. Afortunadamente, hoy puede contar esa historia.
Luego de recibir el antiveneno
Tras revisar el cuarto donde se quedaba, su familia detectó un enorme escorpión, que luego fue identificado como un ejemplar de la especie Centruroides panamensis.
La respuesta de las autoridades de Salud, de manera oportuna y usando el antiveneno adecuado, hicieron la diferencia para que Gabriela sobreviviera.
Lo que vivió ella no es un evento aislado, ya que hay registros de casos de picaduras de escorpiones a nivel nacional. Algunos han terminado de forma fatal. El Centro de Investigación e Información de Medicamentos y Tóxicos (CIIMET), instalado en la Facultad de Medicina de la Universidad de Panamá, ha estudiado a esos animales (escorpiones y serpientes) durante años.
Gracias a esas investigaciones, se realizó un mapeo de zonas vulnerables. Se identificó a las especies más venenosas del país y esa data científica permitió a las autoridades de Salud distribuir el suero antiescorpiónico y antiofídico, según la necesidad de cada área, para bajar la tasa de muertes, que se da con frecuencia en menores de 15 años y tiene más incidencia en las áreas comarcales.
Creando un antiveneno contra Tityus cerroazul
Las investigaciones que lleva a cabo el CIIMET están enfocadas en crear un antiveneno que sea eficaz para las especies que habitan en Panamá. Estudios previos han demostrado, por ejemplo, que el escorpión Tityus cerroazul es el más tóxico que hay en este país. Esta especie sólo tiene presencia en Panamá.
Ese estudio de un antiveneno efectivo contra la picadura del Tityus cerroazul, lo está desarrollando el docente del Departamento de Bioquímica, de la Escuela de Química de la Facultad de Ciencias Naturales, Exactas y Tecnología de la Universidad de Panamá e Investigador del CIIMET, Marcos Hugo Salazar, conjuntamente con investigadores del Instituto de Biotecnología de la Universidad Nacional Autónoma de México (IBT-UNAM).
Salazar explicó que ha finalizado su estudio en el programa de Doctorado en Ciencias en la UNAM, donde el tema central de su investigación es sobre el estudio de veneno de escorpiones de diferentes especies que habitan en Panamá. En ese caso, concretamente, sobre dos tipos de Tityus (el Tityus cerroazul y el Tityus pachyurus), y otro del tipo Centruroides (Centruroides bicolor), a fin de estudiar sus componentes tóxicos.
Eso estudios sobre las toxinas de escorpiones se realizaron para obtener un antiveneno. En Panamá, se realizaron todas las etapas de obtención del veneno, primeras purificaciones y análisis de las tres especies arriba descritas y se obtuvo la data suficiente para crear un antiveneno específico para Panamá. Ya se ha logrado presentar la solicitud de patente en México (país que es parte de la investigación). Asimismo, fue iniciado el trámite de patente en Panamá, a través de la Vicerrectoría de Investigación y Postgrado.
En la actualidad, ha sido iniciada la etapa de desarrollo de nuevas líneas de investigación para lograr la capacidad laboratorial y realizar la producción en el laboratorio de toxinas de escorpión, utilizando técnicas moleculares. Con ello, se pretende obtener suero antiescorpiónico hecho en Panamá.
Las autoridades de la Universidad de Panamá están trabajando la parte de la patente, mientras sigue el estudio previsto. Cuando termine, se contará con un antiveneno eficaz. Actualmente, Panamá compra el antiveneno a otros países.
Las picaduras de escorpiones deben ser atendidas de forma inmediata, porque ponen en riesgo la vida y la salud de las personas. Luego de un accidente con escorpiones, la persona afectada dispone de dos horas para recibir el tratamiento con el antiveneno.
Este país cuenta con una Guía para Manejo Integral de Picaduras de Escorpiones, que ha servido para que las autoridades de Salud establezcan políticas para una atención integral de la situación por regiones.
La guía mencionada ha sido el resultado de investigaciones hechas por el CIIMET, en un trabajo de colaboración con instituciones como el MINSA, CSS, SENACYT, entre otras.
La mayoría de las veces, las picaduras de escorpión o alacrán, causan síntomas como hinchazón, fuerte dolor en la región del aguijonazo, calambres, edema, sensación de calor o enrojecimiento. Sin embargo, pueden ser más graves, causando síntomas generalizados, como mareos y vómitos. Los ganglios del área pueden estar inflamados. El paciente está propenso a sufrir dolor de cabeza, espasmos musculares y caída de la presión arterial, existiendo el riesgo de muerte.