Por Alberto Velásquez
Periodista y relacionista público
El gobierno de Laurentino Cortizo pasará a la historia como uno de los más corruptos, incapaces y decepcionantes. Tuvo la oportunidad de rescatar al país de la ineptitud del gobierno anterior y borrar la estela de corrupción comprobada de un presidente que es prófugo de la justicia. Por falta de voluntad transformadora, se prepara para salir por la puerta trasera del palacio presidencial.
No se trata de calificar caprichosamente su mandato. Por sus actos lo conoceréis. Es cuestionable que haya sido presentado en la Asamblea Nacional un proyecto de ley que, en forma desvergonzada extingue una deuda de más de mil millones de balboas, comprometida con el Fondo de Ahorro. Esa cantidad no es ajena al despilfarro.
Si a ese hecho le añade el padrinazgo de haber regalado más de 140 millones en auxilios económicos entre sus familiares y políticos de su entorno, la censura es aún más justificable.
El gobierno del señor Cortizo ha comprobado que tuvo falta de coraje en aquella ocasión en que renunció como ministerio de Desarrollo Agropecuario, dizque molesto por una disposición de un acuerdo con el gobierno estadounidense. Su renuncia fue por falta de valentía para enfrentar las responsabilidades que ha tenido como gobernante.
Desde el principio de su gobierno demostró un pensamiento ligero frente a las decisiones. Sin tocarle una letra, el documento con propuestas de reformas constitucionales, la traspasó al Órgano Legislativo, donde murió. Así ocurrió con otras propuestas oficiales tramitadas.
Quizás por esas razones y otras más, el Órgano Ejecutivo del presidente Cortizo se ha registrado en la Historia como el más opaco. De hecho, aprobó una disposición para que no se conozcan las deliberaciones del Ejecutivo, sino hasta dentro de diez años. Una decisión absurda y censurable.
Pero quizás el más grave de sus pecados es haber estimulado la candidatura de su “delfín”, que en campaña ha demostrado que no se sabe ni las tablas de multiplicar, a meno que se trate de multiplicar el valor de los ventiladores durante la época de la pandemia. Mientras el pueblo sufría ñ los estragos del virus contagioso, en el palacio se multiplicaban ganancias.
Lamentablemente, el Partido Revolucionario Democrático (PRD) se embarcó en un “Titánic” que será difícil de reflotar. Su capitán y la tripulación se parecen al prófugo de la justicia que disfruta un asilo diplomático. El taburete que llevaron al Palacio de las Garzas le quedó muy alto al presidente Cortizo. Se espera que el político no engrose la lista de ex presidentes colocados al frente del patíbulo.
