Por Elías Ríos
Sociólogo y analista político
Omar Torrijos Herrera nace un 13 de febrero de 1926 en la ciudad de Santiago, provincia de Veraguas, en la República de Panamá, donde imperaban los latifundios y la inequidad.
Inicia sus estudios en la Escuela anexo de la Escuela Dominio del Canadá y después ingresa a la Escuela Normal Juan Demóstenes Arosemena, donde se perfila como dirigente juvenil por sus notables características humanas, deportivas y la comprensión de los anhelos de los alumnos en el plantel. Esas cualidades le permiten ganar una beca para estudiar en la Academia Militar de El Salvador.
Luego de culminar sus estudios castrenses en el país centroamericano, el joven Torrijos reforma a su patria e ingresa a las filas de la Guardia Nacional de Panamá, donde da ejemplo de oficial íntegro y disciplinado. Por sus cualidades personales, don de mando y liderazgo frente a la tropa, sobresale entre sus compañeros de armas.
En1959, integra un contingente enviado a la comunidad de Nombre de Dios, en el Caribe panameño, tras el arribo a Panamá de un grupo armado proveniente de Cuba. Con una actitud convincente y sagaz, evita una salida sangrienta y logra que ninguno de los uniformados salga herido en un potencial choque armado en suelo panameño.
Ese mismo año, Torrijos recibe órdenes superiores para combatir a un movimiento guerrillero decidido a hacer la revolución en cerro Tute, en la provincia de Veraguas. El histórico combate deja un saldo de muertos y heridos. En el intercambio de disparos, el militar recibe un balazo en un muslo y posteriormente es trasladado a un hospital para obtener la asistencia médica necesaria.
Años después de aquel incidente, en los momentos en que encabezaba la lucha de liberación nacional, confesó con sentido autocrítico: ”cuando era capitán, sofoqué un levantamiento guerrillero dirigido por jóvenes estudiantes y orientado por una causa justa. Fui herido. El más herido de mi grupo y también el más convencido de que esos jóvenes guerrilleros caídos no representaban ni el cadáver ni el entierro de causas de descontento que los había llevado a protestar mediante una insurrección armada. Pensé también, al leer su proclama, que, de no haber tenido el uniforme, yo hubiera compartido sus trincheras. Aquí fue donde surgió mi determinación de que, si algún día podía orientar la suerte de nuestras fuerzas armadas, la matrimoniaría en segundas nupcias con los mejores intereses de la Patria”. (Carta al senador Kennedy, 970).
En la nota dirigida al senador Kennedy, es evocado un momento sublime: la necesidad de esforzarse para que no sean las cruentas avenidas y la falta de libertad la ”solución” a los graves problemas en cada país de América latina.
Omar Torrijos es y será el hombre, el patriota, el revolucionario, el insigne adalid de la justicia social, el gigante que pudo unir a los panameños para sacar a las bases extranjeras del territorio nacional y poner fin al colonialismo en el centro geográfico del continente americano. Ese es y será siempre su vran legado histórico.
En el momento actual, a los verdaderos torrijistas les asiste la convicción y la justeza de las acciones revolucionarias, con apego a los principios que promueven la unidad, la solidaridad y la dignidad de los panameños. Hay normas, declaraciones de principios y programas que es necesario cumplir para que resurja vigoroso el torrijismo.
Los patriotas, los nacionalistas, los verdaderos revolucionarios no olvidaremos jamás a ese insigne hombre sencillo, humilde, de convicciones justas y de profundas convicciones revolucionarias, dispuesto a dar lo mejor de su vida por la liberación de todos los pueblos del mundo.
Omar Torrijos Herrera: jamás te olvidaremos. Seremos fieles a tu ideario y a tu accionar político internacionalista a favor de la independencia de todos los pueblos del universo.
¡Hasta la Victoria Siempre!
¡Viva Omar Torrijos Herrera y su ejemplo imperecedero!