Omar Torrijos y el poder de las comunidades

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Omar Torrijos y el poder de las comunidades

Por Revista Lotería
Discurso en la Asamblea Nacional de Representantes de Corregimientos (11 de octubre de 1973).

Señores miembros del Cuerpo Diplomático, distinguidos compañeros del gobierno, señores miembros de la Corte Suprema, compañeros Representantes:

Cuando quien anunció dijo “discurso”, estaba retratando una personalidad que realmente no tengo. Hubiera sido mejor “diálogo”, o “conversación”, porque veo muchas caras familiares. Me complace verlos en este recinto, porque ustedes sí son la auténtica, la más genuina representación de la comunidad panameña que este pueblo haya escogido.

Con ustedes se cambió la filosofía de la representación, y se cambió porque teníamos que cambiarla. La filosofía vieja estaba llevando a nuestro pueblo a límites de paciencia; a límites de soporte; la filosofía vieja se basaba en la consulta o en tomar en cuenta sólo a las minorías selectas. La nuestra se basa en la permanente consulta de las mayorías activas, mayorías activas y electas por el voto popular. Mayorías activas que ustedes, ¿quién mejor?, podrían representarlas en esta magna Asamblea de Corregimientos. ¿Quién mejor podría representarlas ante el Consejo Provincial de Coordinación y quién mejor podría representarlas a nivel local, a nivel de distrito? Esas mismas mayorías que antes fueron irredentas, no selectas; esas mismas mayorías que por lo general sufrieron persecuciones, y les digo esto porque muchas de las caras que hoy veo aquí las conocí en las cárceles de la República y las conocí en las cárceles de la República como un testimonio de honor, porque defendían a su pueblo y se oponían a que siguiera siendo atropellado.

Eso, fundamentalmente, cambia la filosofía de este nuevo tipo de gobierno, que fue diseñado a la panameña, que sigue dándole respuesta a nuestros problemas y que no nos compromete absolutamente con ningún credo, solamente con el credo de la Patria.

Quiero, antes de seguir adelante, felicitarlos, precisamente, por el uso tan correcto y tan juicioso que han hecho de la inmunidad que ustedes ostentan. A través de este primer año en que la Asamblea estuvo instalada, no se presentó absolutamente ningún acto que determinara el uso incorrecto de la inmunidad de la cual ustedes están investidos.

Quiero, también, felicitar a los miembros de la mesa directiva saliente, al Representante Elías Castillo y a los otros vicepresidentes, por la gran labor por ellos realizada, labor que se vio muchas veces obstaculizada, precisamente porque era una filosofía nueva, era una figura diferente. Encontramos tropiezos al principio para poder caminar con la prontitud y con la velocidad que nosotros siempre queremos.

En este segundo año y a través de estos treinta días que estaremos reunidos, haremos las rectificaciones suficientes, a fin de que a esta magna Asamblea de Representantes se le faciliten todas las gestiones que por mandato de sus electores tienen que realizar en Panamá. Ustedes saben que a mí siempre me gusta inventariar lo que no hemos hecho; al Presidente le toca inventariar lo que hemos hecho. Vamos a inventariar lo que no hemos hecho, precisamente porque sabiendo, siendo conscientes de que no hemos realizado todo, de que a tan corto plazo todo no puede ser realizable, llegamos a la convicción de que hay que seguir trabajando.

Ustedes saben mejor que yo qué es lo que no se ha hecho. Ustedes son celosos guardianes de las cosas que no se hacen y ustedes son viva radiografía de los descuidos del gobierno; ustedes pueden señalar con nombre propio, con hora exacta, qué cosa anda mal, pudiendo andar mejor. Ustedes, como Representantes de esos corregimientos que se agitan en toda la geografía del corregimiento, del distrito y de la provincia, pueden señalarle al gobierno perfectamente bien dónde se está haciendo uso incorrecto de los fondos del Estado y dónde podrían aprovecharse mejor.

En mi diario recorrido por el país, recorrido que me pone en permanente comunicación con ustedes, recorrido que me llena de orgullo y patriotismo cada vez que lo hago, recorrido que me pone frente a los bolsones de miseria que aún perduran en este pueblo; en ese diario recorrido, me he podido dar cuenta de que nuestro pueblo sí tiene confianza en el sistema. En ese diario recorrido me he podido dar cuenta de que hay muchas cosas aún que realizar, pero en ese diario recorrido también me he dado cuenta de que ustedes, dentro de su comunidad, constituyen unos verdaderos leones, que constituyen verdaderas maquinarias de cambio y que ya todo nuestro pueblo, distribuido a través de 505 corregimientos con sus 505 líderes a la cabeza, está perfectamente incorporado al proceso de desarrollo y al proceso de cambio del país.

En ese diario recorrido y en las conversaciones permanentes que tengo con ustedes, me he dado cuenta de que todas estas organizaciones a nivel de provincia que hemos creado, son tan efectivas como se apoyen económicamente. Funcionan en la proporción en que sean apoyadas económicamente. Y el apoyo económico al Consejo Provincial de Coordinación y a los distritos que deben ser subvencionados, está totalmente de acuerdo y dentro de la frecuencia de nuestra filosofía, la cual debe ser, que mientras la inversión pública esté más cerca del hombre, mejores resultados produce y más impacta en la solución de los problemas. Las leyes, como la inversión, como las decisiones, mientras más cerca están del hombre panameño, mientras más cerca están del hombre que depende de ellas, impactan con mayor justicia y con mayor prontitud.

Estamos haciendo un pequeño experimento que lo vamos a generalizar después en el país. Eso lo discutiremos a través de este mes de sesiones, en el cual espero estar a las órdenes de ustedes para la consulta que quieran. O estaré permanentemente con ustedes, como ustedes lo decidan, porque este mes de octubre estoy completamente a órdenes de esta magna Asamblea de Representantes.

Espero, a través de estas discusiones, determinar en qué forma podemos flexibilizar el presupuesto, para que ustedes puedan darle respuesta a los problemas que sus comunidades presentan. Yo también entiendo la posición de ustedes. Aquí vemos un panorama nacional de nuestros problemas; aquí hacemos un enfoque nacional de los problemas que tiene el país; pero cuando ustedes llegan a sus corregimientos, los electores les van a preguntar: “¿Qué pasó con la calle? ¿Qué pasó con la escuela? El asunto de la soberanía, ¿es correcto? Estamos de acuerdo, estamos dispuestos a pelearla, pero el problema inmediato es la escuela, el riego, la semilla a tiempo, la carretera ésa, el puente que se cayó. Estos se caen en tiempo de cosecha, como si los puentes pertenecieran a la clase privilegiada; para hacernos más daño se caen en tiempo de cosecha.”

Ellos quieren respuesta a este tipo de problemas, porque esos problemas son su mundo y son las cosas que diariamente les están molestando. Y recuerdo yo que, una vez, en la parte alta de la frontera, en Cañas Gordas, inauguramos un puente y un sistema de carreteras y una señora estaba llorando y le dije: “Viejita, ¿por qué lloras?”, y dijo: “Porque ya mis hijos pueden ir a la escuela sin el peligro de ahogarse.” Ése es el problema fundamental de nuestro pueblo y ése es el problema que muchos panameños no quieren ver porque desconocen que ese pueblo existe.

En estos cinco años, le hemos dado bastante prioridad al interior, hemos construido carreteras, hemos creado escuelas, hemos adelantado en el país, en la medida en que ya no hay niños en el interior que tengan que caminar más de media hora para llegar a la escuela, y en los centros urbanos, que estén más lejos de los cinco centavos del pasaje en autobús.

Esas son las medidas que hay que usar para establecer las escuelas. Esas son las medidas importantes, fundamentales, porque en el pasado era común que un niño tuviese que caminar dos horas para ir y dos horas para venir de la escuela. Eso lo hemos resuelto hasta el extremo de que ya no hay campo donde yo no haya preguntado a qué distancia queda la escuela y el niño que me ha respondido ha dicho: “A media hora de camino.” Eso sí nos debe tener muy orgullosos, porque son conquistas reales que ya existen y que cada día hacen posible que nuestro pueblo se eduque, ya que la educación es el más grande instrumento del desarrollo y porque la educación es el único sistema que termina y acaba con las clases y castas sociales.

En estos cinco años, hemos dado prioridad al campo, y hemos dado prioridad al campo porque el campo tenía sesenta años de estar abandonado. Yo sé que no hemos conseguido toda la meta, yo sé que hay metas por realizar todavía, pero lo que más nos llena de orgullo, como gobernantes, es que el pueblo está incorporado a la solución y a las respuestas de sus propios problemas. Nuestro objetivo fundamental y que todavía no lo hemos podido conseguir, y soy honesto, es nivelar los perfiles de la distribución de la riqueza. Ése es el problema más grande que el país tiene, de que los perfiles de la distribución de la riqueza sean nivelados y que cada panameño reciba la retribución justa, como habitante de un país cuyo producto interno bruto dicen que genera B/.700.00 per capita. Si el producto interno bruto dicen que genera B/.700.00 per capita, me podrían ellos preguntar: “¿Dónde están los nuestros? No será que unos se están muriendo de opulencia mientras otros nos morimos de miseria?” Y ése es el problema más fundamental que el país tiene.

Lo vamos a atacar ahora. Porque admitimos que no hemos enfatizado lo suficiente en la solución de los problemas de las áreas urbanas. Cuando hablo de áreas urbanas, me refiero preferentemente al problema de Panamá y Colón. Nos debe dar vergüenza cómo panameños de esas barriadas improvisadas que se hicieron para la construcción del Canal en 1903 ó en 1904, sean depósitos de parias. Y por eso es que hemos diseñado un instrumento completo muy revolucionario, un instrumento que estuviese a la altura de la magnitud del problema. El problema no se puede resolver con paliativos; ese problema no lo puede resolver exclusivamente el Estado; ese problema no lo puede resolver exclusivamente el hombre; hemos elaborado el instrumento legal capaz de darle soluciones, soluciones masivas, al panameño para que pueda adquirir su techo y vivir con dignidad dentro de su casa.

La política que teníamos era una política que no conducía a ningún tipo de solución. Resolvíamos los problemas individualmente. Muchas personas, muchos padres de familia, no calificaban para poder adquirir una casa, ya sea hecha a través de los fondos estatales o ya sea hecha a través de los medios privados o con capital privado. La filosofía de la nueva Ley es que abarca al panameño, inclusive conlleva hasta la vivienda subvencionada, porque, si el Estado tiene que subvencionar por determinado tiempo la vivienda de un padre de familia, en el fondo, está consiguiendo una economía, una economía en los gastos estatales. Está consiguiendo una economía, porque lo que se gasta en salud es sumamente significativo y la salud tiene una íntima relación con el ambiente en que el hombre crece.

¿Qué pensará esa pobre madre de los barrios marginados de El Chorrillo, de El Marañón? Muchas veces, ni me bajo allí, porque me da vergüenza que, a cinco años de gobierno, nosotros no hubiésemos todavía ni siquiera empezado a diseñar la solución de sus problemas. Les puedo decir, con mucho orgullo, que la nueva Ley de Vivienda contempla todos esos problemas. Hace desaparecer el lanzamiento como norma de convivencia jurídica y como norma de convivencia social. Se crea un fondo habitacional para el padre que realmente no puede pagar, y se obliga, si así lo quiere el propietario de la casa, al descuento obligatorio de la renta de la casa, como renglón prioritario en la vida de la familia. Y les digo esto, precisamente, porque muchos de los que pagan alquileres están cargando el precio de los que no quieren pagar, y debemos legislar para responsabilizar a nuestro pueblo. Esa ley da incentivo suficiente, da perdones fiscales, exonera hasta por 25 años a aquél que dedica dinero a determinados tipos de viviendas que son la respuesta, las soluciones en nuestro país.

No es posible que todavía se estuviese exonerando por cinco años lo mismo a aquella vivienda que constituía el piso y el techo de esa familia pobre que malamente ganaba para poder comer diariamente, que al dueño de una casa de alquiler. Ésa era una ley injusta, ésa era una ley feudal y la [nueva] Ley [de Vivienda] fue publicada, fue anunciada el 10 de octubre, precisamente, porque ese día tiene una gran significación histórica. Ese día, pero en 1925, los mismos que hoy se oponen a que el pueblo tenga techo, los mismos que dicen que estamos contra la empresa, ese día, ellos desataron la represión cuando el pueblo se levantó a través de sus líderes y de su juventud más caracterizada. Ese es nuestro homenaje a aquellos que se anticiparon para decir al gobierno: “No podemos seguir viviendo en estas condiciones, el Estado no puede seguir siendo el padre de uno y el padrastro de otro.” Ante ellos nuestro profundo respeto.

Resulta que son estos mismos empresarios. Pero no son todos los empresarios, pues hay empresarios muy buenos. Yo he conversado con muchos muchachos que tienen una gran capacidad gerencial, hombres que explotan la empresa y no explotan al hombre, hombres cuya riqueza, cuya ganancia, constituye el esfuerzo de su imaginación, constituye el esfuerzo de su trabajo, que su riqueza no constituye la cuota del Seguro Social no pagada, que su riqueza no constituye el salario no pagado, las prestaciones no pagadas, las horas no pagadas. Esos mismos tipos que hoy se oponen en pequeño grupo, que no es lo suficientemente significativo, pero un poco notorio, eran los mimados del erario público. Todavía existen… ¿Qué vamos a hacer? Tenemos que convivir. Lo importante es que con ellos, con este grupo, vamos a adoptar el mismo sistema que acá, a nivel de asentamiento, a nivel de agricultura, que utilizamos nosotros.

El sistema consiste en arar y sembrar. Hemos arado y hemos sembrado 505 árboles de la dignidad y del patriotismo. Apenas llegue a salir una maleza, ustedes dirán cuándo es el momento de regar ese fungicida social que creo que ya lo está esperando el pueblo.

No somos enemigos de la empresa, somos enemigos de determinados grupos de empresarios. Y miren si estos tienen conciencia, que hasta con la huelga hacen negocio. Anuncian huelga y la reacción del ama de casa es que sus hijos no se queden sin lo que necesitan y entonces aumentan los precios. Así que ya la huelga les está produciendo dividendos. Aumentaron los precios desconsideradamente ayer porque cundió el pánico y hasta de la huelga lucraron.

Pero qué diferente situación la que se presenta ahora, de la que se presentó en 1925. En aquel entonces, las fuerzas armadas eran el brazo armado del statu quo. Era la gendarmería de los poderosos, era el hombre que estaba casado con los peores intereses de la Patria y no les bastaron las fuerzas armadas panameñas, sino que mandaron a buscar un refuercito y fueron capaces de apelar al ignominioso Tratado. Hay panameños malos que lo han citado también para lanzar la tropa norteamericana, que se estableció en tiendas de campaña en Santa Ana y ocupó el país, porque el pueblo estaba cometiendo una irreverencia, porque el pueblo se había salido de su cauce y estaba perturbando el orden al pedir una rebaja inquilinaria o al pedir mejores condiciones de vida. ¡Cómo han cambiado los tiempos, señores! Ahora, la Guardia Nacional, con esa alta moral demostrada esta mañana, con ese alto profesionalismo que tiene, se siente orgullosa de poder trabajar en provecho de quienes los liberan y no de quienes los explotan. Yo no sé a quiénes les van a ganar esta vez. Yo aún tengo que pedirles y recomendarles calma a los diferentes grupos obreros, porque posiblemente en esta intentona, con esta amenaza de subvertir el orden público, ellos lo que quieren es provocar determinadas excusas para luego llamar a los mismos que llamaron en 1925, sólo que ahora estos no van a ser recibidos lo mismo. Gracias a Dios que no son lo suficientemente numerosos ni significativos, para que puedan recalar en donde social y mentalmente están ellos ubicados: en un pueblo por allí que queda por la península de Florida. Ese es el valle de los caídos de todos los reaccionarios de Latinoamérica que no pueden trabajar con nuestros pueblos.

Tenemos un Código Laboral muy equilibrado, que no fue hecho por extremistas, fue hecho por panameños. Establece una relación justa y humaniza las relaciones de trabajo. ¡Ah! Pero como ellos no se pueden amoldar al Código, quieren que el Código tenga que amoldarse a ellos.

En la misma forma actúan si ellos no se pueden amoldar a la Ley [de Vivienda] que regula, que establece normas justas. Porque es la injusticia más grande que todavía a esta fecha, unilateralmente, un hombre, porque es dueño de una casa, aumente la renta desorbitadamente. Hemos retrotraído, hemos mirado hacia atrás, hemos contado en conteo regresivo con muy buenos resultados. En diciembre del año pasado, ellos comenzaron a aumentar los alquileres desconsideradamente y decían: “Vayan donde Torrijos a reclamarle el treceavo mes, los impuestos, estas cosas.” No piensan en los cosméticos que gastan, ni el lujo que se tiran. Y lo hemos retrotraído para que devuelvan lo que no fue honestamente adquirido. Ahora no se podrá aumentar unilateralmente. Habrá una comisión que determina, y en esa comisión, inclusive en todo este esquema, está el Representante, está la Junta Comunal, a través de uno de sus miembros, para que la Junta Comunal, que es la que conoce bien desmenuzadamente la situación de cada familia, pueda decir cuál es la solución de vivienda de esa familia. Si un Representante reúne un número grande de familias y les explica el contenido de la Ley, les explica los beneficios que la Ley conlleva y asiste al Ministerio de Vivienda, el Ministerio tiene respuesta para la solución de vivienda de esos hombres.

Si un hombre va a ser lanzado…, ya el lanzamiento se acabó, y se acabó porque ésa era una figura feudal, canalla, perversa. El hombre del interior [de la República] no conoce mucho, desconoce esa figura. Quien vive aquí en la capital lo está viendo todos los días. Dejar sin techo a una madre porque es delincuente, y es delincuente porque no puede pagar, y que la pongan en la calle muchas veces con hijos enfermos, vergüenza nos debe dar que hasta esta época subsistiera el lanzamiento como figura de convivencia social. Ahora reclaman… No nos estamos defendiendo, porque considero que nadie, nadie de significación nos esté atacando. Reclaman libertades que no dieron. ¿Cuándo las dieron, cuándo pensaron? Lo que sí estoy notando es que, de cierto tiempo para acá, están usando las libertades que hemos propiciado y a veces están abusando de ellas.

No me preocupa porque, lo vuelvo a repetir, los malos hijos de una sociedad se sacan del medio. Antes, el 20% de la población penal estaba constituido por muchos de ustedes. Por problemas de tierra, a muchos de los líderes que hoy están dirigiendo asentamientos, los vi detenidos, y de la población de cada cien detenidos, veinte eran líderes rebeldes, porque reclamaban un pedazo de tierra. Muchos tenían 40 años de vivir allí y todavía les seguían diciendo intrusos. Intruso era el título que reclamaban estos señores de las cabeceras de provincias, que habían comprado la cosecha a consignación y no la pagaban, y no los detenidos, por atreverse a alterar la tranquilidad de esos señores. Si el 20% de los presos en aquel entonces, cuando estos hijos nostálgicos del erario público mandaban, estaba detenido, eso justifica el deportarlos en un vuelo de la Fuerza Aérea, para que los costos de transporte salgan un poco más baratos.

Estuve oyendo transmisiones radiales antes y sí me manifiesto de acuerdo en que mañana es un día grande. Es el primer aniversario de una Constitución que se dio su propio pueblo y esto no sólo debemos celebrarlo a nivel de empleados públicos. Esa gran fuerza laboral que todos los días trabaja y que muchas veces está mal remunerada y mal tratada, también debe incorporarse a una celebración del primer cumpleaños de su Constitución. Una Constitución que propició un Código de Trabajo que, repito, no va a ser cambiado. Si cambiamos el Código porque ellos no se pueden amoldar, entonces tendremos que cambiarlo todo, porque nunca se van a amoldar. Muchos de los buenos empresarios están trabajando perfectamente bien con él y me dicen que el Código no conlleva absolutamente nada que no se justifique o que no establezca una justa relación entre obreros y patronos.

Quiero, señores, hacerles ciertas consultas y pedir su autorización. En los cinco años que tengo de estar viendo funcionar la maquinaria de gobierno, no he encontrado ninguna justificación para que el Ministerio de Obras Públicas y el Ministerio de Desarrollo Agropecuario estén en la ciudad capital. Hasta hoy, nadie me ha dado una razón de peso, que no sea otra que el interés propio que conlleva el trasladarse a la incomodidad propia de vivir en el interior. No me estoy refiriendo a los actuales Ministros, porque ellos están de acuerdo, sino a lo que he hablado con funcionarios subalternos. ¿Qué justifica que Obras Públicas esté en la ciudad capital, si ya la capital, en su gran mayoría, tiene sus casos resueltos? ¿Qué justifica que el MIDA esté en la ciudad capital, si precisamente el hombre urbano no tiene mucha devoción por la agricultura y prueba de que no tiene ninguna devoción por la agricultura es que desconoce los costos de producción de determinados artículos? Así que les pido autorización para que el Ministerio de Agricultura sea trasladado a Veraguas y el de Obras Públicas a Chiriquí. Y les digo Veraguas porque Veraguas es la región equidistante de todo el país. Veraguas tiene facilidades para que esa infraestructura humana que se desplace allá tenga hospitales, tenga escuelas para su familia. Veraguas tiene una Extensión Universitaria, tiene varios colegios secundarios, y van a necesitar de la presencia de estos hombres técnicos, especialistas, que se van a desplazar para allá y que pueden también incorporarse al sistema de educación de la provincia.

Y les digo [el traslado] de Obras Públicas a Chiriquí, porque ya en Chiriquí existen las instalaciones del ferrocarril, y así ese Ministerio tendría sus propias instalaciones y el ferrocarril, que por mucho que uno quiera inyectarle económicamente, tiende a desaparecer, porque las carreteras hacen desaparecer al ferrocarril por los altos costos. Y no podemos tampoco dejar a casi doscientas familias que tienen muchos años de trabajar en el ferrocarril, sin proporcionarles un trabajo o un medio de vida como el que están llevando. Ahora, entonces, la autorización. Tienen entonces hasta el próximo año, tienen doce meses. Vamos a darles un plazo de doce meses para que un Ministerio esté en Veraguas y el otro en Chiriquí.

También va a ser trasladada a Chiriquí la Facultad de Agronomía. En esto contamos con el respaldo de los estudiantes, no así de ciertos profesores. Pero como nuestra devoción o nuestro deber es consultar con la juventud, entonces esa Facultad va a ser trasladada a unas cinco mil hectáreas que están a la entrada de Chiriquí, muy fértiles, muy planas, muy inundadas, que pueden ser una gran fuente de producción, que pueden autofinanciar la Facultad y que ponen en condición a un campesino a caballo de poder consultarle a un doctor en genética, que ponen en condiciones al hombre del campo, del asentamiento, de ir a buscar en un momentito, cuando tiene un problema, al ingeniero tal o a tal profesor, para que venga a ver qué problemas tiene. No hay justificación para que esto esté en la capital, sólo por decir que estamos creando muchachos que tienen alta voluntad, alta conciencia cívica, alta conciencia de sacrificio, porque, señores, cuando hablemos de la juventud panameña, hablemos con respeto. Esta es la juventud con más devoción a la Patria que yo he visto en todos estos países, pero que el medio, precisamente, les va haciendo cambiar esa devoción y los verdaderos responsables somos quienes los educamos, no ellos, que reciben la educación.

Estamos dispuestos a conversar con los buenos empresarios. Con aquellos impermeables, nostálgicos de un erario que ya no es de ellos, con esos, ¿para qué hablar? Vamos a hablar con la generación de buenos empresarios, para ver en qué forma el país los puede ayudar y que se sumen a la velocidad de producción que hemos impreso y seguiremos imprimiendo al país. Si nos atacan los mismos que en 1925 propiciaron todas aquellas cosas, entonces es porque realmente hemos roto estructuras, hemos resuelto el problema y el día que ustedes vean esa ley muy bien consultada, muy bien elaborada que le da respuesta, que busca la solución del problema sin desalentar la inversión en este tipo de casas… Lo que sí desalienta es la inversión en esos grandes apartamentos que no son solución de vivienda, desalienta la inversión de las casas de playa. Pero sí alienta profundamente, con grandes perdones fiscales como jamás se han visto en el país, alienta la construcción de viviendas de tipo social. Quiero felicitar al Ministro de la Ossa aquí, ante esta magna Asamblea, por el gran trabajo que él ha hecho, y a sus colaboradores. Para él pido un aplauso.

Hay un problema fundamental que el pueblo no me va a permitir que no lo trate, que es el problema del alto costo de la vida. No podemos soslayarlo, está presente, existe y hemos logrado ponerle freno en cierta proporción nada más, no como hubiésemos querido frenarlo. El alto costo de la vida, como ya lo dije antes, es como un ferrocarril que arranca de las grandes capitales de producción y pasa por los países nuestros a una velocidad de marcha no consultada. El alto costo de la vida tiene, inclusive, hasta relación con lo que está pasando ahora en el Medio Oriente. Indudablemente que nuestro pueblo requiere respuestas prácticas. Porque el pueblo dice: “Ya eso lo hemos oído, Omar. ¿Cuántas veces lo has dicho? Sabemos que hay comerciantes inescrupulosos detenidos, sabemos que hay multa, esa es la parte policiva, y en la otra parte, ¿qué has hecho?”

Hemos alentado a la producción, como ustedes lo han podido ver, a fin de ser lo menos dependientes posible de las compras al exterior. En el pasado, como comprar en el exterior nos salía mucho más barato, con menos costo que comprar aquí, nos acostumbramos a lo más fácil. Pero con esto que está pasando, tuvimos que diseñar una política de producción nacional, a fin de poder producir las cosas básicas que nuestro país consume, a fin de poder regular lo que tenemos. Nadie puede regular lo que no existe.

Y, por otra parte, vamos a tomar algunas medidas de tipo económico. Para los empleados públicos que ganen hasta B/.400.00, se les va a dar el décimo tercer mes. Por otra parte, con esto salvamos a miles de niños, a miles de padres de familia, a miles de madres de familia, de mucha penuria. Sabemos que no es la respuesta completa, pero por lo menos estos cuantos millones que el erario público dedica a ella, indican que el gobierno jamás ha estado preocupado por un problema y que, si no ha podido controlarlo, es porque el costo de la vida, como ustedes saben, en una gran mayoría…, en gran porcentaje, depende de la cosas externas y no de las internas.

Quería notificarles también, ya como último anuncio, que, debido a que el mercado del azúcar tiene muy buenos precios, y que el país tiene vocación y conoce bastante de la siembra de caña, el Estado pronto comenzará a construir el Ingenio La Victoria II. Otro ingenio azucarero, a fin de producir riquezas, de vender al exterior y evitar que lleguemos un día al límite en que nos pongan que tampoco tenemos azúcar, como pasó en estos días, que no hubo azúcar por el problema del puente y otros problemitas que estuvieron fuera del control de los productores de azúcar.

Como otro de los anuncios, quiero decirles que también se construirá una fábrica de cemento estatal. En esta forma estamos atacando, estamos cayendo en la zona de impacto del problema del costo de la vida. Por un lado, generamos trabajo. Por otro lado, se aumenta el sueldo a los generadores de entradas y, por otro lado, los asentamientos, los agricultores, los ganaderos, están a toda máquina produciendo, levantando los volúmenes de producción, a fin de que este año no exista escasez. A los campesinos y a los asentamientos que se dedican al cultivo del arroz, los felicito, de la misma forma en que felicito a las empresas individuales y privadas que están dedicadas a esta actividad. Vamos a llegar este año a una cifra récord, que posiblemente nos ponga en condiciones de poder vender este grano al exterior.

Por último, quiero decirles que ahora, ante este conato de problema, se justifica mucho más la medida que vamos a tomar, y se justifica mucho porque determinados servicios no pueden estar en manos privadas. El agua no puede estar en manos privadas; la electricidad tiene que ser estatal. El transporte urbano en aquellas ciudades en que las cooperativas o la empresa privada consideran que es una inversión muy riesgosa, el Estado debe apoyar a la solución del transporte y a la CUTSA, que hasta hoy están dando muy buen resultado, empresas que están en manos de los obreros, bajo una fuerte gerencia estatal. En el transporte urbano de aquellos sitios en que no sea una operación rentable para nadie, el Estado apoyará o lo hará estatal, o apoyará a aquellos grupos que quieran dedicarse a esa actividad, con el fin de resolver uno de los problemas tan importantes que tiene el país.

Por último, quiero decirles que, dentro de poco, ya estaremos en condiciones de telefonizar todo el país. Muchas veces, ustedes me han dicho: “En tiempos de Porras ya existía un teléfono y ahora no existe.” Es verdad. En muchas cosas no hemos podido extender ni lo que Porras nos dejó. Pero también es cierto que en aquél entonces el teléfono y el telégrafo eran nacionales y siempre el teléfono de los centros urbanos subvenciona al del medio rural. Pero después se nos quitó los medios urbanos, se dieron a manos privadas, y el medio rural se le dejó al Estado. En esa forma, el servicio telefónico no era lo suficientemente rentable. Y es que, antes, no podíamos asociar que el medio urbano debe apoyar al medio rural en determinados servicios, en la misma forma en que el medio rural lo apoya con su trabajo, proporcionándole artículos alimenticios y granos, muchas veces más baratos de lo que realmente debieran costar.

Por lo pronto, veamos, pues, cuando ya tengamos la red de comunicaciones como tenemos ya lo que era antes la Fuerza y Luz, podemos hacer una sola red, y creo que antes de un año tendremos un servicio eficiente, continuo y constante y podremos darles teléfono a esos pueblecitos que sólo piden un teléfono y una pista de aviación, porque temen que una culebra mate a un ciudadano o temen que, ante un accidente, puedan quedar desamparados.

Compañeros Representantes: Nadie más orgulloso que yo, de verlos reunidos aquí, y nadie más orgulloso, porque yo siempre tuve fe en este nuevo diseño, y tuve fe, porque los conocía en el medio trabajando, y tengo más fe ahora, porque los he visto trabajando a través de un año, y tengo fe porque ustedes son los hombres que se proyectan a toda la comunidad, muchas veces en detrimento de su propia salud y en detrimento de sus propios intereses. Muchas gracias.

Revista Lotería, números 305-309 (agosto-diciembre de 1981), Vol. 1, páginas 397 a 408. Énfasis suplidos.

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