O el ser humano reacciona, o se acaba todo

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Degradación ambiental.

Por Franklin Ledezma Candanedo
Periodista, escritor y poeta

“La pandemia nos hace ver que perdimos nuestra capacidad de producir nuestros alimentos, que perdimos el respeto a la naturaleza, la agroindustria deshumaniza el campo y el capital deshumanizó nuestra relación con la tierra y el territorio” (México, Oaxaca: Milpa comunal en tiempos de pandemia – Red Latina Sin Fronteras).

Y todo lo reseñado en este documento fundamental, no sólo pasa en México, sino en toda la geografía de la Patria Grande y Universal, donde las criminales Monsanto, con el apoyo de la bestia (666) genocida imperialista, le siguen dando golpes mortales a la humanidad, a la casa común, al ambiente y a todas las especies. Por supuesto, el maltratado hábitat colectivo reacciona y golpea muy fuerte a todos (desastres naturales, inundaciones, tornados, huracanes y mucho más).

Los campesinos mexicanos, lo mismo que los hermanos originarios y afro descendientes hacen lo correcto, para salvarse en racimo y defender a la madre tierra, al ambiente, a la flora y fauna, de los transgénicos y agro tóxicos: “…salieron del encierro, salieron a sembrar su maíz, a sembrar sus tierras, como un primer acto de rebeldía y resistencia. Sembrar es resistir y rebelarse”.

El intelectual brasileño Leonardo Boff sentenció recientemente: “estamos en una profunda crisis de civilización, que amenaza con deslizarse hacia la barbarie pura. Esencialmente, esta crisis tiene que ver con nuestra relación con la Tierra – con un Groflbuchstaben, como subrayó– que estamos dañando de varias maneras. Sólo un tratamiento cuidadoso y amoroso de todos los seres vivos puede dar a la humanidad un nuevo futuro. Sólo así la vida puede derrotar a la muerte”. Y puntualizó: “Veo esta pandemia como una reacción de la Tierra que quiere defenderse de la especie más violenta de la naturaleza, el ser humano”.

Esperemos que este brutal ser humano reaccione antes de que sea demasiado tarde, ya que, conforme indica Boff: “…científicos y filósofos como James Lovelock, Brian Swimme, Zygmunt Bauman, Slavoj ‘ižek, Eric Hobsbawm y otros nos advirtieron hace mucho tiempo: o cambiamos nuestra relación con la tierra, que es pura explotación, o nos dirigimos directamente a la ruina y cavamos nuestra propia tumba”.

“Según ellos, debemos temer al próximo gran desastre: un virus, una bacteria o cualquier otro desastre natural que pueda destruirnos. Las armas de destrucción masiva de los países militaristas son ridículas y absolutamente inútiles”. Hay que enfrentar la cruda realidad, y seguir el ejemplo de los campesinos, hermanos originarios y afro descendientes mexicanos: “Desde los pueblos sembrando dignidad y cosechando libertad.

¡Fraternal saludo y adelante, siempre adelante!

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