Por Julio Bermúdez Valdés
Periodista
A las cinco de la tarde de este martes el gobierno debe anunciar el nombre del nuevo titular el Ministerio Público. Accidentado proceso que llega a su fin después de varios meses de debate, informaciones y contrainformaciones, pero que tuvo su punto más alto a principios de noviembre pasado tras los llamados Varelaleaks, que precipitaron la renuncia de Kenia Porcell.
Por ese mismo debate, por los mensajes filtrados y por la vieja demanda de adecentamiento de la administración de Justicia, la designación levanta expectativa, por el nombre, y por el mensaje que se puede desprender de él.
Ciertamente es que se trata de una designación administrativa, pero igualmente política, por lo que entraña su ejercicio, tal cual lo ha revelado el último quinquenio y los retos que hereda el nuevo titular: 78 casos de alto perfil, la estructuración de un aparato con nuevos fiscales, pero sobre todo la recuperación de la credibilidad para una institución que en este aspecto cayó en su nivel más bajo durante el pasado lustro.
Tanto las críticas de connotadas figuras como los llamados Varelaleaks sugieren que entre los retos del nuevo titular figura también la recuperación de una independencia, que en el quinquenio 2014-2019 ha quedado en entredicho.
No hay duda de que, por esas mismas razones, el nuevo gobierno ha apelado en su selección a una serie de consultas y metodologías que, aun cuando terminen siendo definidas por el presidente de la república, le sirvan a este para emitir el juicio más objetivo posible.
Ya probó, en el caso de los magistrados, que una selección basada en ese método no solo es posible, sino que brinda a la ciudadanía la confianza necesaria al menos en el proceso de selección. La otra, la de la actuación y comportamiento, dependerá del elegido.
Amén de todo lo señalado, el reto más grande con el que se encontrará el nuevo o la nueva Procuradora sería el dantesco cuadro de dinero desaparecido del erario, y que ante la opinión pública no encuentra explicación aún.
Aunque el ministerio de Economía y Finanzas ha ido revelando poco a poco un hoyo financiero de cinco mil millones de dólares, una duda enorme ronda el imaginario social por el contraste entre los ingresos gastados, los préstamos que triplicaron la deuda pública hasta llevarla a los 30 mil millones de dólares y las obras heredadas.
Devolverle la credibilidad al Ministerio Publico pasa por revisarlos métodos utilizados contra usuarios del sistema, muchos acusados injustamente y otros liberados en medios de serias sospechas.
Una jornada de grandes proporciones espera al nuevo titular, tan alta como puede ejercerla, y tan baja como la pueda ignorar. En cualquiera de los dos casos habrá un enorme ojo público auscultando lo que comienza como una promesa y debe concluir como un hecho de repercusiones positivas para la salud de la justicia panameña. (JBV).
Julio el problema no es de consultas y asesorías, el problema del nuevo Procurador es que sea incorruptible, que tengs huevos para enfrentar a los gamonales del poder y delinvuentes de cuellos blancos y haga la justicia igual para todo. En eso creo que Cortizo se ha equivocado, no son los títulos no los buenos deseos, lo que hacen al procurador, es su rectitud y su fuerza para enfrentsr grandes decisiones.