“El pueblo que no conoce su historia se ve condenado a repetirla“.
José María Arguedas
Por Sergio Sánchez Silvera
Periodista, sserfoto@gmail.com
Infructuosa búsqueda de información oficial
Recientemente, recibí una carta de Asesoría Legal de la Presidencia de la República. A través de esa nota, el grupo asesor respondió la solicitud que yo había presentado para tener acceso a los archivos presidenciales, referentes a los hechos que desencadenaron las gestas del 9 de enero de 1964 y enero de 1965.
En esa nota, contestaron lo siguiente: “Con respecto a lo solicitado, debo indicarle que, en nuestros archivos no reposa información relacionada con los datos requeridos por usted” y continúa en el siguiente párrafo “Así las cosas, me permito recomendarle dirigirse al Archivo Nacional o a la biblioteca Ernesto Castillero…”
Ya en el 2020, yo había acudido a los Archivos Nacionales en busca de esos documentos. Allí me indicaron que sólo tenían los archivos de la Presidencia hasta 1953. Volví a esa institución, con el objetivo de ver si algunos archivos que busco eran parte de los que allí custodian, pero los funcionarios afirmaron que seguían igual que hace tres años. En atención a su sugerencia, me dirigí a la Biblioteca Ernesto J. Castillero, donde supe que no disponían de esa clase de archivos.
La destrucción de la memoria
Tomo prestado el título de la columnista Aurora Intxausti, del diario El País, de España. En su columna del 15 de abril de 2003, denuncia el saqueo de los museos de Bagdad durante la invasión a Irak. Su escrito empieza así: “Irak, el país donde según la Biblia estaba el paraíso terrenal, es un infierno de saqueo y destrucción. Una de las mayores víctimas de la postguerra salvaje es la memoria”. Y continúa a lo largo del articulo explicándonos cómo, al destruir los museos de Irak, se acababa la memoria de las primeras civilizaciones de la humanidad.
Ramón Grosfogel y Boaventura de Sousa Santos, sociólogos de la teoría decolonial, nos indican claramente, cómo se cambió el rumbo civilizatorio mundial al reproducir la técnica del genocidio epistemicidio inaugurado en la conquista del Al Andaluz, donde lo relevante fue la negación del conocimiento y la sabiduría generada por este intento civilizatorio donde todo episteme (conjunto de conocimientos que condicionan las formas de entender e interpretar el mundo) fue arrasado y negado.
Luego, le siguió el genocidio epimesticidio del continente americano, donde millones de nativos del continente fueron asesinados. Sus culturas y conocimientos fueron negados y borrados, de igual manera e igual proporción y al mismo tiempo fue realizado el genocidio epimesticidio implantado en África, donde la caza de nativos y su traslado a América significó la muerte de millones de personas y la negación del episteme, producto de sus culturas. Simultáneamente, se dio el cuarto genocidio epimesticidio que acabó con la vida de millones de mujeres en el continente europeo. Ellas fueron acusadas de brujas, cuando en realidad se pretendía eliminar el conocimiento ancestral de culturas europeas en las que las mujeres eran depositarias del episteme de la sabiduría de siglos de evolución cultural.
Ahora, nos confirma Asesoría Legal de la Presidencia, que no hay archivos del período en estudio. Cabe entonces preguntarnos: ¿Qué se hicieron los archivos desde el año 1954 a esta fecha? ¿Acaso ocurrió lo mismo que con los libros de la Biblioteca del Instituto Nacional? ¿Debemos conformarnos con haberlos perdido? ¿Es, talvez, un hecho pérfidamente premeditado y ejecutado para privarnos de la memoria y borrar la identidad panameña? Es importante conocer esas respuestas.
El desgreño en los archivos de la Presidencia de la República es inexplicable e inadmisible. No hay forma de justificar lo que está pasando con archivos históricos que debieran estar disponibles para ser escudriñados por cualquier ciudadano de Panamá o del orbe que desee tener conocimiento de cómo los presidentes en este país en los últimos 68 años enfrentaron y abordaron los problemas para dirigir la nave del Estado. Sin duda alguna, las actas de los consejos de gabinete son fundamentales para entender la realidad histórica.
Nada justifica el contenido de la respuesta de Asesoría Legal de la Presidencia. Si bien se colige que nadie nunca necesitó ni preguntó por esos archivos, los mismos debieron estar siempre disponibles para quien los solicitase. Hasta la gran potencia imperial del Norte desclasifica sus archivos presidenciales y los pone al alcance de cualquier persona en el mundo, a través de consultas en línea en internet.
Respetuosamente, pido la intervención del ciudadano presidente, ya que el vicepresidente no ha podido resolver esta solicitud concreta. Me urge acceder a los archivos que necesito. Asimismo, recomiendo que se cambie de rumbo y los archivos, si es que existen, sean puestos al alcance del público, en un lugar debidamente adecuado, sin trabas ni protocolos.
LA MEMORIA PATRIA ES SAGRADA–ASI LO DISPUSO EL CREADOR DE TODAS LAS COSAS…..LOOR A LA BOMBA DE POTASIO-SODIO—MI PANAMA NUNCA TE OLVIDARE..ADONAI.