Negocio de medicamentos al desnudo. Editorial del 7 de abril

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La lucha contra la actual pandemia de Coronavirus (Covid-19) ha desnudado las diferencias que separan a la población para acceder a los medicamentos caros y el poder de las casas farmacéuticas multinacionales que manipulan los precios, imponen condiciones y obtienen el máximo beneficio económico por el suministro de las medicinas, insumos e instrumentos de uso médico y hospitalario.

En las últimas semanas, el Ministerio de Salud y la Caja de Seguro Social (CSS) se enfrentaron a una escasez de los recursos provistos por la industria biomédica y farmacéutica, incluida la protección básica (guantes, batas, lentes y mascarillas o barbijos), sustancias desinfectantes, sanitizadores y equipos como respiradores para la asistencia pulmonar a los enfermos encamados en los hospitales.

De esos mismos grupos manipuladores del negocio provino la oposición para que Panamá adquiriese el Interferón Alfa 2b Humano Recombinante y una veintena de medicamentos claves desarrollados en Cuba para el combate del Coronavirus y otras infecciones virales. No es casual que ello haya ocurrido en un mercado dominado por multinacionales con una agenda propia ajena al bienestar colectivo.

La muerte por enfermedad representa una desgracia, pero es, sobre todo, una oportunidad para los vendedores de medicinas. El mercado farmacéutico supera las ganancias por la venta de armas o las telecomunicaciones. Por cada dólar invertido en la fabricación de un medicamento, los agentes económicos ganan mil dólares, mientras que 2.000 millones de personas son privadas del derecho a la Salud.

Esa industria se ha concentrado en una carrera para el desarrollo de costosas vacunas de nueva generación, cuya venta redoblará las ganancias, sin que las mismas estén disponibles para inmunizar a las poblaciones pobres en los países del llamado tercer mundo, donde la gente muere a causa de la pobreza, la ausencia de los servicios integrados de Salud y la falta de planes de prevención.

Las grandes empresas farmacéuticas tienen sello internacional y operan a través de filiales corruptoras. La globalización les permite maximizar sus riquezas, ya que compran las materias primas donde son baratas (países en vías de desarrollo), instalan fábricas bajo condiciones laborales ventajosas y comercializan sus productos de marca en países que pagan en dólares o poseen alto poder adquisitivo.

La monopolización en la venta de medicinas en Panamá y otras zonas de la región es un modelo inaceptable que conspira contra el derecho a la Salud de los pueblos. Si algo valioso ha demostrado la pandemia de Covid-19, es que los servicios médicos privados no pueden sustituir a los sistemas integrados de Salud Pública y ello involucra al ámbito de los medicamentos de calidad al alcance de la gente.

Hoy, es necesario que Panamá retome su camino soberano, su identidad propia y utilice mecanismos idóneos que pongan fin al monopolio de la Salud. Este país necesita tomar su propia aspirina y encabezar una iniciativa regional para la fabricación de medicamentos de bajo costo, con la participación de Universidades y el apoyo de institutos de investigación científica ligados al desarrollo social y humano.

2 COMENTARIOS

  1. Sinceramente no entiendo, uds critican a las farmaceuticas pero aprueban el descarado negociado con los famosos robots.
    Si no hay medicamentos sera que los robots los fabricaran??????
    y en el interior será que los tele transportaran????????????????
    Comparar esto con el derrumbe de Reforma Educativa es de lo mas abrerrante. L reforma educativa la dejaron caer los dirigentes principales del gobierno del momento por miedo al cuco del comunismo, igual que lo hacen ahora con los medicamentos cubanos.

    • Estimado Juan

      Muchas gracias por tus atinados comentarios sobre el negociado de los «robots» para despachar los medicamentos.
      Con relación a la mención que haces del derrumbe de la reforma educativa compartimos la calle defendiéndola y tus acertados criterios, al igual que considero que el miedo al comunismo hace que nuestros dirigentes desaprovechen la oportunidad de los medicamentos cubano.

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