Por Irma Tuñón Berrocal Investigadora especialista en Género y Desarrollo
¿Quiénes son los Migrantes y cuál es la naturaleza de sus necesidades humanitarias?
Migración significa movimiento y es precisamente debido a los movimientos migratorios que el ser humano ha ido poblando al planeta. Según los expertos de Cruz Roja, Media Luna Roja, “hoy en estos días, los desplazamientos son masivos”.
La Organización Internacional de Migrantes (OIM), define a un migrante como cualquier persona que se desplaza, a través de una frontera internacional o dentro de un país, fuera de su lugar habitual de residencia.
¿Por qué migra la gente?
Los motivos son múltiples, pero es importante distinguir entre quienes se ven obligados a hacerlo. Por lo general, las principales causas son de índole económico, En este casos, hay que referirse a la “brecha” entre países industrializados y países en desarrollo.
Testimonio: “migrante somos quienes sin importar el motivo salimos, transitamos o llegamos a un país distinto al nuestro”. Las personas migrantes conservamos nuestros derechos humanos en cualquier lugar en el que estemos.
En este contexto la pregunta ¿Cuáles son los derechos humanos de los migrantes? Las personas migrantes tienen derechos a acceder a los servicios públicos, salud, educación justicia, trabajo, empleo y seguridad social en condiciones de igualdad y sin discriminación.
A menudo, son transmitidas con frialdad noticias de que las personas desembarcan en determinado país y que un número plural de centroamericanos murieron mientras trataban de cruzar la frontera con los Estados Unidos. El dato describe a esa gente como un mero problema socioeconómico o una cuestión de orden público. Sin embargo, detrás de cada cifra y de cada titular se esconden vivencias, el drama personal de quienes lo han arriesgado todo con la esperanza de encontrar una vida mejor.
Según las estimaciones oficiales más recientes, en 2020 había en el mundo 281 millones de migrantes internacionales, una cifra equivalente al 3.6% de la población mundial, 51 millones más que en el 2010. Casi dos tercios eran migrantes laborales (OIM).
Detrás de las estadísticas, hay un ser humano. La mayoría de los trabajadores migrantes son jóvenes varones, solteros y procedentes de zonas rurales. “A muchos no les queda más alternativa que aceptar los trabajos más ingratos y sucios de las fábricas”, dice Robert Bennoun, de UNICEF.
Un estudio de la Universidad de Maidol (Bang Kok) reveló que las mujeres atraídas por las nuevas oportunidades laborales que les ofrecen las economías industriales constituyen una creciente proporción de las corrientes migratorias.
Las migraciones tienen consecuencias significativas, por ejemplo: la pérdida de población puede mermar el potencial productivo de las comunidades de origen ya que su salida temporal o definitiva genera escasez de fuerza de trabajo.
Durante los años 1980 y a principios de 1990, las crecientes desigualdades económicas y la disminución de la fuerza de trabajo en el sector agrícola provocaron un incremento especial del éxodo rural. El programa de Naciones Unidas para el Desarrollo indica que millones de personas han dejado su país de origen, y por lo menos la mitad se encuentra en situación ilegal.
Mujer y Migración
Hoy, las mujeres son casi la mitad de la población migrante del mundo y su número va en aumento. La Organización Internacional para los Migrantes de la ONU afirma que dos grandes causas explican la migración femenina: económica y social.
A pesar de que las mujeres migrantes se enfrentan a riesgos como la explotación sexual, la trata de seres humanos y la violencia, las mujeres cada vez más migran por su cuenta o como cabeza de familia. Esa tendencia representa una oportunidad clave para su independencia económica y empoderamiento.
En América Latina,, la cifra de la migración de mujeres va en aumento alcanza hasta el 50.1%.
Género y migración
La especialista mexicana Esperanza Tuñón Pablo plantea en su estudio Género y Migración “que la incorporación de la perspectiva de género en los análisis de esta temática fue evidenciando y visibilizando la presencia de las mujeres en los procesos migratorios”, y como se fue pasando de enfoque económico o demográficos hacia un enfoque más integral relacionado con pertenencia e identidad de género. Este interés ha sido el resultado de un conjunto de principios teóricos metodológicos.
Desde el principio de la década de los ochenta, varios autores señalaban que en la década anterior las mujeres no eran consideradas en los estudios de migración, y en los casos en los que sí se aludían, se les consideraba como dependientes de los hombres, bien sea como mujeres jóvenes que eran enviadas por sus padres a trabajar en la ciudad como empleadas domésticas o como obreras en las fábricas.
Se asumió entonces, que eran los hombres quienes migraban por motivos laborales y no las mujeres de quienes se afirmaban que migraban en su carácter asociativo o dependiente y, por lo tanto, figuraban como acompañantes. (Ángeles y Rojas, 2000).
En 1990, se avanzó en el conocimiento de la participación de la mujer en la migración, revelando, por tanto, que el análisis tenía que ser abordado con los roles de género y en diferentes contextos económicos y culturales. Una categoría que se sugirió para visibilizar la situación de la mujer migrante. En ese proceso de estudios se sentaron las bases para comenzar a comprender las diferencias de las migraciones femeninas y las migraciones masculinas. (Piessar,1988).
Reflexión final
El resultado de visibilizar a las mujeres como migrantes ha sido de interés en las últimas décadas de las Ciencias Sociales de incorporar un conjunto de metodología cualitativa y la perspectiva de género. Asimismo, el enfoque de género ha resultado significativo para visibilizar a las mujeres migrantes.
La agenda 2030 de Desarrollo Sostenible reconoce la contribución de la migración al desarrollo sostenible. El principio básico de la Agenda “no dejar a nadie atrás” y ello incluye a los migrantes.
