Mentiras de la mina y los daños al ambiente

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Mujeres contra la minería en Panamá. (Foto: EFE/Bienvenido Velasco).

Por Alberto Velásquez
Periodista y relacionista público

La minería a cielo abierto ha sido rechazada por miles de ciudadanos opuestos a los acuerdos concedidos en Panamá, a través de un grupo de malos panameños. Cada vez que ese grupo lanza un comunicado para ”defenderse”, se escudan tras las cifras económicas maquilladas y venden la idea de que hacen grandes contribuciones económicas a este país, pero olvidan mencionar la ganancia extraordinaria que obtienen y los perjuicios que le están causando al medio ambiente.

Las cifras plasmadas en comunicados son totalmente engañosas. Los informes sobre la actividad minera en este país incluyen la mentira de que Minera Panamá, S.A. emplea a 7.000 personas. Esa versión es totalmente falsa. En la Caja de Seguro Social (CSS) sólo cotizan unos 5.000 empleados.

Voceros de la compañía minera pregonan que hay cientos de millones de dólares invertidos entre miles de proveedores, como si estuvieran instalados en el centro de una ciudad. Lo más ridículo, es el argumento de que están invirtiendo decenas de millones de dólares en el desarrollo de nuevas infraestructuras: Salud, Educación y otros rubros en comunidades aledañas. Esas mentiras ya fueron denunciadas frente a ministros y negociadores del contrato minero.

Las afectaciones al medio ambiente son una de las principales preocupaciones de los panameños en las calles y en los hogares. Sin embargo, ese tema no importa a quienes manejan la mina y menos a un Ministerio de Ambiente que permitió la aprobación, en sus propias narices, de un contrato apoyado en un vetusto estudio de impacto ambiental y en una ley minera obsoleta. Este fue su pecado mortal.

Desde el punto de vista de la contaminación ambiental, las denuncias de los pobladores aledaños a la mina y gremios ambientalistas, hacen recordar los graves daños que las multinacionales causan en varias partes del mundo, envenenando el aire y los suelos con toxinas que han provocado la muerte de humanos y animales de la fauna silvestre.

El ñ 2 de diciembre se cumplen 39 años de la enorme tragedia ocurrida en Bhopal, India, cuando a medianoche la planta de plaguicidas, subsidiaria de la norteamericana Unión Carbide, a base de cianuro, isocianato de metilo y otros químicos, explotó y envenenó de muerte a mas de 4.000 personas en sólo una noche. Hoy, se calcula que es el lugar con el mayor porcentaje de cáncer en su población.

Hace pocos años, se descubrió en el rio La Villa, en Azuero, la presencia de atrazina, tóxico producido por la aplicación de grandes cantidades de herbicidas. No se conocen los culpables de esa severa contaminación. Asimismo yace en Cañazas, en Veraguas, el vestigio de una mina a cielo abierto, con un enorme cráter con un lago verdoso y nauseabundo en su centro, que ha contaminado las aguas subterráneas.

La minera subsidiaria de la multinacional First Quantum Minerals interrumpe el Corredor Biológico Mesoamericano en el centro de Panamá. Por ello, tendrá que abandonar este país en algún momento y asumir las consecuencias legales del grave daño ambiental provocado.

Hay que pedir al Papa Francisco que el 2 de diciembre, en la Conferencia de Cambio Climático, en Dubái, abogue a favor de un Panamá libre de enclaves extractivista y de contaminación minera.

1 COMENTARIO

  1. Comentar que el grado de responsabilidad de cada cual es diferente, desgraciadamente, en razón del poder que cada cual ostente. No se puede afirmar que todos tenemos la misma culpa de estar matando al planeta, especialmente en occidente donde ya sabemos quienes son los que han detentado el poder los últimos dos siglos. El Capital en su desmedida codicia es sin duda el principal asesino de la tierra, no se han conformado sólo con esclavizar a sus congéneres sino que además, en su infinita ceguera han acabado con el hogar de todos.

    Cómo piensa un capitalista al enfrentarse a esta realidad; piensa que el se conservará en criogénia, o se reimplantará órganos y podrá viajar a colonias en Marte, y allí podrá seguir . . . «haciendo negocio», eternamente.

    Saludos

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