Megaminería y el soborno a la conciencia humanista

“[...] no se les ocurre pensar que existen otras alternativas, soslayadas a propósito, de verdadero desarrollo sostenibles y con equidad”

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Trabajadores en el complejo minero en Panamá.

Por Roberto Antonio Pinnock Rodríguez
Sociólogo y catedrático universitario

El cinco de septiembre, la Facultad de Humanidades de nuestra Primera Casa de Estudios, realizó una asamblea (Junta de Facultad), con la participación de sus tres estamentos (administrativos, estudiantes y docentes), en la cual se expusieron diversos criterios respecto del contrato minero y sobre la actividad extractivista minera de cielo abierto que practican las mineras que extraen metales en el mundo de hoy.

De esta Junta, salieron posiciones adversas hacia la actividad minera metálica de cielo abierto, que va más allá de la aprobación o no de este contrato. En su comunicado oficial, la autoridad máxima de esta unidad académica hizo señalamientos tales como: “le corresponde a la Universidad dar el ejemplo al país y declarar inaceptable cualquiera forma de soborno a nuestra conciencia disfrazado de apoyo económico por parte de Minera Panamá…” (Humanidades, Facultad de, 5/09/2023). Además, instó a la movilización social: “invitamos a que se efectúen Juntas de Facultad y de Centros Regionales ampliadas en las que se exprese el sentir de la Casa de Méndez Pereira”, pero además, sus estamentos participaron en alguna medida, de la movilización masiva que se verificó ese mismo día junto a otras organizaciones populares y profesionales del país.

Ya antes, la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas había realizado un foro donde sus especialistas desnudaron el carácter inconstitucional de los contratos y sus autoridades emitieron un pronunciamiento rechazando dicho adefesio jurídico. Su contenido fue igualmente mordaz como el de su homóloga de Humanidades, por ejemplo, al manifestar su “renitencia a la celebración y perfeccionamiento de un contrato minero que tienen la sustancia de generar un enclave colonial en nuestro país” (Facultad de Derecho, 4/09/2023, Comunicado).

Las Iglesias católica y pentecostal (Hosanna) han hecho públicos sus criterios adversos a la aprobación del contrato, esta última, y a la misma actividad extractivista a cargo de entidades que no respetan “la casa común”, la primera.

En una de las reuniones de la Comisión de diputados realizada en el distrito implicado en la zona de influencia de la minera de marras, se argumentaban criterios a favor y en contra del proyecto mismo o del contrato. Uno de estos, a favor de la actividad, fue la de un señor psicólogo de Cospae (ONG de las empresas privadas, según dicen, para favorecer la educación panameña), quien indicó que esta fundación ha asumido el programa “COBRE PANAMÁ CRECE CONTIGO”.

Afirmó, que sólo este año habrá 275 egresados de la Universidad (mencionó algunas privadas). Para este organismo (Cospae) “Esto es tocar el desarrollo del país” (¿?¡!). “el objetivo es tener un empleo digno” (…), por lo tanto solicitan: “Que no se cierre este contrato, porque muchos jóvenes esperan alcanzar a tener un empleo digno” (La Estrella de Panamá, Youtube, 8/09/2023). Abundó, en este mismo sentido, una de las “beneficiarias”, destacando que no solo reciben becas, sino que hay un programa de charlas de Psicología, Historia… (¿cuál Historia?, ¿la contada por los colonizadores o la sufrida por los colonizados?).

Lo que decía el comunicado de la Facultad de Humanidades respecto a no dejar sobornar “nuestras conciencias disfrazado de apoyo económico”, es precisamente lo que dibuja claramente este programa de Cospae, que, como dicen algunos aludiendo a las transacciones coloniales, es el cambio de oro por espejitos.

Pero es notable que quienes en la Universidad de Panamá (hecho que se repitió en las regiones del interior del país) han sido los grupos vinculados a las Humanidades y al Derecho y Ciencias Políticas. Los primeros más radicales que los segundos, pero ambos, sobresaliendo en las coyunturas de defensa de principios en favor de los derechos humanos y de la justicia social.

He aquí pues, la razón del porqué los sectores conservadores y neoliberales odian universidades con enseñanzas y carreras vinculadas a la moral, a la ética del bien común, como solo ocurre en este tipo de carreras y facultades. He aquí, por qué ellos aspiran a que asignaturas humanísticas, o no se deben impartir o la deben impartir ellos para manipular conciencias; sin sentido crítico alguno, que como lo demostraron las figuras representativas de Cospae, sólo piensan en el “yo” y no en el “nosotros”… Solo piensan y actúan en favor de la dinámica del gran capital expoliador de nuestras riquezas y no se les ocurre pensar que existen otras alternativas, soslayadas a propósito, de verdadero desarrollo sostenibles y con equidad.

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