Periódico La Jornada (México)
- París. – Los indicadores claves del cambio climático son más alarmantes que nunca, desde el incremento de la temperatura y la concentración de dióxido de carbono (CO2) hasta el aumento del nivel de las aguas o el deshielo. París acoge una reunión a partir del lunes para poner en marcha el acuerdo sobre el clima firmado en esa ciudad por 195 países en diciembre de 2015.
El planeta batió en 2016 su tercer récord anual consecutivo de calor, con una temperatura superior de alrededor de 1.1 grados Celsius, respecto de la media de la era preindustrial, según la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
El siglo XXI cuenta ya con 16 de los 17 años más calurosos desde que empezó el registro de temperaturas, en 1880.
En el Ártico, la extensión del hielo estival de 2016 fue la segunda más reducida jamás registrada (4.14 millones de kilómetros cuadrados, por detrás de la de 2012). En algunas regiones de Rusia, la temperatura fue 6 o 7 grados Celsius mayor que la normal. En el otro extremo de la Tierra, en la Antártida, el hielo perdió en la primavera austral (noviembre) casi 2 millones de kilómetros cuadrados respecto de la media de los 30 años anteriores: era de 14.5 millones de kilómetros cuadrados en 2016, y de 16.35 millones entre 1981 y 2010.
El deshielo de los glaciares en los macizos alpinos continuó por trigésimo sexto año consecutivo.
La concentración de los tres principales gases con efecto invernadero –CO2, metano y protóxido de nitrógeno– alcanzó nuevos máximos en 2016.
Por primera vez, en 2015 la concentración de CO2, el principal gas con efecto invernadero, superó las 400 partes por millón (ppm) a escala global, y la tendencia continúa. Para tratar de limitar el alza de las temperaturas a 2 grados Celsius y así contener las graves consecuencias del calentamiento global, la concentración media de gases con efecto invernadero no debe superar en 2100 las 450 ppm de CO2eq (equivalente de CO2 en partes por millón). Las emisiones de gases con efecto invernadero fruto de la energía fósil debieron estabilizarse en 2016 por tercer año consecutivo, un avance inédito ligado a los esfuerzos de China, pero, aún así. insuficiente, según el balance de los científicos del Proyecto de Carbono Global. Los investigadores han alertado además sobre un auge repentino e inexplicable del metano, que tiene efecto invernadero mayor que el del CO2, menos/más 3.3 milímetros al año.
Según un estudio reciente, el fenómeno, que se pensaba que era gradual hasta la fecha, parece acelerarse: el nivel de los mares ha crecido entre 25 y 30 por ciento más rápido de 2004 a 2015, que durante el periodo 1993-2004.
Esta alza podría intensificarse a medida que los glaciares y casquetes glaciares de Antártida y Groenlandia se deshielan. El alza es más rápida en algunos puntos, como los océanos Pacífico e Índico.
El calentamiento favorece los episodios meteorológicos extremos, en particular las sequías y las olas de calor, señala un estudio de la OMM. Según algunos climatólogos, el volumen de sequías, incendios forestales, inundaciones y huracanes debidos a las alteraciones del clima se ha doblado desde 1990.
La violencia de los tifones en China, Taiwán, Japón y las dos Coreas debería aumentar, según un estudio que indica que “en los 37 años recientes, los tifones que han golpeado el este y el sureste asiático han ganado entre 12 y 15 por ciento de intensidad”. Según el Banco Mundial, las pérdidas vinculadas con los desastres naturales ascenderán a 520 mil millones de dólares al año y arrastrarán a 26 millones de personas a la pobreza en ese mismo periodo.
De las 8 mil 688 especies amenazadas o casi amenazadas, 19 por ciento (mil 688) se ven afectadas por el cambio climático, tanto por las temperaturas como por los fenómenos extremos que éste entraña.
La Gran Barrera de Coral ha sufrido su peor episodio de blanqueo por segundo año consecutivo. Además, los ejemplares de esta especie que se hayan visto afectados dos años seguidos no podrán recuperarse, según científicos australianos. Un aumento de la temperatura superior a 1.5 grados Celsius, un ambicioso límite incluido en el acuerdo de París junto con el de 2 grados, comportaría además una alteración de los ecosistemas de la cuenca mediterránea, inédita en 10 mil años.