Mártir Estudiantil Panameño José M. Araúz, en la gesta de mayo de 1958.

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José Manuel Araúz, primer martir de la gesta de 1958
Toracio Pelayo Iturralde

Mártir Estudiantil Panameño José M. Araúz, en la gesta de mayo de 1958.

Por Toracio Pelayo Iturralde
Redacción de Bayano digital

José Manuel Araúz. (Estudiante). Joven de 16 años, cursaba estudios en el Colegio Artes y Oficios. Falleció el 19 de mayo de 1958 al recibir el impacto de una bomba lacrimógena en su pecho. Este hecho ocurrió en medio de la Marcha Estudiantil convocada por la Federación de Estudiantes de Panamá (FEP) para exigir al gobierno mejoras en la educación y fue reprimida por la Guardia Nacional. El 19 de mayo se realizó una marcha silenciosa de estudiantes y se le exigió al Presidente la renuncia del Ministro de Educación Víctor M. Juliao, así como de los Comandantes de la Guardia Nacional y el castigo para los culpables de la muerte del compañero. Entretanto, la prensa no cesaba de denunciar la actitud del gobierno. Aunque el Presidente rechazó las demandas del estudiantado, sí prometió que pondría en libertad a los compañeros detenidos. Insatisfechos con esta respuesta , la Unión de Estudiantes Universitarios y la Federación de Estudiantes de Panamá convocaron una huelga indefinida con el respaldo de algunos sindicatos obreros.

El 22, los estudiantes se desplazaron a distintos puntos de la capital y nuevamente se produjeron choques violentos con la Guardia Nacional, con el trágico saldo de decenas de heridos y ocho muertos. En respuesta, el gobierno suspendió las garantías constitucionales. Por mediación del Rector Jaime de la Guardia, los estudiantes refugiados en el Instituto Nacional fueron trasladados a la Universidad de Panamá. Ello permitió que en los días subsiguientes el movimiento perdiera fuerza y se diluyera.

Dentro de este contexto se llegó a la firma del llamado Pacto de la Colina suscrito entre el gobierno y los representantes estudiantiles. Este documento planteaba el compromiso del gobierno para resolver la crisis de la educación y dar cumplimiento a las aspiraciones de los estudiantes. Para cumplir lo acordado se crearían nuevos impuestos que permitirían disponer del dinero necesario. Se acordó también el pago de indemnizaciones o compensaciones a las familias de los fallecidos y lesionados. Se estableció que los Comandantes de la Guardia Nacional serían nombrados y removidos por el Presidente de la República, de acuerdo con la Constitución Nacional, al tiempo que se establecían otras medidas para minimizar el poder del cuerpo armado.

El Pacto de la Colina puso fin a la violencia desplegada las semanas anteriores, pero de ninguna manera solucionó la crisis de la Educación Nacional. Además, el Pacto no fue cumplido a cabalidad y la insatisfacción estudiantil siguió latente. En octubre, recrudecieron las protestas cuando el gobierno presentó reformas a la Ley Orgánica de Educación de 1946. La propuesta eliminaba la Comisión de Escalafón. Las protestas provocaron que el Ministerio de Educación ordenara el cierre temporal de todos los colegios secundarios. Ante la sospecha de que se guardaban armas en el Instituto Nacional, efectivos de la Guardia rodearon el edificio para allanarlo, pese a que en el interior se encontraban reunidos padres de familia, profesores y estudiantes. Fue gracias a la mediación de Carlos Iván Zúñiga, Ernesto Castillero Pimentel y Manuel Solís Palma que el Instituto logró ser abandonado en forma pacífica. El estado de insatisfacción y enfrentamiento persisitió y ello explica otros movimientos que se suscitaron en el país y en el que participaron activamente grupos estudiantiles.

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