Manifiesto del Partido del Pueblo
Con motivo del 57 Aniversario de la Gesta del 9 de enero de 1964
Este año se cumplen 57 años de la insurrección popular contra la presencia colonial y denigrante que el imperialismo norteamericano impuso sobre nuestro territorio, desde el inicio de la fundación de la república. El recorrido de este tramo histórico nos permite evaluar con mayor claridad la trascendencia histórica de este acontecimiento y valorar en su justa medida, el mandato, escrito con la sangre, de esta generación heroica de patriotas que todavía hoy impacta la conciencia de las actuales generaciones de panameños y panameñas.
Esta gesta heroica fue el producto de una acumulación en la formación de la conciencia anti -imperialista, que se forjó al calor de las batallas patrióticas contra el opresor y sus aliados internos además de las oportunas reflexiones y orientaciones que las organizaciones revolucionarias, entre ellas nuestro Partido, el Partido de los comunistas panameños, desarrollamos, precisando la necesidad de superar esta contradicción histórica con el imperialismo norteamericano, mediante la lucha de liberación nacional, anti- colonial. Esta orientación se sintetizó en un objetivo y una consigna: «Abrogación del Tratado Hay-Bunau Varilla» y «Un Solo Territorio, Una Sola Bandera».
Era obvio que esta misión histórica no podría cumplirse en medio de un Estado mediatizado, forjado desde su nacimiento en 1903 con el cogobierno de la oligarquía panameña y el imperialismo norteamericano, en el cual la voz del Gobernador en la Zona del Canal era Vox Dei. En consecuencia, el mandato de los mártires del 9 de enero cayó pronto en el pantano del entreguismo vergonzoso de la oligarquía panameña, que terminó acordando los proyectos de los Tratados Jhonson-Robles conocidos como los «tres en uno».
Uno de estos tratados reemplazaría a la Convención del Canal Ístmico de 1903 y sus posteriores revisiones neocoloniales, otro, acordaba el estatus de las bases militares y de las fuerzas armadas norteamericanas en el país y un tercero, permitía la construcción de un canal a nivel del mar por Panamá, estableciendo otra Zona del Canal.
Frente a esta conducta traidora de la oligarquía panameña, las fuerzas patrióticas y democráticas junto a la juventud panameña conducida por la gloriosa Federación de Estudiantes de Panamá, heredera de los mandatos de los mártires del 9 de enero, se convirtieron en la columna vertebral de un movimiento nacional contra los tres proyectos.
La campaña contra los «tres en uno» le propinó una histórica derrota política a la oligarquía panameña conduciéndola a una de sus mayores crisis de la historia republicana, la cual desembocó en el golpe de Estado de 1968, quedando en suspenso los mandatos históricos de la insurrección popular del 9 de enero de 1964.
No es sino hasta principios del año 1970 cuando el gobierno militar encabezado por el Gral. Omar Torrijos H., después de importantes depuraciones de sus filas, decide convertir en Política de Estado los mandatos de la insurrección popular del 9 de enero de 1964, retomando de esta manera el proceso de liberación anticolonial, que culminó con las firmas de los Tratados Torrijos-Carter. Estos tratados permitieron eliminar la presencia colonial e integrar todo el territorio nacional a la jurisdicción del Estado panameño, nacionalizar el complejo del Canal de Panamá y expulsar las 14 bases militares del Comando Sur de nuestro país.
Las conquistas logradas con la firma de los tratados Torrijos-Carter, más la dinámica social progresista en marcha que había servido de soporte político al proceso liberador, creaba las condiciones para la profundización de la lucha de liberación nacional, poniendo en peligro los intereses estratégicos imperialistas en Panamá y en el resto de la región latinoamericana. Tomando en cuenta estos factores políticos regionales y la correlación de fuerzas a nivel global de finales del siglo pasado, dominada por el unipolarismo, el imperialismo tomó la decisión de revertir estas conquistas, mediante un cronograma de Guerra de Baja Intensidad. Como no le fue posible lograr sus objetivos por la vía política, decidió resolverlo por la vía militar invadiendo y masacrando a nuestra población el 20 de diciembre de 1989.
La consecuencia inmediata de esta invasión imperialista fue la restauración del poder oligárquico en Panamá para cumplir con el objetivo estratégico de revertir el camino recorrido en el cumplimiento del mandato de la gesta patriótica y popular del 9 de enero, de tener una patria libre y soberana, donde todos los(las) panameños(as) podamos vivir con dignidad, autodeterminación y justicia social.
Todos los gobiernos post-invasión han cumplido fielmente con el compromiso de contribuir a la liquidación de las conquistas de autodeterminación y de soberanía nacional logradas por la lucha anticolonial y de liberación nacional. Como parte de la entrega al amo yanqui, se sumaron al llamado Consenso de Washington, fortaleciendo el neoliberalismo como política económica del Estado, que ha traído como consecuencia la situación de inequidad, pobreza, corrupción y degradación ambiental que sufrimos hoy.
La síntesis que podemos concluir, de la evaluación del tramo histórico recorrido, es que los tratados Torrijos-Carter, permitieron establecer la soberanía en todo el territorio nacional, liquidando el colonialismo, no obstante, el imperialismo nos dejó sujetos al Tratado de Neutralidad y a su injerencia supranacional que le permite mantener su presencia militar y dominio neocolonial sobre todo nuestro territorio, impidiendo en la práctica el ejercicio pleno de nuestra autodeterminación como país.
Para superar este nuevo desafío, el Estado panameño debe garantizar su autodeterminación para poder ejercer a plenitud su soberanía nacional, lo cual exige fortalecer las bases de participación popular y democrática del Estado nacional, y contar con la fuerza de la soberanía popular. Solamente un Estado que pueda descansar en la fuerza unificada y protagónica del pueblo podrá ejercer su autodeterminación, lo cual será posible mediante la apertura de un proceso constituyente que conduzca a la construcción de un Estado realmente democrático pluralista y participativo que cumpla el mandato de los mártires del 9 de enero de 1964.
La principal lección que podemos derivar de la gesta heroica del 9 de enero y del posterior logro de la descolonización del país, es que solamente la unidad de acción de las fuerzas democráticas, populares y patrióticas frente a un propósito común puede garantizar la derrota del imperialismo norteamericano y de la oligarquía corrupta y culminar así nuestra liberación nacional.
- Viva el legado de la gesta heroica del 9 de enero de 1964.
- Por la autodeterminación y el ejercicio pleno de nuestra soberanía nacional.
- Por un Frente de Acción Común para refundar el Estado Nacional
- Hemos avanzado, la lucha continúa
Por el Presídium de la Coordinadora General
Moisés Carrasquilla V.
Coordinador General
Rolando Carrasquilla V.
Secretario
Panamá, 8 de enero de 2021