Los poderes del engaño

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Por Jairo Pertuz / Periodista

Los deseos de poder y de su ostentación y prácticas, tienen vigencia desde hace siglos. Cualquier pretexto es bueno para sustentar y hacer valer privilegios de personas y pequeños grupos que alrededor del mundo y con soberana perversidad, se las ingenian para blindarse y oprimir, haciendo víctimas de sus maquinaciones interna e internacionalmente a millones de seres humanos.

Sus víctimas son siempre los pobres y los países empobrecidos que son la esencia del enriquecimiento y que pagan hasta con sus vidas estos abusos. Los poderosos en el mundo han sido, y son, verdaderos tiranos. Así viene pasando de corona en corona y de imperio en imperio y hoy, de gobierno en gobierno, a traves de todo su engranaje que viven la vida al revés, traicionando a sus pueblos.

Cada uno de los miembros de sus cúpulas de partidos políticos engaña cínicamente a quienes los eligen y les pagan. Igual, la mayoría de los pocos grandes empresarios, financistas y prestamistas, que también, de diferentes formas, engañan a quienes los enriquecen.

Así vemos como la usura en el crédito ha ido empobreciendo mas a los pobres y frenando el crecimiento de pequeñas y medianas empresas, sin que el Estado cumpla con su deber de protegerlas.Así, quienes buscan su beneficio personal y de grupo de élite, rebuscan recursos “legales” para blindarse y oprimir, siendo muy pocos los que no lo hacen.

Las organizaciones de la sociedad civil, también están sometidas a un elitismo frustrante que frena el desarrollo humano a beneficio de un crecimiento economico selectivo, egoísta y excluyente.

La maraña entretejida para el dominio por el engaño y la fuerza, no para en sus afanes y está presente en las bases del desarrollo social, desgastandolo a través del sistema educativo, de salud y oportunidades.

Asi se enquistan en el poder político y económico mundial, sometiendo por todos los medios a las grandes mayorías cada vez más limitadas, empobrecidas y clientilizadas. Aún así, cuentan con supuestos especialistas bien pagados, para presentarse a través de los medios de comunicación a vender su farsa. ¡Dios se apiade de ellos!

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