Los murales perdidos del movimiento obrero
Por David Carrasco
Enviado especial a la OMC
El Centro William Rappard, que en la actualidad es la sede de la Organización Mundial de Comercio (OMC), en la ciudad neutral de Ginebra, contiene en sus paredes pinturas inspiradoras y poco conocidas del movimiento obrero. Las obras de arte datan del período posterior a la Primera Guerra Mundial y reflejan el vigor y fuerza de los trabajadores organizados en búsqueda de la justicia social y los ideales de unidad sindical ante la explotación.

Rodeada de jardines bien cuidados con vista al Lago Lemán, la sólida y emblemática edificación empezó a ser construida en 1923. Primero, fue la sede de la Oficina Internacional del Trabajo (OIT). Luego, en 1995, el uso de la imponente estructura fue transferida a la OMC, en cuyos salones de realizan a diario sesiones de consulta y debates sobre los litigios y acuerdos en materia económica.
Asimismo, el edificio albergó a la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), la Biblioteca del Instituto Universitario de Altos Estudios Internacionales, y la Secretaría del Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT), antecesor de la OMC. Las instalaciones internas están adaptadas para el desarrollo de foros y diálogos.

En los pasillos y salones decorados han sido descubiertas pinturas con colores vivos y alegorías, en las que los personajes transmiten a los espectadores el amor por el trabajo y las aspiraciones de la clase trabajadoras a favor de una vida digna. De hecho, el 31 de marzo de 2007, funcionarios de la OMC y expertos en arte quitaron con cuidado los paneles de lino que cubrían las paredes de la Salle des Pas-Perdus, en la planta baja del Centro William Rappard e hicieron un descubrimiento asombroso de gran valor humano.

En esa operación, fueron recuperadas tres pinturas del artista suizo-francés Gustave Louis Jaulmes (1873-1959), que habían sido tapadas en forma deliberada en tiempos de dificultad internacional e intolerancia. Esas pinturas murales, ocultas durante más de 30 años, han sido restauradas y permanecen a la vista de los visitantes. La búsqueda de obras de arte ha continuado porque siempre es posible hallar una pieza muralística oculta en esa edificación desde la cual se divisa la silueta de la cadena montañosa de Los Alpes.
Bayano digital invita a sus lectores a observar algunos de los imponentes murales

conservados en el Centro William Rappard, en Ginebra, Suiza, realizados con gran maestría por artistas plásticos europeos estimulados por las movilizaciones internacionales de los pobres del mundo para exigir los derechos económicos y sociales, y la construcción del camino hacia la paz. Esas pinturas confirman, además, que trabajo y arte son conceptos conciliables en un mundo ávido de justicia laboral y equidad.