Las guerras sin fin de EEUU, Trump y Soleimani

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Pacifistas protestan en Washington contra el ataque de EEUU a fuerzas iraníes. (Foto: AFP).

Por Marco A. Gandásegui, hijo
Profesor de Sociología de la Universidad de Panamá e investigador asociado del CELA.

Con relación al atentado norteamericano contra la vida del general iraní Qasem Soleimani, Atilio Borón publicó un breve artículo. Sugiere que el asesinato fue concebido como consecuencia de la baja en las encuestas de popularidad del presidente Trump. No cabe duda de que en la historia de EEUU los atentados son utilizados por los mandatarios de ese país para incrementar sus posibilidades en una reelección o para atacar un tercer país (el Maine en La Habana, Pearl Harbor en Hawaii, las Torres Gemelas en Nueva York).

Trump tiene dos retos políticos inmediatos que debe enfrentar en 2020. Por un lado, el enjuiciamiento (impeachment) en el Congreso de su país y, por el otro, las elecciones en noviembre. La provocación contra Irán puede servirle como táctica en su campaña política si logra maniobrar sobre aguas muy turbulentas.

En el pasado, Reagan asesino, en 1983, al primer ministro de Granada e invadió la isla caribeña. En 1989, Bush padre invadió Panamá y secuestro al jefe militar Noriega. Posteriormente, Bush hijo invadió Afganistán e Irak, asesinando a Hussein. Obama atacó a Libia y asesinó a Gadafi. Los ejemplos son algo distintos a la operación que presidió Trump. Irán tiene un ejército que puede responder.

Además, EEUU se lanzó al ataque sin consultar con sus aliados europeos. Mucho menos se puso en contacto con sus adversarios (China y Rusia). ¿Se reducirá la “estrategia” de los operativos de la Casa Blanca a un esquema electoral, o existirán otros motivos? Más temprano que tarde se sabrá.

Los medios norteamericanos tienen dificultades para informar de manera coherente sobre el atentado contra Soleimani. Trump asegura que un ataque iraní contra EEUU era “inminente”. No logra justificar la eliminación de un militar iraní y se contradice a diario. Los altos mandos militares, a su vez, sienten que han sido utilizados con fines políticos. Quienes defienden el atentado, lo justifican diciendo que era un “hombre malo”, “terrorista”, y que tiene “sangre de norteamericanos” manchando sus manos.

La Central de Inteligencia de EEUU (CIA) involucra a los “socios” de Irán en América Latina como una fuente de preocupación. Los medios norteamericanos no aclaran qué quiere insinuar la CIA. Todos los presidentes y líderes latinoamericanos tendrán que ponerse en guardia. Lo que todos los líderes mundiales ‒aliados o no de EEUU‒ tienen que entender, es que son blancos de una guerra que puede ser simplemente una táctica electoral de Trump para obtener más votos o puede responder a otras razones que aún se desconocen.

Otro aspecto que debe ser analizado, es la falta de seguridad que caracterizó el entorno de Soleimani. Un dron lanzado por EEUU lo mató en el aeropuerto de Bagdad. Irak sigue siendo un país ocupado militarmente por EEUU. A pesar de ello, Soleimani se movilizaba en ese país árabe aparentemente sintiéndose seguro.

Soleimani era el comandante del Quds, las fuerzas especiales de Irán que lucharon contra el Estado Islámico desde que este apareció en Irak. El Quds se sumó al ejército iraquí y a las milicias shia de Irak, junto con EEUU, en su lucha contra las fuerzas del Estado islámico. La alianza entre EEUU e Irán creaba una situación difícil de manejar. Cuando EEUU separó a Hussein del poder en Irak, el entonces presidente Bush hijo recurrió a los shia para formar un gobierno títere. Los sunitas iraquíes formaron el Estado islámico para responder a los shia. Los shia recibieron el apoyo de Irán, a pesar de ser aliados de EEUU. Mientras tanto, Arabia Saudí y los Emiratos apoyaron a los sunitas, a pesar de ser enemigos de EEUU.

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