La Universidad de Panamá y los problemas nacionales
Por el Dr. Eduardo Flores Castro
Catedrático de la Universidad de Panamá
El proyecto de renovación de la Universidad de Panamá implica darle a su autonomía otra dimensión, de manera que además de ser centro de pensamiento crítico, se convierta en espacio de estudio de los problemas nacionales. Esto conlleva a una institución participativa y propositiva, capaz de establecer nuevas relaciones con la comunidad, organizaciones sociales e instituciones públicas y particulares. Este modelo universitario debe reemplazar el aislamiento que actualmente la envuelve.
La universidad por ser centro donde se produce y transfiere conocimientos, y dada su gran capacidad de investigación y extensión, es la fuerza motora de cambios sociales. La Universidad de Panamá posee un cuerpo docente de más de 4.000 especialistas en diversas disciplinas, por lo que es la institución nacional que concentra la mayor capacidad de inteligencias. Esta potencialidad, dándoles el apoyo adecuado, puede ponerse al servicio de los estudios de temas cotidianos, coyunturales y estructurales de la agenda nacional.
Para que la función de extensión universitaria deje de ser aislada, ocasional y extracurricular se requiere integrarla a la docencia y a la investigación. La relación extensión-docencia propicia foros permanentes desde el aula de clases, dándose una formación integral por medio de la vinculación del proceso educativo con la realidad nacional. Mientras que la extensión-investigación nos lleva a transformar el claustro universitario en laboratorio de análisis y foros institucionales sobre aspectos nacionales e internacionales.
El paradigma de la educación continua con pertinencia social implica que sus programas deben responder a las necesidades de los diversos estratos sociales, del sector privado y de la administración estatal. La educación continua con pertinencia académica ha de responder a los reales requerimientos de los docentes universitarios, al igual que de los estudiantes y administrativos. Esto es posible si establecemos mecanismos para identificar las necesidades internas y externas de la educación continua.
Nuestra universidad tiene las condiciones apropiadas para convertirse en centro de recepción, desarrollo y difusión de las manifestaciones literarias, artísticas y culturales en general. Más allá de una oficina o de actividades formales ocurrentes, se requiere que la universidad sea aposento de las expresiones culturales de la comunidad.
Hay que propiciar una plena participación de los estamentos universitarios en los proyectos de extensión, para lo cual es imprescindible más diálogo y comunicación interna. Los servicios universitarios deben orientarse hacia la formación integral del estudiante y el desarrollo de las especialidades. La responsabilidad social hay que cimentarla mediante una vinculación entre nuestra fortaleza académica y la comunidad, de manera que ella sea parte de la nueva cultura universitaria.
La Universidad de Panamá, con sus 80 años de aporte a la nación, es la entidad de educación superior más importante del país. Sin embargo, la contribución de los más de 220.000 profesionales que de su seno han salido, no ha sido objeto de estudio por la propia universidad. Se necesita establecer un nexo permanente con los egresados, con la finalidad no sólo de obtener una base de datos, sino para crear una identidad con su alma mater, a través de la participación en programas de educación continua, investigaciones, proyectos artísticos y literarios.
La institución está en capacidad de desarrollar un real observatorio sobre la educación nacional, orientada a examinar y monitorear sus componentes, a fin de diseñar posibles propuestas de transformación. La Universidad de Panamá debe ocupar el vacío de liderazgo en el sistema educativo nacional, por medio de la amplia capacidad de investigación y de convocatoria a diálogos entre todos los actores del entorno educativo.
La Universidad de Panamá y los problemas nacionales