Por Katy Romy
Swissinfo.ch
La tensión entre Suiza y la Unión Europea se recrudece luego de un breve período de distensión. La limitación a un año del certificado de equivalencia bursátil irrita al Gobierno helvético. En cuanto a la prensa, estima que para el Consejo Federal es más pertinente mantener un bajo perfil.
La Unión Europea (UE) limita a un año el derecho de la bolsa suiza de comprar y vender acciones europeas. Los 27 Estados miembros respaldaron el reconocimiento de la equivalencia, que permitirá a la Bolsa de Valores de Suiza mantener su acceso a los mercados financieros europeos a partir del 3 de enero de 2018. Sin embargo, esa medida solamente está garantizada por un año. La información en ese sentido, divulgada el martes por la radio suiza de habla alemana SRF, con base en un documento interno de la Comisión Europea, quedó confirmada.
“De hecho, proponemos una equivalencia limitada hasta finales de 2018 (…), que es el resultado de una falta de avances sustanciales en el acuerdo marco institucional”, dijo el miércoles el vicepresidente de la Comisión Europea responsable del euro, Valdis Dombrovskis. Hizo hincapié en que la equivalencia está vinculada a tal acuerdo entre Suiza y la UE, pero agregó que podría extenderse “en caso de producirse avances suficientes”.
Este intento de presionar a Suiza complica nuevamente las relaciones entre Berna y Bruselas. Una relación que, sin embargo, parecía mejorar después de la visita más bien cálida a Berna del presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker. Suiza confirmó entonces el desembolso de 1.300 millones de francos como contribución al Fondo Europeo de Cohesión. Un anuncio percibido como un gesto de buena voluntad hacia Bruselas.
Desilusión en Berna
La limitación de la equivalencia bursátil provoca la irritación del Consejo Federal (Gobierno) para el cual se trata de un problema técnico, según lo expresó su portavoz, André Simonazzi. Berna no entiende que se haga de ello un tema político. Un no reconocimiento o un reconocimiento limitado a un año, es discriminatorio. El Gobierno estudiará las medidas de respuesta, agregó André Simonazzi, sin proporcionar más detalles.
De visita a París el martes (19.12), el ministro suizo de Exteriores, Ignazio Cassis, evocó la posibilidad de revisar el compromiso de Suiza por 1.300 millones de francos para el Fondo de Cohesión. Algunos políticos suizos reaccionaron también cuestionando la contribución helvética al desarrollo de los nuevos países miembros de la Unión Europea. La presidenta del Partido Liberal Radical (PLR, derecha), Petra Gössi, comentó: “A la UE le será difícil conseguir mil millones de cohesión discriminando a Suiza”.
“La Unión Europea lleva las riendas”
Por su parte, los editorialistas de diversos medios helvéticos piden calma. “En Suiza hay un gran revuelo, los ánimos se caldean. En tales casos, siempre hay un buen consejo: reducir la tensión, evaluar la situación y hablar juntos. Por el momento está sucediendo lo contrario”, anota el “Neue Zürcher Zeitung”. El diario editado en Zúrich estima que el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, “cometió un error cuando vino a Berna distribuyendo besos y fingiendo un trato amistoso, para inmediatamente después pasar de una política amigable, aparentemente avanzada, a una política de poder desagradable. En Suiza, no es así como hacemos amigos, y un acuerdo marco no se gana de esta manera”.
El “Tages-Anzeiger” critica también la reacción de los miembros del Gobierno suizo que considera “inquietante”: “Se anuncian eventuales medidas de represalia, se insinúa que podría bloquearse el pago de los 1 300 millones al Fondo de Cohesión. ¿Realmente el Gobierno ejecutaría sus amenazas, a riesgo de provocar una escalada?”
El semanario económico “Handelszeitung” la toma contra la presidenta Doris Leuthard arguyendo que no debió prometer los 1 300 millones en Bruselas sin antes exigir garantías. “El Consejo Federal se encuentra en una posición incómoda: si retira su contribución al Fondo de Cohesión, pone en peligro el futuro de la bolsa. Si desbloquea los 1.300 millones, se torna vulnerable dentro del país”.
Para el periódico de habla alemana, a pesar de la tentación, no debe caerse en una retórica anti UE. El editorialista advierte: “No se gana nada satanizando a la UE. Al final de cuentas, la brusquedad de Juncker solamente muestra quién lleva las riendas y esa es la UE”.