La teoría conspirativa del presidente: la Revolución Molecular Disipada

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El legado de los nazis aún persiste en América Latina.
Primero, vinieron por los judios, y yo no dije nada, porque yo no era judío. Luego, vinieron por los comunistas, y yo no dije nada, porque yo no era comunista. Después, vinieron por los sindicalistas y los pueblos originarios, y yo no dije nada, porque yo no era sindicalista ni de los pueblos originarios. Entonces, vinieron por los científicos, los académicos, los intelectuales y los estudiantes, pero yo no dije nada, porque yo no era científico, ni intelectual, ni académico, ni estudiante. Finalmente, vinieron por mi, pero ya no quedaba nadie que hablara por mi.
(Adaptación libre por C. L.)

Por Ing. PhD. Carlos Lorenzo

1. En Panamá, está en ejecución una nueva fase de una «Cruzada anticomunista», al mejor estilo de la que en las décadas del 40 y del 50 del pasado siglo XX, desataron J. Edgar Hoover, director del FBI, y el senador Joseph Mc Carthy, en Estados Unidos, que llevaron al patíbulo, a la cárcel, al exilio y al ostracismo dentro del propio país a decenas de miles de dirigentes sociales, sindicales y activistas políticos, junto a intelectuales, artistas, escritores, periodistas, académicos, estudiantes universitarios, es decir, lo más avanzado e ilustrado de la sociedad norteamericana. La paranoia anticomunista condujo en 1953 a la silla eléctrica a los científicos Julius y Ethel Rosenberg, del Proyecto Manhattan, acusados de entregar información sobre la bomba atómica a la Unión Soviética. Aún en Hollywood, miles de directores, productores y artistas de reconocimiento mundial fueron acusados y condenados con apoyo del tristemente célebre Walt Disney. Como ha dicho Iván Escobar, de la Universidad…:». La historia nos demuestra que solo es necesario un enemigo incierto, una especie de fantasma merodeador e impreciso, para que se vuelva a desatar la histeria colectiva (…)».

2. En realidad de verdad, en Panamá en versión criolla, bananera, las «Cruzadas Mcartistas» han sido una constante a todo lo largo del siglo XX, hasta hoy; y a ellas ha recurrido la burgoligarquía dominante desde entonces, contra los movimientos sociales, organizaciones populares y sus dirigentes en la lucha por las reivindicaciones sociales y patrióticas. En 1925, contra el Movimiento Inquilinario y el Sindicato General de Trabajadores, el presidente Rodolfo Chiari, junto a Horacio Alfaro, ministro de Relaciones Exteriores, y el alcalde municipal, Mario Galindo, solicitaron la intervención militar norteamericana contra los «agitadores comunistas» que fraguaban un «golpe revolucionario de tendencia comunista». Horacio Alfaro, también fundador de la Cámara de Comercio, agradecía la «cooperación eficaz» de los militares norteamericanos, quienes junto a ellos dirigieron la sangrienta represión, el encarcelamiento de decenas de dirigentes sociales populares y la deportación de muchos otros, nacionales y extranjeros. Ya desde mediados de los años 40 se instaló en panamá una política de represión y deslegitimación de los sectores populares y patrióticos, que se acentuó en los marcos de la guerra fría; a partir de aquellos años los Estados Unidos reconfiguraron a la policía nacional con el coronel José A. Remón Cantera en la comandancia, quien pasó a gobernar el país tras bastidores y que en 1952 asumió formalmente la presidencia de la República. La «cacería de brujas» asumió carácter de política de Estado. En mayo de 1951, al declarar sin efecto la Constitución liberal democrática de 1946 y restablecer la Constitución antidemocrática y racista de 1941, El presidente Arnulfo Arias Madrid argüía que la de 1946 «(…) impide tomar medidas contra las actividades disolventes que amenazan la seguridad del Estado por conocidos elementos de filiación comunista y sus grupos afines (…)». En ese contexto fueron víctimas de represión y encarcelamiento los más esclarecidos y avanzados dirigentes populares y políticos tales como los líderes del Frente Patriótico y del Partido comunista, y lo más representativo del mundo profesional, académico y de la cultura, como César Quintero, Rogelio Sinán, Manuel Solís Palma, Carlos Iván Zúñiga, Rafael González, Cristóbal Segundo, Hugo Víctor, Napoleón Neftalí, Adolfo Benedetti, David Samudio, Norberto Navarro y Jorge Illueca (cfr. Arauz y Pizurno). Al coronel Remón, a Ricardo Arias Espinosa, Ernesto de la Guardia y Roberto F. Chiari, sucedió Marco A. Robles Méndez, el de los tratados «Tres en uno», que, en el marco de una sangrienta represión, fue responsable del asesinato, el 6 de junio de 1966, del líder estudiantil Juan Antonio Navas Pájaro, de Carlos Eduardo Matheus y de Elvira Miranda. Robles acusa a los comunistas, que son víctimas de severa represión.

2. En la coyuntura nacional presente, la «cruzada» contra el pueblo patriota, sus organizaciones y sus dirigentes da una peligrosa vuelta de tuerca. Es la primera vez después del Golpe de Estado de 1989, que al más alto nivel del gobierno, en la voz del propio Presidente de la República, Laurentino Cortizo Cohen, se enuncia una teoría conspirativa que reduce las más grandes y diversas protestas populares post-invasión a un fantasmagórico plan para desmantelar el sistema democrático liberal e instaurar un régimen comunista. En efecto, según reza el «RESUMEN» del presidente de la APEDE, Lic. T. Díaz en torno a la reunión sostenida por ese gremio, además del CONEP, con el presidente Cortizo, éste les expresó que «Existe en el país la denominada REVOLUCIÓN MOLECULAR DISIPADA, que no es más que el movimiento socialista para la toma del poder político». Añade el presidente que él directamente supervisa los equipos de seguridad e inteligencia, «que tienen identificados todos los elementos que gorman parte de las protestas y las medidas de acción que se deben tomar», y agrega que se tienen identificados 35 bastiones de lucha, y en especial el de la Universidad de Panamá, agregando que el Ministerio Público judicializa los expedientes de las personas que han violado la Ley; finalmente añade que «para el Gobierno Nacional la prioridad es la apertura de calles y la seguridad».

Sorprende, en realidad, las expresiones del presidente Cortizo. En primer lugar, la diligente acuciosidad que revela al atribuirse la supervisión directa de los equipos de seguridad e inteligencia, resabio, seguramente de su inicial formación militar en Estados Unidos. Aún más, sorprendente es su manejo de las categorías teóricas sociales y políticas como las de REVOLUCIÓN MOLECULAR construidas por el filósofo, psicoanalítico y semiólogo francés, Félix Guattari, junto a Gilles Deleuze y otros científicos, quienes sometieron a profundas reflexiones y debates las nuevas manifestaciones de las luchas y protestas sociales en todo el mundo. Empero, los escarceos de Cortizo nos resultan más prosaicos y pedestres pues él se refiere al concepto de REVOLUCIÓN MOLECULAR DISIPADA, concepto acuñado por el señalado NEONAZI chileno Alexis López Tapia, que la define como un plan de la izquierda a nivel internacional para destruir el régimen democrático liberal e instaurar el sistema comunista. »Se trata de un uso neonazi y fascista», afirma el dr. Jorge Bejarano, de la Universidad del Valle, de Colombia. La propuesta de López Tapia rápidamente fue asumida por los sectores económicos y políticos ultraconservadores y se difundió en círculos militares y de inteligencia de América Latina. Frente a la movilización social, se inventa un «enemigo interno» al que se trata como terroristas y vándalos con apoyo de la inteligencia cubana y venezolana; a Colombia llegó de la mano del tristemente célebre Alvaro Uribe para deslegitimar y criminalizar la protesta social contra el gobierno de Iván Duque. No es complicado inferir cuales son las fuentes que orientan las concepciones y derivaciones prácticas prioritarias de la Revolución Molecular Disipada del presidente Cortizo y quiénes son en última instancia sus asesores en este campo.

Esto ayuda a explicar porqué y cómo, de manera más o menos subrepticia, se ha venido deslizando una sostenida campaña de persecución y estigmatización de dirigentes y organizaciones populares. Algunos medios revelan sus más bajos instintos, pretendiendo instalar el racismo y el supremacismo como factor de división de la protesta, al tanto que a otros los subestiman y califican de «Tontos útiles»

El Sr. presidente y la fracción de la burgoligarquía que representa están asustados y, como sentenciara el intelectual alemán Bertolt Brecht: «No hay nada más parecido a un fascista que un burgués asustado».

”La pelea es peleando”, sentenció mi antepasado.

¡Qué Dios nos agarre confesados y bendiga a nuestro pueblo!

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