La pandemia y los poderes mundiales

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MITCHEL DOENS

Por Mitchell Doens
Economista
Ex Secretario General del PRD

Mientras el Secretario General de la ONU Antonio Guterres llamaba un cese al fuego a todas las fuerzas militares enfrentadas en el planeta, para tratar con efectividad la pandemia, Donald Trump ordenaba a su Armada iniciar ejercicios navales en el Caribe, para detener el flujo de drogas, al mismo tiempo que la Pandemia hacía estragos en todos los países.

Extrañamente días antes un general venezolano exiliado, acusado por la DEA por narcotráfico, se entregó a fiscales de Estados Unidos, después de acusar a Nicolás Maduro de narcotraficante. A los pocos días, extrañamente también, se ofrecía recompensa por 15 millones de dólares por la captura del presidente venezolano y, posteriormente, se realizaba la comparencia -ya no extraña- del presidente Trump y su jefe de Estado Mayor anunciando los ejercicios.

Para los entendedores de estos manidos guiones, la movilización intempestiva del Comando Sur, fuera de contexto de amenaza a la seguridad de los Estados Unidos, y en medio de la pandemia que nos tiene en vilo, se trata de una movida en el ajedrez internacional con alcances que van más allá de la lucha contra las drogas. Algo similar vivimos en Panamá con la intervención de 1989, que volvió a reeditarse cuando acabaron con Irak, con mentiras sobre armas de destrucción masiva, falsas informaciones sobre relaciones de Sadam Hussein con Bin Laden y la participación de aquél en el cruel ataque a las Torres Gemelas.

La amenaza se produce en momentos en que la crisis sanitaria se ha convertido en la peor peste experimentada por la humanidad en esta era globalizada, con paralización económica y una drástica reducción en el precio del petróleo. El número de infectados en el planeta ha sobrepasado el millón trescientos mil y los fallecidos se acercan a los 70 mil, siendo en los Estados Unidos donde el fatal virus alcanza los más altos índices de daños. La delicada situación de New York y otras importantes ciudades son alarmantes, se calcula que el número de víctimas podrían sobrepasar las 250 mil defunciones para los próximos meses. gobernadores, alcaldes y medios sociales señalan al presidente Trump de irresponsable y errático, lo que sin duda, afectaría sus cálculos reeleccionistas.

Es en medio de esta situación que el presidente Trump amenaza a Venezuela, no por casualidad uno de los mayores productores mundiales de hidrocarburos. Mientras que, a la vez, todos los que critican acremente a Maduro, plantean una salida política a la crisis de ese país. Nada justifica intervenciones ni menos la destrucción de una nación, como ocurrió con Irak con sus centenares de miles de muertos, sus pérdidas materiales y culturales y la rapiña de su principal recurso, el petróleo.

Muchos señalan que presidente Trump enmascara otros propósitos para sortear las críticas que recibe en su país por la forma en que ha conducido la pandemia, y por favorecer los carteles que pierden miles de millones por no cubrir sus costos de producción con los actuales precios del barril.

No es secreto que Arabia Saudita, aliado estratégico de Estados Unidos y uno de los sostenedores del dólar, esté padeciendo problemas financieros a causa de sus inmensos gastos militares, que llevó a ARAMCO a cotizar en las Bolsas mundiales para obtener dinero y balancear su situación fiscal. Tampoco sorprende que la verborrea de Trump amainara después de conversar telefónicamente con Putin, ya que logró subir a 22 dólares el barril, los necesarios 45 dólares para hacer lucrativa la actividad, lo que pronostica que la situación internacional pudiera empeorar para los próximos días.

El escenario creado por la pandemia ha puesto en peligro al sistema del poder mundial, especialmente por temor a que China incremente su presencia planetaria, ganando mayores espacios en el escenario internacional. Los hechos planteados explican las acciones de la Casa Blanca de los últimos días. No es la droga lo que causa la histeria en Washington, de haberlo sido la flota estuviera en el Pacífico, en las costas de Colombia, de donde sale el 90 por ciento de los estupefacientes que se consume en Estados Unidos y en el resto del mundo.

Las interrogantes en medio de este pandemónium se centran en sí los actuales mecanismos del poder mundial, erosionado por la primitiva y conflictiva diplomacia trumpiana, podrán resolver los conflictos en tiempos del Corona Virus y sí los líderes mundiales estarían a la altura de los acontecimientos. Resulta difícil dar con una respuesta positiva. Amanecerá y veremos, si es que nos deja el Corona virus, o nos deja Trump.

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