La nueva guerra global: la guerra por las vacunas

La decisión del gobierno ha sido hasta ahora esperar cándidamente que Pfifer, la inescrupulosa farmacéutica que no ha incumplido su contrato con la Unión Europea, lo haga con Panamá.

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Jesús López

Por Jesús López
Psicólogo social
Integrante Consejo Editorial de Bayano digital
Sección de Internacional

Ante la aparición del virus SARS-COV-2, y con la declaración de pandemia por la OMS, se tomaron medidas a nivel mundial, que produjeron estragos sin precedentes: Estados Unidos llegó, en pocos meses, a unos 30 millones de desempleados; igual ocurrió en todos los países que adoptaron las medidas recomendadas por la OMS: el encierro de las ciudades; el mundo se paralizó, se detuvo la sociedad, dejamos de educar a niños y jóvenes, de socializar, comerciar, construir.

Guerra de las vacunas

Inmediatamente, surgió la idea de que la vía para resolver el problema era por medio de una vacuna. Hubo una carrera por lograr el éxito antes que los demás y los países más poderosos hicieron todo tipo de “esfuerzos” para anotarse de primeros en la fila. Rusia, Reino Unido, Estados Unidos, Francia y Alemania apostaron por una vacuna, y pronto Rusia anuncia sus primeros logros, seguidamente Reino Unido da similares noticias, sucediéndose noticias tras noticias que hablaban de mayores éxitos de las vacunas que iban apareciendo.

La piratería en la nueva guerra mundial

Los grandes conflictos geopolíticos globales, con sus guerras de intereses, espionaje económico, cibernético e industrial dan pie para que empiece una nueva guerra mundial: la guerra por las vacunas, alimentada por conductas de piratería. Hemos visto países actuando como corsarios, cometiendo verdaderas atrocidades; tal como le sucedió a España cuando Turquía se “apropió” de un envío de ventiladores que iban para los hospitales españoles, mostrando los turcos su cinismo al decir que los devolverían cuando ellos dejaran de utilizarlos.

Lo propio hizo Trump, que autorizó a sus autoridades de aduanas y similares para retener cualquier envío de materiales y equipos médicos destinados a la lucha contra el virus fuera de su territorio.

Farmacéuticas comercialización de la vacunas como narcotraficantes

Tal pareciera que las compañías farmacéuticas se conducen como narcotraficantes o armas, quienes negocian un mismo cargamento con distintos compradores, a los cuales les toman el dinero para timarlos.

Las grandes compañías farmacéuticas han sido el blanco de la Unión Europea (UE) que las ha acusado, especialmente a la Pfizer, de comprometerse con ellos a desarrollar y producir una vacuna, con los fondos aportados por dicho bloque, y ahora no cumplen con las condiciones pactadas. Al llegar la vacuna de Pfizer, de acuerdo a la versión de la UE, aquellos empezaron a ofrecer cuotas de cargamentos a otros países, recortando lo ofrecido a la UE; Estados Unidos ha comprado de forma acelerada una gran cantidad de dosis de vacunas, las cuales debieron ser enviadas a los países que ya habían pagado por ellas. Panamá ha sido víctima de esto también.

Biden prometió 100 millones de vacunas de COVID-19 en 100 días. 

Biden solicitó y recibió poderes de guerra, lo cual le da una autoridad casi ilimitada, y voceros de distintos países han insinuado que Estados Unidos ha amenazado a las farmacéuticas para que les envíen cada vez más vacunas destinadas a otros países; su compromiso es vacunar a 100 millones de estadounidenses en 100 días. Hace pocos días llegaron a vacunar a 1,6 millones en un solo día; han autorizado a empresas privadas a negociar con distintas casas farmacéuticas la compra y venta de vacunas y aplicarlas a la población.

Hay una disputa (guerra) global en los medios para desacreditar a los países que se esfuerzan en producir sus vacunas si son enemigos de intereses estadounidenses, como los bulos aparecidos desprestigiando a la Sputnik V, para impedir que Rusia sea protagonista en esta coyuntura sanitaria.

Cuba, único país de Latino América con estudios de candidatos vacunales

Hoy los países que poseen una vacuna son vistos como los países que son potencias nucleares. Actualmente, hay unas 154 candidatos vacunales en estudio y desarrollo, entre ellas unas 2 o 3 cubanas, único país de América Latina en producir varios medicamentos contra el virus que produce COVID-19.

Lo cierto es que, Panamá aun no ha dado el paso para recurrir al multilateralismo como han hecho otros países de la región, incluso Brasil lo que la convierte en otra víctima de los poderosos en la guerra de las vacunas. La decisión del gobierno ha sido hasta ahora esperar cándidamente que Pfifer, la inescrupulosa farmacéutica que no ha incumplido su contrato con la Unión Europea, lo haga con Panamá.

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