La neutralidad de Panamá

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Por. Antonio Saldaña
Abogado y analista político

El mundo ha entrado en una nueva realidad caracterizada por “blancos nubarrones” de guerra global. Esta situación bélica es matizada por el monopolio mediático occidental, con el eufemismo de “la guerra o invasión de Rusia a Ucrania”.

A través de ese escenario, se pretende ocultar el real y efectivo conflicto diplomático, económico y militar generalizado de EEUU-Unión Europea (UE) y la Organización del Tratado del Atlántico del Norte (OTAN), en contra de la Federación de Rusia, que tiene como ámbito geográfico, por el momento, a la República del payaso e imprudente mandatario de Kiev. Alarmante situación que, por sus implicaciones planetarias, Panamá no puede ignorar, ni dar la espalda.

Ese conflicto ya ha provocado, además de la crisis energética global, que Europa entre a “una carrera armamentista no vista de desde 1914” . En efecto, los países del “Viejo Mundo” han decidido dedicar entre el 1,5% y 2% del PIB al gasto militar en tiempos de paz. Esa es una clara señal de que una de las partes beligerantes —“Occidente”— se prepara, no para la paz, sino para la guerra.

En ese escenario de armamentismo global, la República de Panamá, poseedora de una vía de transporte marítimo mundial, no puede permanecer impávida. Este país tiene la responsabilidad ineludible de prepararnos para la nueva realidad global. Históricamente, Panamá se ha caracterizado por estar constituida por personas amantes de la paz, como lo indican los hechos que condujeron a las independencias de 1821 y de 1903, así como a la negociación de los tratados con los Estados Unidos de 1977, uno de los cuales le devolvió el Canal a su legítimo dueño: el pueblo panameño. Pero, de esa gesta pacifica, igualmente se derivó el hecho cierto de que quedamos atrapados “bajo el paraguas del Pentágono”, en virtud de las disposiciones del Tratado de Neutralidad.

La vigencia de dicho Tratado nos mantiene vinculados a la política belicista estadounidense, y dado que “neutralidad significa que un país no se alía militarmente con otro”. En consecuencia, debemos iniciar pacíficamente los tramites para deshacer los lazos bélicos con la primera potencia militar del planeta. Ese proceso pasa por la subrogación del Tratado de Neutralidad.

Sin embargo, para emprender ese titánico esfuerzo político y diplomático, se debe reforzar el equipo de Relaciones Exteriores. Para acometer ese objetivo, se requiere resolver el estatus ciudadano de la actual jefa de relaciones exteriores de Panamá y constituir un vigoroso equipo político negociador.

¡Así de sencilla es la cosa!

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