La inteligencia artificial: ¿Qué es y hacia dónde va?

Por Antonio Saldaña
Abogado y analista político

La República de Panamá vive tiempos de diversionismo ideológico, de chapucería mediática y de espectáculos políticos que distraen la atención de las personas sobre los problemas reales del país. Uno de ellos, es el conocimiento. Por lo que considero pertinente comentarles sobre el desarrollo tecnológico más impresionante de nuestros días: la Inteligencia Artificial (IA).

La IA es una tecnología (combinación de algoritmos) con el propósito de crear máquinas con inteligencia humana. Según los expertos Stuart Russell y Peter Alorvig, hay varios tipos de AI: Sistemas que piensan como humanos; sistemas que actúan como humanos y sistemas que especulan relacionadamente.

Los principales campos de aplicación de la IA, son de asistentes virtuales personales, en pronósticos del clima, las finanzas y la actividad bancaria, en la agricultura, la educación, la logística y el transporte, en las operaciones comerciales, y en la salud y la medicina.

De conformidad con los especialistas, la IA se desdobla en tres etapas:

La primera etapa, -IA estrecha- en inglés la ANI (Artificial Narrow Intelligence), que se enfoca en el trabajo repetitivo, tiene un diverso y extendido uso. Sin embargo, la ANI no puede tomar decisiones por su propia cuenta y las más populares aplicaciones, en la actualidad son el “Chat GTP” y el buscador google.

La segunda etapa, es la AGI (Artificial General Intelligence) se logra cuando una máquina adquiere capacidades cognitivas a nivel humano, es decir, cuando puede realizar cualquier tarea intelectual que efectúa una persona y es conocida como la “IA fuerte”.

La tercera etapa se identifica con las siglas ASI (Artificial Seperintelligence). Sería “más inteligente que los mejores cerebros humanos en todos los campos, incluidos creatividad científica, la sabiduría general y las habilidades sociales”, ha indicado el filósofo Nick Bostrom de la universidad de Oxford.

Por su parte, el llamado “padrino de la IA”, Gooffrey Hinton, ha advertido que “estamos cerca de la AGI (siglas en inglés) donde las máquinas AI, pronto podrán ser más inteligentes que los humanos” (elpais.es). Desde luego, hay expertos que han expresado sus opiniones, unos a favor y otros en contra, sobre las consecuencias de dicha tecnología, si no se establecen regulaciones internacionales y nacionales.

Al respecto, el físico británico Stephen Hawking, ha manifestado que de continuar este desarrollo tecnológico vertiginoso y sin control, “cree que la AI puede llevar al fin de la raza humana”. Por su parte, Sim Alman de “Open AI” expresó que “el potencial de la AI, podría resolver los mayores desafíos de la humanidad, como el cambio climático y la cura del cáncer”.

¿”Cuál es el punto”?

Que el acelerado desarrollo de la IA y la robótica y los riesgos que ello implica ha llevado a los expertos a concluir en la necesidad ineludible de regular el desenvolvimiento de la inteligencia artificial. No es casual, la terrorífica conclusión de especialistas en este campo, quienes suscribieron la siguiente “Carta Abierta”:

“Mitigating the risks of extinction from AI should be a global priority alongside other societal-seale risks such as pandemies and nuclear war”.

Traducción libre. Mitigar el riesgo de la extinción (de la humanidad) por causa de la IA debería ser una prioridad mundial, junto a otros riesgos a nivel social como las pandemias y la guerra nuclear.

En síntesis, creo que el gobierno que fenece podría dejar un gran legado, erigiendo en política pública de Estado, la educación formal e informal de la inteligencia artificial y la robótica, a objeto de sensibilizar a toda la población, sobre el impacto de la “era de la singularidad” en la cotidianidad local y en el desarrollo nacional.

¡Así de sencilla es la cosa!