LA FIERA HERIDA ES MÁS PELIGROSA

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Por: Franklin Ledezma Candanedo
Periodista, Escritor y Poeta
Especial para Bayano digital

Franklin Ledezma Candanedo

La bestia (666) imperialista depredadora, fascista, está herida en su orgullo e intereses hegemónicos, y jamás cesará en su nefastos propósitos de imponerse en un mundo unipolar, aunque sacrifique a su propia gente, aunque de evidencias concretas de esa falsa democracia, del racismo y la xenofobia que patrocina, que tantas vidas ha costado a hermanos originarios y afro americanos.

Pruebas múltiples dio durante su gestión presidencial que, afortunadamente, concluye pronto este neandertal desfasado y peligroso, que atacó a todos por igual, amigos y enemigos, anuló toda posibilidad de librar al mundo de una catástrofe nuclear, de aplicar medidas acordadas en defensa de la casa común, del ambiente y de todas las especies y que fomentó genocidios (Palestina y Sahara Occidental, entre otros), en respaldo permanente y absoluto, a los mayores Estados terroristas y racistas del planeta: Israel y el reino de Marruecos.

Concretas son las ambiciones desbocadas de los trumpistas de todos los tiempos, con base en desfasados conceptos: Doctrina Monroe y Destino Manifiesto.

La Doctrina Monroe es un principio de la política exterior de EE.UU. de no permitir la intervención de las potencias europeas en los asuntos internos de los países del hemisferio americano, derivada de un mensaje al Congreso por el presidente James Monroe, el 2 de diciembre de 1823

El Destino manifiesto (en inglés, Manifest Destiny), es una frase e idea que expresa la falsa creencia que EE.UU. de norte américa es una nación destinada a expandirse desde las costas del Atlántico hasta el Pacífico., concepto que  aparece por primera vez en el artículo «Anexión» del periodista John L. O’Sullivan, publicado en la revista Democratic Review de Nueva York, en el número de julio-agosto de 1845. En él mismo se decía:

“El cumplimiento de nuestro destino manifiesto es extendernos por todo el continente que nos ha sido asignado por la Providencia, para el desarrollo del gran experimento de libertad y autogobierno. Es un derecho como el que tiene un árbol de obtener el aire y la tierra necesarios para el desarrollo pleno de sus capacidades y el crecimiento que tiene como destino”.

Con base en esa errada creencia y doctrina se firmó, por imposición del naciente imperio el 12 de diciembre de 1846, el Tratado Mallarino-Bidlack entre la Nueva Granada y los EE.U., cuyo artículo 35 expresaba que el gobierno de Nueva Granada garantizaba al gobierno de los EE.UU. el derecho de vía o tránsito a través del istmo de Panamá, por cualquier medio de comunicación que ahora exista, o en el futuro pueda abrirse. Por su parte, EE.UU. le garantizaba a la Nueva Granada la soberanía sobre el ismo de Panamá:

Desde que se fundó la primera colonia británica en América del Norte –Virginia hasta la anexión de Hawái- transcurrieron más de dos siglos, se hizo realidad su configuración territorial, a través de compras, cesiones, intercambios, anexiones con guerras de por medio, entre ellas, la que le hizo a México.

En ese punto registramos la batalla de Chapultepec, del 13 de septiembre de1847. EE.UU. había declarado la guerra al país un año antes, en mayo de 1846, con la intención de tomar los territorios de la Alta California, Nuevo México y otros estados del norte. De la fatídica invasión estadounidense, entre 1846 y 1848, los mexicanos recuerdan la gesta de los Niños Héroes, quienes murieron cuando el ejército enemigo intentaba apoderarse del castillo de Chapultepec.

Aunque la Declaración de Independencia de las Trece Colonias tuvo lugar en 1776, no fue hasta 1783, con el Tratado de París, cuando los EE.UU. alcanzaron su independencia. Pocos años después, en 1791, Vermont, hasta ese momento país independiente de facto, fue incorporado como el estado número catorce. En 1795, EE.UU. también creció hacia el sur, tras las disputas con España por las Floridas, que se saldaron con la ratificación del Tratado de San Lorenzo y la creación de una nueva frontera.

El siglo XVII se inició con la compra de Luisiana a Francia, adquisición que provocó tensiones con España por la navegabilidad del Misisipi y, sobre todo, por la definición del territorio que abarcaba la compra de Luisiana. El Tratado de Adams-Onís, firmado en 1821, puso fin al conflicto y ambas partes celebraron como una victoria el acuerdo: EE.UU. consolidó su control territorial y España, a cambio de ceder algunos territorios de Oregón y Florida cuya soberanía había perdido prácticamente, sumó Texas al virreinato de Nueva España.

En 1845, Estados Unidos recuperó el control de Texas, incluyendo tierras reclamadas por México. La expansión hacia el oeste se culminó con el Tratado y el reparto con el Reino Unido de Oregón (1846), la conquista de Alta California y Nuevo México, conocida también como la cesión mexicana (1848), y la compra de La Mesilla también a México (1853). Finalmente, para completar su expansión territorial EE.UU. compró Alaska a Rusia en 1867 y se anexionó a Hawái en 1898.

La fiera herida es aún más peligrosa, porque cuenta con secuaces internos y foráneos, con argumentos y herramientas vigentes, sin posibilidades de un cambio real con los que llegan, porque todos son partes de la misma cofradía socio-política-económica-militar-guerrerista, que desde tiempos lejanos defienden bastardos intereses, en su farsa de democracia y en su colapsado sistema neo liberal capitalista.

En esta época crucial, que nos reta a luchar o morir,  nadie, nadie y, menos aún, las fuerzas globales progresistas, pueden, ni deben bajar la guardia. Por el contrario, urge nutrirnos todos en paradigmas imperecederos, y luchar, luchar como ellos lo hicieron, por el diseño de otro mundo posible. Fraternal saludo y adelante, siempre adelante, desde nuestro masacrado e intervenido Corinto Bolivariano. Panamá (indoame08 – 11/01/21).

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