Por Magister Irma Tuñón Berrocal
Planificadora Agrícola
La Extensión Rural ha sido una de las grandes protagonistas en la difusión y adopción de las tecnologías productivas que hicieron posible la Revolución Verde en el agro, desde la mitad del pasado siglo.
La extensión es un proceso educativo informal orientado hacia la población rural, con el que se proporciona asesoramiento e informes para ayudar a resolver un problema concreto en áreas productivas, en procura de mejores rendimientos.
La extensión es como un medio educativo entre personas intercomunicadas. El propósito es acompañar al productor en el conocimiento de los adelantos tecnológicos, teniendo en cuenta sus propios hallazgos y capacidades en sus labores.
Su amplia difusión en América Latina tiene auge en las décadas de los 50 y 60 del siglo pasado, con el surgimiento de la Revolución Verde y la creación del Instituto Nacional de Investigación sobre temas silvo-agropecuarios.
En los años 60, los servicios de apoyo a los productores del sector rural en países de la región operaron en la lógica de defender los elementos tecnológicos básicos para incidir en una mayor productividad. En este sentido, el extensionismo rural surge bajo el esquema de “extender” las prácticas de producción más eficientes y mejorar el sistema de producción que demandan la incorporación de tecnología.
El extensionismo agrícola surge a finales del Siglo XIX en Estados Unidos, bajo el modelo de estaciones agrícolas experimentales asociadas a Universidades o Colegios Estatales llamados “Land Grant Colleges”. En 1914, se estableció formalmente en EE.UU. la extensión agrícola y se patrocinaron ese mismo año 8.861 cursillos para agricultores.
¿Quién es el Extensionista Rural?
Un extensionista es un promotor y gestor del Desarrollo Rural. Es un agente que favorece la realización de procesos de desarrollo rural. Esos agentes deben compartir características técnicas para el desempeño de su actividad dentro de una localidad.
Los ingenieros agrónomos, veterinarios, trabajadores sociales y sociólogos que laboran como agentes externos a favor de los productores rurales, son actores que abarcan un campo amplio que va desde exponer temas de su especialidad hasta involucrarse en iniciativas de educación y capacitaciones formales y no formales, pasando por integrar equipos interdisciplinarios, coordinar grupos para resolver problemas técnicos, comunitarios o elaborar diversos proyectos de desarrollo.
El extensionista debe tener conocimiento de teorías, métodos y técnicas de extensionismo. El trabajo vinculado al desarrollo rural se desenvuelve en una realidad compleja, en la que el productor y su familia son sus principales interlocutores, y se relacionan e interactúan con otros actores sociales que influyen en los procesos productivos.
Durante largo tiempo, los programas de Extensión en América Latina y el Caribe, desarrollados por los gobiernos, las ONG’s y empresas privadas, tuvieron resultados importantes en el incremento de la productividad en distintos rubros agropecuarios.
Sin embargo, a fines del siglo XX, la extensión ya había tenido notable impacto en el ciclo productivo. La tecnología estaba implantada en la agricultura “industrial” y, debido a esa mirada exclusivamente productivista, la extensión perdió fuerza en los planes nacionales. Debido a ello, fueron cerrados los programas relativos a este servicio y se afectó a los pequeños y medianos productores de escala familiar.
Hoy, el continente se enfrenta a una visión renovada de la actividad agropecuaria como motor del desarrollo. Esa visión está íntimamente relacionada con la búsqueda de reducción de la pobreza, así como la seguridad alimentaria y la sustentabilidad. En ese marco, resurge el interés en los programas de extensión, pero aprendiendo de las lecciones y experiencias acumuladas en el pasado. Se apunta al objetivo del diseño de modelos alternativos con la participación de diferentes grupos.
El nuevo contexto es más complejo que el modelo vertical de investigación – extensión – productores. Comprende temas como seguridad alimentaria, inocuidad, comercio internacional, educación, agrocadenas, pobreza rural, cambio climático, energía y manejo responsable de los valiosos recursos naturales.
Pero, la nueva extensión requiere una nueva institucionalidad, capacidades, competencias y herramientas adecuadas. En ese marco, la radio, la televisión, la telefonía celular e internet están llamadas a jugar un papel preponderante en los nuevos programas de extensión del siglo XXI, con la mirada puesta en los productores de alimentos.
Gracias, Óscar Armando Rojas Casal, por tu interesante aporte a este tema que es una deuda con los productores para garantizar la Soberanía Alimentaria. Estupendo lo que señalas «Cambio de Estrategía» el mundo lo exige.
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Irma Tuñón Berrocal
Ingeniera:
Muy interesante y atinado sus comentarios sobre el Extensionismo en Panamá y el Mundo. Creo firmemente en el Extensionismo como vehículo para el nuevo Desarrollo Agrícola en el mundo. Pero como bien dice, mejorando los errores del pasado y transformando radicalmente el nuevo Extensionista, que de hecho ya casi no existen.
Por ello es menester iniciar programas de búsqueda de Nuevos Líderes agropecuarios para crear mediante la Educación, los líderes del mañana, los agricultores del mañana y así cambiar la estrategia con miras a fortalecer el agro sobre todo en ese Panamá Rural que ha existido, que existe y que indudablemente existirá.
Felicidades por su escrito.
Oscar Osorio Casal