Por Jairo H. Pertuz
Periodista y analista internacional
La Educación no es una cartera más en la estructura de los países y sus pueblos. Esta materia es, y debe ser, la columna vertebral para superar distorsiones, como la pobreza y las desigualdades. Por ese motivo, los ”sistemas” de gobierno procuran el control del avance educativo y cultural.
Es una realidad, la ignorancia y la supeditación a castas de grupos internos y a los supuestos liderazgos de países que vienen manipulando las capacidades de las mayorías para poder seguir manteniendo sus privilegios e intereses.
Un ejemplo de esas estrategias, se dio con el pueblo chino, hasta que se fueron dando los cambios, sobre todo en los últimos 40 años en ese pueblo milenario, víctima también de ocupaciones y regencias.
Líderes estigmatizados como Mao y Deng Shiao Ping, entre otros, culminaron los esfuerzos para lograr el desarrollo humano básico, al haber llevado a ese sacrificado y noble pueblo, a ser la mayor potencia del mundo no guerreristas.
Han sido sistemas diferentes a los occidentales para el logro de supremacías. Asimismo, ha sido diferente la concepción y la metodología, y bien que han valido la pena. No han terminado la tarea, pero sus logros son más que evidentes.
Por ello, es necesario hacer cambios al modelo educativo para librarlo del oportunismo y la corrupción. Es necesario el nombramiento de personas formadas para educar. Que tengan las capacidades, la visión y la voluntad de servirle al país. ¿Será posible esto en Panamá?