La debacle del PRD

Por Carlos González Q.
Periodista y docente universitario

La debacle del Partido Revolucionario Democrático (PRD) empezó a gestarse cuando Ernesto Pérez Balladares fue electo presidente de la República de Panamá y asumió la Secretaría General de ese colectivo político, fundado por Omar Torrijos en 1979.

Apenas tomó posesión, Pérez Balladares se dedicó a demoler y desconocer instancias internas del partido (todos los frentes de masas, entre ellos el Frente de la Juventud y el Frente Sindical).

Así allanó el camino para colocar en su entorno a los incondicionales (hoy llamados su Circulo Cero). Gobernó con mano férrea al PRD y la República, aplicando las políticas neoliberales del Plan Ford.

Adujo que el Plan ya estaba negociado y que tenía como objetivos principales, privatizar los ingenios azucareros, el IRHE y el INTEL, entre otras empresas, con el argumento de que “el Estado es un mal administrador de las empresas públicas”.

El mandatario manifestó entonces que la privatización se traduciría en servicios de energía eléctrica y telefonía más baratos. No obstante, ello nunca ocurrió.

Así transcurrió la vida política del PRD (de tambo en tumbo), con una bancada en el Órgano Legislativo dócil a las presiones. Allí comenzó la derecha y la rancia oligarquía, disfrazada de “torrijista”, a apropiarse del partido de Omar.

Recuerdo, como si fuese hoy, cuando Pérez Balladares intentó ser candidato para el puesto, con apoyo de algunos sectores en en un evento en el estadio que construyó Torrijos. Mientras era aclamado por delegados, afuera del recinto Díaz Herrera y Noriega le comunicaron que si salía del carro lo arrestarían.

El final de esa historia, es que los gringos impusieron con pocos aplausos a Nicolás Ardito Barletta, quien semanas atrás había sido el vicepresidente del Fondo Monetario Internacional. (FMI).

Nadie de la juventud valerosa liderada por la Federación de Estudiantes de Panamá, (FEP) ha podido ser candidato a presidente de la República. En este país, sólo los millonarios pueden llegar a ocupar esa posición, por el efecto de la presión de la divina providencia yanqui

Esa es la realidad que viven los fundadores del partido de Omar, quienes en un día inscribimos a más de 100.000 adherentes. Entonces, el general dijo: “Paren, paren muchachos, que vamos a dejar a la oposición sin gente que inscribir”.

La oligarquía disfrazada de oveja se infiltró en el PRD, sobornó a algunos dirigentes y los hizo sentirse pequeñoburgueses. Los sobornados perdieron su dignidad y el que pierde su dignidad nadie lo respeta. Así, el PRD se convirtió en un partido más del montón.

Hoy día, la corrupción campea dentro de los tres poderes del Estado. El nombre del PRD y de Omar lo usan a su conveniencia. De hecho, esta organización política dejó de ser un partido contestatario y de propuestas que beneficien al pueblo, para volverse una de las organizaciones tradicionales en Panamá.