José Dolores Moscote, el defensor de la Educación Pública

José Dolores Moscote (1879-1856). Constitucionalista y educador en todos los niveles educativos, dejó huellas notables en la cátedra universitaria y en la vida pública. Periodista cultural, cuyo pensamiento permeó las subsiguientes generaciones de panameños.

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2013

En Caribe

Nació en Cartagena, Colombia, el 4 de abril de 1879, época en la que Panamá era parte de la república colombiana. Realizó sus estudios secundarios y universitarios en la Universidad de Bolívar en Cartagena, y se graduó de Doctor en Derecho en 1900. Tras la separación de Panamá de Colombia, en 1903, se afincó en Panamá, donde se definió su personalidad intelectual.

Por Decreto número 19 de 1903 fue nombrado director de la Sección Media de la Escuela de Varones del Barrio de Santa Ana. A partir de entonces, fue maestro de escuela primaria, inspector de escuelas del distrito capital, inspector general de enseñanza, profesor secundario de lengua castellana, psicología y filosofía; vicerrector y rector del Instituto Nacional. En ese período, fue miembro de varias comisiones oficiales creadas para redactar planes y programas de estudios.

El Dr. Moscote fue profesor de Derecho Constitucional en la Facultad Nacional de Derecho, creada en 1918. Fue comisionado, junto con el doctor Octavio Méndez Pereira, para organizar la naciente Universidad de Panamá, en 1935. Fue catedrático de Filosofía del Derecho y decano general de la Universidad Nacional de Panamá, cargo creado por la Asamblea Nacional de 1936 con la finalidad de que fuera ejercido por el doctor Moscote en atención a sus servicios a la educación panameña. Fue profesor de Derecho Constitucional, y organizador y primer decano de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad. Ejerció el Decanato sin interrupción, de 1935 a 1940; luego, volvió a servirlo en 1942, 1943 y 1945 y, finalmente, de 1947 a 1949, según informa la Facultad de Derecho. Su obra de mayor envergadura fue “El Derecho Constitucional Panameño”.

Miembro de una comisión nombrada, el Dr. Moscote, conjuntamente con los doctores Ricardo J. Alfaro y Eduardo Chiari, preparó el Anteproyecto de la Constitución de 1946, la cual le ha dado al pueblo panameño una estructura social a tono con los tiempos actuales. En ella se consignó la autonomía universitaria.

Dejó escrito el carácter ético que debe regir el pensamiento de los servidores de la república, cuando afirmaba que los funcionarios están al servicio de la Nación y no de un partido o bando político. Por otro lado, fue defensor sin concesiones de la libertad de cátedra. La concebía como un laboratorio, un espacio para el desarrollo de experiencias educativas y de aprendizajes libres.

Fundó una variedad de periódicos y revistas como “La Revista Nueva”, “El Nuevo Tiempo”, “La Escuela Primaria”, “La Revista de instrucción pública” y la “Revista Universidad”, entre otras.

Se trata de que Moscote se destacó como excelente escritor, particularmente como ensayista. En sus obras de derecho y de educación, así como en sus ensayos filosóficos, aparecen plasmadas claramente sus ideas, las cuales están expresadas en una prosa selecta y meticulosa.

El Dr. Moscote fue, por encima de todo, profesor de idealismo: un educador de elevados principios espirituales. Su nombre quedó ligado permanentemente por derecho propio de un trabajo desinteresado y constructivo, a la historia de la cultura y de la educación pública panameña. Comprendió que en la educación reside el verdadero progreso de un pueblo. Durante casi cincuenta años, su labor intelectual estuvo vinculada íntegramente al servicio educativo de la república. No hay ninguna expresión de la vida intelectual panameña en la cual no se reflejase el pensamiento de tan esclarecido caballero.

De igual modo, se preocupó mucho también por la creación de bibliotecas, ya que pensaba que ellas, por su esencia, constituyen el centro de una máxima cultura popular y que constituyen la institución de mayor raigambre democrática. Además, confiaba en que un pueblo culto es un pueblo libre, siendo así que las instituciones toman su fuerza vital de la conciencia pública que de ellas se tenga.

Su honorabilidad y autodeterminación son los ideales que sustentaron su trayectoria pública, y su vida fue un ejercicio de civismo y de probidad. Su postura, afirmación serena de la justicia que engrandece, y su fidelidad, son una esperanza que ayuda a vivir. Como jurista, puso claras sus nociones del derecho al servicio del desarrollo institucional de la República.

José Dolores Moscote, a su vez, perteneció a la familia que dio sustento en los albores del siglo XX, al calificativo de “profesores de idealismo”, intelectuales con firme vocación de servicio para quienes el oficio de formar hombres fue el más noble quehacer como destino personal. Para ellos, la educación era el único instrumento capaz de permitir a la criatura humana el desarrollo y disfrute de todas sus potencias.

Por sus valores intrínsecos, la obra de Moscote ha conservado entera su vigencia. Una pléyade de educadores siguió sus ejemplos, y consagrados profesionales del derecho consolidaron su legado y enriquecieron en forma muy destacada la bibliografía jurídica nacional. Fue, tal vez, uno de los hombres a quienes más debe Panamá, ya sea por la vena apostólica que llevan todos sus escritos, preñados de una gran erudición. Todos los trabajos de Moscote son testimonios de su pensamiento. No hay duda de que fue un gran humanista en el sentido moderno del vocablo: un nuevo humanismo de carácter universal, que realza todas las disciplinas y todos los quehaceres del hombre.

Formó parte de una de las generaciones más brillantes de la república que no se alejó de sus labores educativas. Generación que tuvo una visión universal de la cultura, que le permitió analizar con sentido patriótico la realidad nacional. Sentaron las bases del desarrollo institucional durante las primeras décadas de la república. La obra realizada por José Dolores Moscote durante más de medio siglo ha aportado poderosamente al afianzamiento de la nacionalidad panameña.

Entre sus obras publicadas tenemos: Discursos y conferencias (1916), Páginas Idealistas (1917); Motivos (1924); Introducción al  estudio de la constitución (1929 ); Una experiencia, seis años de rectorado en el Instituto Nacional (1931); Orientaciones a la reforma constitucional (1934); Actividades prácticas del maestro rural (1936); Itinerario, y Estudios Constitucionales (1938); El derecho constitucional panameño (1943); Anteproyecto de Constitución (1945) en asocio de los doctores Ricardo J. Alfaro y Eduardo Chiari, entre otras.

Para honrar su memoria, en Panamá se han creado varias instituciones que llevan su nombre: el Instituto José D. Moscote (colegio secundario), la biblioteca José D. Moscote, en el corregimiento de Bethania y el auditorio José D. Moscote en la Universidad de Panamá. Por otro lado, recibió distinciones especiales de los gobiernos de Panamá, del Ecuador, de Venezuela y de Francia. En Panamá, obtuvo la condecoración de primera clase de la orden de Vasco Núñez de Balboa. Fue miembro de la Academia Panameña de la Lengua y de la Colombiana de Jurisprudencia.

Al morir en la ciudad capital el 4 de abril de 1956, la República de Panamá perdió a uno de sus varones más notables, porque supo ganar el cariño y aprecio de sus conciudadanos. Sobre él, escribió el periodista Eduardo Ritter Aislán: “José Dolores Moscote constituye una de las personalidades más definidas de la República y una de las aportaciones más excelsas de Panamá a la cultura de América”.

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