El Kremlin tiene varias opciones en el caso de que Washington continúe imponiendo sanciones contra Rusia, declaró el presidente del país eslavo, Vladímir Putin, en una entrevista publicada en Vesti.ru.
Sputnik
“¿Por qué ahora? Porque la parte estadounidense adoptó una medida infundada que solo tiene por objetivo empeorar las relaciones entre EEUU y Rusia”, explicó el mandatario ruso. Afirmó también que se trata de los intentos de Washington de influir en sus aliados que “están interesados en mantener y desarrollar las relaciones con Rusia”.
Como respuesta a la aprobación por el Senado de EEUU el 28 de julio de un proyecto de ley que incluye sanciones contra Rusia, Irán y Corea del Norte, el Ministerio de Exteriores ruso pidió que Washington limitara a 455 personas la plantilla de sus legaciones diplomáticas y consulares en Rusia para el próximo 1 de septiembre y anunció que suspende el acceso de los estadounidenses a varios inmuebles en Moscú, entre ellos, la residencia de verano —dacha, en ruso— diplomática ubicada en el parque natural de Serebriani Bor, en Moscú. De acuerdo con el vicepresidente de EEUU, Mike Pence, el presidente Donald Trump firmará el documento en los próximos días.
Según declaró el líder ruso, en total, “755 diplomáticos y empleados técnicos de la embajada tendrán que abandonar sus actividades en la Federación Rusa”. Putin subrayó que esta es una respuesta a las nuevas sanciones por parte de Washington, y no a la expulsión de 35 diplomáticos rusos que tuvo lugar en diciembre del año pasado.
Moscú ha declarado en reiteradas ocasiones que Washington viola el derecho internacional con dichas acciones, sin embargo, la Administración Trump —a la que Moscú depositó sus esperanzas— no ha intentado cambiar las cosas durante más de medio año.
“Hemos esperado durante mucho tiempo a que la situación cambie para mejor. Pero, al parecer, no va a cambiar en un futuro próximo”, lamentó.
El mandatario advirtió que a pesar de la paciencia del país eslavo, “es imposible tolerar indefinidamente la grosería hacia nuestro país”.
Las sanciones antirrusas también ponen en peligro varios proyectos conjuntos de Rusia y la UE, en particular, la suspensión del financiamiento de algunas empresas petrogasíferas podría poner en duda la construcción del gasoducto Nord Stream 2. Por su parte, el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, declaró que Bruselas responderá a las sanciones de EEUU, si “no tiene en cuenta los intereses de seguridad energética de la UE”, por ejemplo, podría suspender el acceso al crédito a las empresas estadounidenses.
En cuanto a Rusia, todavía no se sabe de qué respuesta se trata, sin embargo, “claro que tenemos algo que decir, y sabemos cuáles ámbitos son los más sensibles para EEUU”, afirmó Putin. Recordó también que los dos países colaboran en los ámbitos de energía, la aviación y el espacio. Al mismo tiempo, indicó que existen esferas mucho más importantes, como la lucha antiterrorista conjunta. El mandatario ruso recordó que la creación de las zonas de distensión en Siria es el resultado de la cooperación entre Washington y Moscú.
En lo que respecta a los problemas de inmigración ilegal y la ciberdelincuencia, recordó que Rusia ha ofrecido en reiteradas ocasiones su ayuda para resolver estos problemas. Así, después de la primera reunión de los mandatarios estadounidense y ruso, celebrada en el marco de la Cumbre del G20, el ministro de Exteriores del país eslavo, Serguéi Lavrov, anunció la creación de un grupo conjunto para la ciberseguridad. No obstante, Donald Trump declaró posteriormente que “el hecho de que el presidente Putin y yo debatimos el grupo para la ciberseguridad no significa que creo que esto pueda pasar”.
Vladímir Putin también recordó que en vez de un compromiso de la Casa Blanca de realizar trabajo conjunto constructivo, “sólo escuchamos las acusaciones infundadas sobre la supuesta injerencia de Rusia en los asuntos internos de EEUU”.
Sin embargo, actualmente, Moscú no planea imponer más sanciones contra Washington, ya que esto puede afectar las relaciones bilaterales entre EEUU y Rusia, así como la vida del pueblo ruso.
El presidente señaló que “en teoría, es posible imaginar que en algún momento, los daños causados por los intentos de presionar a Rusia, serán comparables con las consecuencias negativas relacionadas con ciertas limitaciones impuestas a la cooperación entre Washington y Moscú”.
Información complementaria:
Recientemente, el Congreso de EEUU aprobó el proyecto de ley que prevé endurecer las sanciones impuestas a Rusia.
El proyecto incluye prohibir realizar negocios con un amplio abanico de bancos, compañías energéticas y de Defensa de Rusia. Además, recoge la posibilidad de introducir sanciones contra aquellas compañías que participen en el proyecto de construcción del gasoducto Nord Stream 2.
La peculiaridad tal vez más destacable del nuevo proyecto de ley en comparación con otras medidas restrictivas que anteriormente fueron aprobadas por Washington radica en el hecho de que permite al Congreso bloquear cualquier acción del presidente de EEUU que vaya dirigida a levantar las sanciones contra Rusia, Irán o Corea del Norte.
“Ahora el presidente tiene que pasar por una especie de humillación pública y hacer que el documento entre en vigor y limite sus funciones (…) en una esfera que le es exclusiva: la política exterior”, escribe en su artículo para el Consejo Ruso de Asuntos Exteriores el analista Serguéi Sokolov.
Asimismo, el autor subraya que aunque Trump pueda vetar el nuevo proyecto de ley, es muy poco probable que esto se acabe produciendo.
“No dará nada, salvo una pequeña pausa. El balance de fuerzas en el Congreso de EEUU es el que es, así que la mayoría de votos para superar el veto presidencial se alcanzará con facilidad”.
¿Qué enmiendas fueron introducidas en el nuevo proyecto?
Durante la etapa de preparación del documento final, la Casa Blanca y “los capitanes de los negocios estadounidenses” introdujeron importantes enmiendas en el texto.
En estos momentos, prohíbe que las empresas estadounidenses suministren bienes, servicios y tecnologías a las empresas rusas Rosneft, Gazprom, Surgutneftegaz o Lukoil que puedan ser utilizados para explorar y extraer petróleo en aguas profundas, en la plataforma del Ártico y en los depósitos de gas de esquisto. El nuevo veto también afecta a proyectos en los que alguna de estas empresas posea el 33% de los activos.
Por otro lado, la versión inicial del proyecto de ley era todavía más restrictiva: prohibía la participación de las empresas estadounidenses en proyectos en que participara al menos una compañía rusa.
Otra enmienda, cuya introducción fue promovida por el negocio petrolero de EEUU, según recoge el analista, prevé prohibir suministrar bienes, servicios y tecnologías estadounidenses sólo para los nuevos proyectos.
Además, la variante inicial del documento admitía la posibilidad de sancionar a las empresas estatales rusas que trabajaban en sectores como el ferroviario, el de la navegación naval, la metalurgia y la minería. En la versión enmendada, la cláusula sobre la navegación naval ha desaparecido.
La introducción de estas enmiendas en el texto fue posible no solo gracias a los intentos de la Casa Blanca, sino al empeño de ejecutivos de empresas como Exxon, BP, General Electric, Boeing,Citigroup, MasterCard, Visa, Ford, Dow Chemical, P&G, International Paper, Caterpillar y Cummins, asegura el autor.
“Cabe destacar que las empresas citadas no estaban en contra de las sanciones antirrusas, estas solo demandaban que [el Gobierno de EEUU] no permitiera que las medidas aprobadas infligieran más daño a sus negocios que a Rusia”, escribió.
La clave
La clave del nuevo proyecto de ley de EEUU, según opina Sokolov, se esconde en el deseo de Washington de asegurar la continuidad de las sanciones norteamericanos a Rusia por varias décadas.
Es imposible imaginar que en el futuro próximo la mayoría de las dos Cámaras del Congreso de EEUU vote a favor del levantamiento de las sanciones o por lo menos a favor de su relajación, prosigue el autor.
“Las sanciones norteamericanas contra Rusia son una realidad que seguirá siendo así por mucho tiempo”, opina.
Eso significa que las relaciones ruso-estadounidenses regresarán a su estado “habitual y anormal”.
“¿Por qué habitual? Pues, porque durante casi medio siglo, estas [relaciones] no fueron normales. Al mismo tiempo, la moderna Rusia capitalista, el Kremlin y su política interior y exterior no tienen nada que ver con aquello. La URSS era tratada de la misma manera”.
Según Sokolov, eso significa que Rusia nunca ha sido considerada por el ‘establishment’ político de EEUU como un Estado amigo.
Esta suposición implica que después de que Trump firme el proyecto, cualquier intento de convencer a la élite política de EEUU sobre la inviabilidad de la guerra de las sanciones no va a tener sentido.
“En vez de eso, es más lógico que [Rusia] aplique una política hacia Washington que se corresponda con el hecho de que está tratando con un socio poco amistoso”, concluyó.