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Las jacobinas coloridas pueden alimentarse con mayor frecuencia y durante períodos más largos que sus contrapartes de plumaje opaco.
Una de las características más distintivas de muchas aves es su colorido plumaje, un atributo que los científicos han asociado frecuentemente con la selección sexual porque a menudo se observa en adultos reproductivos: cuanto más llamativas son sus plumas, más probabilidades tienen de aparearse. Sin embargo, después de observar a más de 400 colibríes en Panamá, Jay Falk, un ex becario predoctoral en el Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales (STRI) y el Laboratorio de Ornitología de Cornell, sugirió otra posible explicación.
“En el caso de los colibríes, específicamente el jacobino de cuello blanco que estudio, los machos son coloridos y la mayoría de las hembras son comparativamente opacas”, comentó Falk. “Pero si miras de cerca, resulta que alrededor de un tercio de las hembras jacobinas parecen machos”.
Curiosamente, todas las hembras juveniles exhiben este llamativo plumaje. Sin embargo, a medida que maduran sexualmente, la mayoría lo pierde. Entonces, si el apareamiento no es una prioridad para estas hembras jóvenes, ¿por qué todas exhibirían el colorido plumaje? Para comprender este fenómeno, Falk visitó durante cinco años consecutivos las instalaciones de STRI en el pueblo de Gamboa, en Panamá para estudiar estas aves como parte del trabajo de campo para su doctorado.
A través de varios experimentos, descubrió que los jacobinos machos son bastante territoriales y pueden ser acosadores profesionales cuando se trata de proteger sus fuentes de alimento. Y las hembras jacobinas suelen ser las más afectadas.
Sus hallazgos, publicados en Current Biology, fueron el resultado de observar las interacciones de los jacobinos machos con montajes de aves disecadas y de observar a las aves alimentarse en la naturaleza. En general, los montajes con plumaje femenino recibieron más agresión que los montajes con el colorido plumaje masculino. Mientras tanto, las coloridas hembras jacobinas en la naturaleza accedían a los comederos con más frecuencia y durante períodos más largos que sus homólogas de colores opacos.
“A través de este experimento, descubrimos que las hembras de colibrí, simplemente al parecer machos, tenían más posibilidades de alimentarse sin ser atacadas o ahuyentadas por otros colibríes”, comentó Falk. “Estos resultados demuestran cómo la selección social no sexual juega un papel importante en la evolución de la ornamentación femenina”.
“La ornamentación femenina parecida a la de los machos se ha observado antes en algunos colibríes y otras especies de aves, pero su función ha sido poco comprendida”, comentó Dustin Rubenstein, profesor de ecología, evolución y biología ambiental en la Universidad de Columbia y autor principal del estudio. “Nos sorprendió bastante saber que, en los jacobinos de cuello blanco, las hembras que parecen machos son menos acosadas cuando se alimentan, no solo por otros jacobinos, sino también por otras especies de colibríes”.