Ricardo Stevens
Abogado
“Los países desarrollados, se están disputando las vacunas Pfizer, Moderna, Astrazeneca, y todos quieren cubrir cuanto antes a su población y, para eso, tienen que vencer el acaparamiento y evitar un ritmo de entrega preferencial. Si estos países con recursos económicos considerables tienen estos inconvenientes que le espera a los países menos favorecidos, endeudados y corruptos. En Panamá la vacuna llegará a cuenta de gotas aún no se ve la luz en nuestro túnel”.
En el caso de nuestros países, como lo padecemos en Panamá, no es solamente por el hecho objetivo de ser tercermundistas, condición que tiene sus graves consecuencias, como la dura solución a esta crisis sanitaria mundial lo está demostrando sobradamente, sino, además, porque nuestros gobiernos están imbuidos en esa mentalidad minusválida de periferia, relegada a la mendicidad pordiosera, incapaz de forjar las alianzas y la solidaridad útiles y ventajosas para el mejor interés de nuestros pueblos.
Para que esta consecuente manera de actuar fuese posible, deberíamos tener gobiernos en los que no existiesen los fenómenos de la corrupción, el nepotismo y el clientelismo, entre otros vicios de la podredumbre estatal.
Este grave mal, como afirmó en una ocasión el Secretario General de Guaykucho, luego del Partido Revolucionario de los Trabajadores, Egbert Wetherborne, «Es que hay gobernantes que llevan las estacas del colonialismo por dentro».