“Vivimos en un mundo donde el funeral importa más que el muerto, la boda más que el amor y el físico más que el intelecto. Vivimos en la cultura del envase, que desprecia el contenido.” (Eduardo Galeano)
Carlos Fonseca Terán
Frente Sandinista de Liberación Nacional
Es eso lo que ha pasado en Honduras, Paraguay, Brasil, bajo otras modalidades. Pero desde la época de la Guerra Fría, esto nunca antes había sucedido tan claramente como ahora en Bolivia.Si una capacidad tiene la burguesía es la de vender: ofrecer imágenes, etiquetas, empaques, envases. Por eso es tan hábil en presentar la opresión como democracia. Pero cuando ve amenazado su poder, cuando se siente acorralada, cuando está desesperada, renuncia a las apariencias, a la institucionalidad creada a su imagen y semejanza, a la imagen sagrada de lo que ella quiere presentar como lo bueno y lo bello. Y es entonces cuando aparece el fascismo o las dictaduras militares, como aquellas impuestas por los gringos en América Latina a lo largo de casi todo el siglo XX.
Cuando los opresores renuncian a su propia institucionalidad, que es la fuente de su legitimidad, es porque están desesperados; es porque saben que la lucha de los pueblos avanza; es porque se sienten derrotados; es porque saben que SEGUIMOS VENCIENDO.
Y es por eso que ha llegado el momento de que los pueblos impongan su propio modelo, una democracia hecha a la medida de sus intereses y no una democracia de mercado, al servicio de los intereses de los opresores; no una democracia en la que el pueblo elija representantes que lo sustituyan en las tomas de decisiones, sino una democracia en la que las decisiones las tome directamente el pueblo y en la que el pueblo asuma el control de las armas y de la economía, ya que sin ese control, el poder del pueblo no existe, y la democracia es precisamente, el poder en manos del pueblo.
