Francia y territorios de ultramar, una brecha no sólo geográfica

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Francia y Europa.

Por Luisa María González

París (PL) – Las noticias que llegan a Francia desde ultramar en los últimos tiempos son siempre inquietantes: huelgas generales, indignación ciudadana, reclamos al gobierno de París… la inestabilidad marca el día a día en muchos de estos departamentos.

Hace menos de un año la Guayana francesa, ubicada en América del Sur, vivió un movimiento de protesta social que paralizó casi por completo el territorio y obligó a las autoridades galas a movilizarse para intentar calmar los ánimos.

Algunos meses después las islas San Bartolomé y San Martín, en el Caribe, quedaron devastadas de la noche a la mañana por el paso del huracán Irma y ante la tragedia muchos se preguntaron: ¿qué pasó con los sistemas de alerta que permiten prever el paso de un ciclón y tomar medidas de evacuación y protección?

Ahora el conflicto viene de Mayotte, isla situada en el océano Índico, que se encuentra en paro general desde el 20 de febrero, para protestar por problemas como la inseguridad, el flujo migratorio y la creciente pobreza que afecta a la mayoría de la población.

Francia, una de las otrora potencias colonizadoras que en siglos precedentes protagonizaron disputas por controlar el mundo, conserva en la actualidad varios enclaves llamados de ultramar.

De ellos, tienen estatus de departamento Guayana, Martinica, Guadalupe, La Reunión y Mayotte, mientras se consideran colectividades San Martín, San Bartolomé, San Pedro y Miquelón, Wallis y Futuna, y la Polinesia.

De su lado, Nueva Caledonia mantiene el carácter de ‘colectividad sui generis’ y disfruta de una mayor independencia, además de que está prevista la realización de un referendo de autodeterminación.

El presidente francés, Emmanuel Macron, declaró en su primera visita como jefe de Estado a Guayana que los territorios de ultramar “valen más que promesas (…), valen los compromisos firmes y recíprocos”.

“A nuestros territorios de ultramar, si les damos la oportunidad de ser exitosos, son tesoros para la República, es la República en todos los océanos, es la República en todas las latitudes, es la República con capacidades inéditas, la República del multilingüismo, de la capacidad de innovar, es la República de las energías renovables y de la transformación profunda”.

Sin embargo, desde el otro lado del océano no cesan las alertas y los reclamos: los territorios de ultramar se sienten alejados de la metrópoli en dimensiones que no son precisamente la mera distancia geográfica, y lo ocurrido en el último año es una muestra de ello.

Guayana por un plan de inversiones

Entre marzo y abril de 2017, Guayana quedó paralizada casi por completo por un paro que incluyó el cierre de escuelas, de tiendas y la mayoría de las instituciones, con el apoyo mayoritario de la población local.

Mientras el gobierno del socialista François Hollande vivía sus últimas semanas y las elecciones presidenciales dominaban el panorama político y social de Francia, para los guayaneses la prioridad no era precisamente por quién votar en los comicios.

Los habitantes de ese territorio reclamaban entonces un programa de inversiones amplio dirigido resolver los problemas en sectores como la salud, la educación, la seguridad y la agricultura.

Una de las acciones más representativas fue la ocupación por parte de los manifestantes de las instalaciones del Centro espacial de Guayana, desde el cual despegan los cohetes europeos Ariane.

Ese sitio está considerado el símbolo de la “fractura guayanesa”: mientras París realiza grandes inversiones en la institución, escasea el dinero destinado a las infraestructuras para mejorar la vida de la población.

El gobierno galo debió enviar delegaciones ministeriales al departamento ultramarino para intentar calmar los ánimos, y luego de tensas negociaciones finalmente se comprometió a cumplir con un vasto plan de inversiones dirigido mejorar la situación de los guayaneses.

Estragos de Irma en las Islas Caribeñas

En los primeros días de septiembre de 2017 el huracán Irma golpeó con fuerza inédita numerosas islas del mar Caribe, y entre ellas las colectividades francesas de San Martín y San Bartolomé.

Los estragos fueron notables principalmente en San Martín, donde se registraron 11 muertos y afectaciones serias a un 95 por ciento de la infraestructura habitacional.

Los cuestionamientos por parte de ciudadanos y políticos no se hicieron esperar pues fue evidente que el trabajo preventivo apenas funcionó; de hecho, la noticia sobre Irma ocupó los principales medios de comunicación franceses solo unas horas antes del azote, cuando casi no había tiempo para reaccionar.

El político conservador Eric Ciotti sostuvo que “hubo una falla grande del Estado en San Martín y San Bartolomé, porque el fenómeno era esperado. Hoy constatamos que hubo falta de anticipación. Por ejemplo, habríamos podido posicionar mejor las fuerzas de seguridad civil, los militares, para garantizar la seguridad”.

Ciotti y el izquierdista Jean-Luc Melenchon demandaron entonces la instauración de una comisión investigadora para evaluar la acción del gobierno ante la emergencia.

Días después del hecho, Macron visitó los territorios afectados y prometió concentrar esfuerzos en la recuperación, algo que, sin embargo, no parece avanzar con mucha rapidez.

Recientemente, el presidente de la colectividad, Daniel Gibbs, admitió que la reconstrucción marcha lento: “es cierto que cuando se vuelve al territorio, todavía vemos muchos asuntos pendientes”.

En el caso del turismo, una de las principales fuentes de ingreso en la isla, se pronostica que 2018 será un período muerto a causa de la destrucción de las infraestructuras, y se espera una recuperación del sector solo para finales de año.

“El fuerte de la reconstrucción comenzará realmente en las próximas semanas”, indicó el delegado interministerial encargado de esa responsabilidad, Philippe Gustin.

Estallido social en Mayotte

El 20 de febrero último, inició en Mayotte un paro general dirigido a denunciar los problemas afrontados por la población local, referidos principalmente a la inseguridad, la delincuencia, la inmigración clandestina y el poco acceso a los servicios sociales.

Organizada por varios sindicatos y el Colectivo de ciudadanos, la movilización busca llamar la atención de las autoridades de París ante situaciones como el incesante flujo migratorio irregular proveniente de las islas Comoras.

De acuerdo con cifras del Instituto francés de Estadísticas, en 2015 el 41 por ciento de los adultos residentes en Mayotte eran extranjeros, y la mitad de ellos se encontraban en situación irregular.

Los habitantes de la isla también protestan por cuestiones como el difícil acceso a los servicios sociales de salud y educación, la situación de pobreza que afecta a la mayoría de la población, y el desempleo ubicado en 26 por ciento (muy superior al nueve por ciento de la metrópoli).

La ministra de Ultramar, Annick Girardin, realizó una visita de dos días al territorio y anunció numerosas medidas como el envío de un pelotón móvil de la gendarmería y la creación de un Estado mayor operacional capaz de intervenir por tierra y por mar.

Antes de viajar, la titular había admitido que “Mayotte es el territorio de todos los desafíos”, un sitio considerado el departamento más pobre de Francia.

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