“Fidel será recordado como un gigante ente los líderes mundiales cuya visión no era sólo de libertad para su pueblo, sino para todos los pueblos oprimidos y excluidos del planeta”.
Michael Daniel Higgins
Actual presidente Irlanda
Por Toracio Iturralde
Docente
Fidel Castro Ruz nació el 13 de agosto de 1926 y falleció el 25 de noviembre de 2016, en Cuba, a los 90 años de edad, luego de haber abierto caminos de libertad. No es tarea fácil pensar el largo recorrido y la trascendencia de su vida en nuestra América y en el ámbito mundial. Y no lo es sencillo hacerlo, debido a que su existencia ha rebasado el contexto físico, natural y temporal.
La mayor contribución del líder cubano a la humanidad está en el ámbito cualitativo, intemporal, trascendente, en la memoria colectiva de los pueblos y en la revolución que es estandarte regional y mundial. Para proyectar su semblanza, hay que recurrir a los principios construidos, a su ejemplo aleccionador, al coraje y a su obra maestra: la construcción del hombre nuevo.
Los principios que hizo suyos, a través de su trayectoria revolucionaria en la vida estudiantil universitaria, en la lucha armada en la Sierra Maestra y durante la consolidación de la revolución, se ven reflejados en las innumerables expresiones de humanidad y solidaridad a favor de los pueblos que reclaman la asistencia médica, el alfabetismo y el efectivo respaldo a los procesos de descolonización.
Por otro lado, Fidel Castro se caracterizó por la convicción profunda de que no existe energía en el mundo capaz de aplastar la fuerza de la verdad. Asimismo, elevó el concepto martiano de “La verdad os hará libres” hasta el nivel de la práctica histórica, consolidando, de esa manera, el principio de que todo revolucionario debe tener como base de su convicción, la verdad.
En materia de la integralidad del ser humano, dio muestras de ser guía en la batalla de las ideas y en la lucha por la justicia social, como base del patriotismo y del internacionalismo. Ofreció ejemplos de constancia en el estudio de la realidad social, en el conocimiento científico de las fuerzas y tendencias del desarrollo de los acontecimientos, es decir, en el conocimiento del sentido del momento histórico y en la defensa de los valores éticos y morales revolucionarios al precio del cualquier sacrificio.
En la construcción del hombre nuevo, Fidel dibujó y proyectó la imagen del ser humano del futuro en el discurso pronunciado en la velada solemne en memoria del “Che” Guevara, el 18 de octubre de 1967. Se refirió al militante y revolucionario, con el espíritu de sacrificio, combatividad y trabajo productiva, de inteligencia visionaria y profunda cultura.
Fidel construyó los cimientos para la formación del hombre nuevo con capacidad solidaria y altruista, y la voluntad de vencer. En esa formación intervienen la producción intelectual, los logros en la justicia social, la educación, la salud y diversas áreas del quehacer humano. Cuando un pueblo construye una sociedad como la cubana, es posible asegurar que el perfil del hombre del futuro, soñado y construido por Fidel, está en marcha.
Pensar en el largo recorrido y la trascendencia política de Fidel nos da la convicción de que otro mundo, otra sociedad y otro hombre son posibles. ¡Gracias, Fidel!