Escasez de mano de obra: otra historieta empresarial

“[…] dado que el empresariado privado afirma tener problemas de falta de fuerza de trabajo, ¿cuál es la calidad de empleados que dicen ellos está escaseando en el mercado de trabajo panameño?”

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Concentración masiva de jóvenes en una feria de empleo antes del inicio de la sindemia de Covid.

Por Roberto Antonio Pinnock Rodríguez / sociólogo y consultor en Relaciones Laborales

En los tiempos críticos del sistema económico mundial, por razón de que las empresas privadas sufren lo que en Economía Política se denomina la “Baja tendencial de la tasa de ganancia”, los dueños del capital incurren de manera recurrente, en aplicar un paquete de medidas que busca contrarrestar dicha tendencia, todas en perjuicio de las clases trabajadoras y algunas en detrimento de la pequeña propiedad empresarial.

Cabe esperar que conocer estas leyes del comportamiento de una sociedad basada en las relaciones del mercado capitalista, no sean del dominio de los que les toca ofrecer información al público desde los medios de comunicación, por lo cual, solo se limiten a reproducir lo que “expertos” les indican de sus interpretaciones de encuestas, registros estadísticos y demás. El problema es que, en ocasiones, se incurre involuntariamente en difundir interpretaciones erróneas acerca de temas sensitivos como el que aquí visibilizamos.

El pensamiento crítico nos llama a formular una primera pregunta para aproximarnos a la realidad social en la cuestión del empleo, tal es: ¿hay escasez de mano de obra, toda vez que se habla, con estadísticas del propio Mitradel, de que existe una cantidad significativa aún de desempleados? Simplemente, las varias decenas de miles de contratos suspendidos que aún no se restituían hasta hace un mes atrás, rechazarían en los hechos la presunta existencia de esa “escasez de la mano de obra” que voceros del empresariado privado salen a pregonar en los medios de comunicación.

Ahora bien, entendiendo que la misma idea de “escasez de mano de obra” es una construcción social, el concepto al que hace referencia cuando este se construye desde el sujeto empresarial no es el mismo que objetivamente sufre la población laboral, la cual estaría refiriéndose a otros rasgos de la realidad del mercado de trabajo que le afecta como grupo. Esta, no ha sido recontratada por todas las empresas que se valieron de la “suspensión de contratos” para cesarlos sin pago de prestaciones ni encuentra puestos de trabajo decentes que reemplacen los anteriores. Son dos percepciones distintas de la realidad social en materia de empleo, según cómo les va en esta. Como quien dice, el concepto sobre la calidad de la fiesta varía según cómo le va a uno en la fiesta.

Se deriva aquí, una segunda pregunta, a saber: dado que el empresariado privado afirma tener problemas de falta de fuerza de trabajo, ¿cuál es la calidad de empleados que dicen ellos está escaseando en el mercado de trabajo panameño? La encuesta reciente de una entidad privada de intermediación laboral indica que los dueños del capital privado destacan que no encuentran personal con “habilidades blandas y duras” (La Estrella de Panamá, 14/10/2021). Quien no lee críticamente esta afirmación estará a medio paso de justificar que el desempleo es culpa de cualquiera, menos del empresariado privado, con lo cual cargan la falta de aquellas “habilidades”, como la raíz del problema. Así, la culpa, o bien es del individuo que no se educó en lo que requieren las empresas o bien es del Estado, que no les facilitó educarse en lo que es pertinente.

Jóvenes en busca de empleo en la provincia de Chiriquí.

Al xaminar la realidad, desde la perspectiva de los que sufren el problema, se deduce cosa distinta a la del empresariado. El joven Everardo, antes de la pandemia trabajaba en una empresa manufacturera ganando 700 dólares mensuales. Para tal puesto, no se requiere de hablar otra lengua ni hacer cálculos algebraicos ni cosa parecida (habilidades duras). Tampoco, el puesto exige de tener mayores iniciativas ni proactividad… ese cuento de las llamadas “habilidades blandas”. Estuvo con “contrato suspendido” por un año completo y al regresar a su mismo puesto, con las mismas exigencias, ¡sorpresa! El nuevo salario es de 300.00 dólares mensuales. Con su mujer embarazada y desempleada, a Everardo no le quedó otra opción que aceptar la reducción de su salario.

Descarnada, aplicación de una de las medidas de los dueños del capital privado para contrarrestar la baja tendencial de la tasa de ganancia. Sin embargo, los que no aceptaron la reducción del pago por su trabajo se mantienen en las filas de desempleados y engrosando las estadísticas de trabajadores informales. Pero ¿sabe qué? viene a bien, este tipo de historietas empresariales acerca de la “escasez de mano de obra” para esconder la lógica que deprime los salarios y responsabiliza al Estado y a los mismos desempleados de su tragedia.

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