Es hora de ser intransigentes e inflexibles

No al contrato minero.

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Manifestante rechaza la minería a cielo abierto. (Foto: AFP).

Por Rafael García Denvers

Luego de revisar, analizar, escuchar y comprobar los argumentos en contra y además ver la descarga mediática de Minera Panamá, S.A. y el gobierno panameño a favor del nuevo contrato minero suscrito, se hacen evidentes varias realidades concretas.

La empresa extractivista, subsidiaria de la multinacional First Quantum Minerals, sustrae los minerales existentes con un amplio beneficio económico que el gobierno les garantiza a través de mecanismos de exoneración, concesiones y protecciones en el área de inversiones, adquisición de bienes, usufructo de excedentes, relaciones laborales y la aplicación de las leyes nacionales a cambio de unos 375 millones de dólares anuales como ingreso garantizado, siempre y cuando se respeten los descuentos acordados (créditos fiscales) inscritos en el Contrato o “Tratado Minero”.

En el camino, la República de Panamá cede derechos soberanos en la administración de tierras y espacio aéreo, además de autorizar el uso, retención y desvío de las aguas requeridas para la operación industrial, aun cuando ello afecte la seguridad del consumo humano y el funcionamiento de nuestro principal factor de ingreso (Canal de Panamá) que aporta más que lo prometido como anualidad minera. No veo donde quedaron los criterios de soberanía y Seguridad Ambiental comprometidos con el derecho a la vida de la nación panameña, menos aún la lógica económica.

Adicionalmente, debemos incluir en cualquier análisis de los réditos del contrato minero las afectaciones de este a otras actividades o realidades propias del entorno donde ha de desarrollarse. Caso particular, para ir de mayor a menor, lo referente al Corredor Biológico Mesoamericano —poseedor de más especies de plantas que toda Europa (unas 9.000 plantas vasculares y más especies de aves residentes y migratorias (más de 900 aves) que Canadá y Estados Unidos juntos—, esto según los estudios realizados para sustentar su creación. Siendo este directamente afectado por las actividades mineras amparadas en este contrato.

Desgraciadamente, las afectaciones no culminan aquí, con el olímpico desprecio al posible desarrollo de una industria turística basada en el ecoturismo propio de este entorno, todavía debemos recordar que este no es un país desértico y dichas tierras corresponden a un ambiente tropical poseedor de un desarrollo humano y económico que se verá obligado a un desplazamiento forzado con la obligatoria perdida de los aportes existentes, esto representa un alto costo social, además de la perdida del aporte económico actual y de cualquier otro en el futuro por los niveles de destrucción de la capa vegetal y de los territorios afectados. (En un hueco de piedras molida y contaminada sólo resta recordar la diversidad y belleza entregada a la voracidad de las cajas registradoras).

Todavía no hemos mencionado lo peor: ¿dónde quedará la riqueza hídrica de una región montañosa, húmeda y cuna de riachuelos, manantiales y ríos? Si se eliminan los árboles, el régimen de lluvias desaparece por la ruptura del ciclo del agua, los acuíferos se secan (además de los que serán destruidos por la excavación de la mina). ¿Ante la desaparición del agua donde queda la posibilidad de vida? ¿Pueden los posibles 375 millones anuales justificar este escenario?

Si todavía queda alguna duda o si alguien es capaz de valorar en tan poco la vida y el futuro nacional, recordemos que la mina no es eterna y todo lo que se está entregando culminará en un profundo hueco en el corazón de la patria, sin contar los enfermos por la contaminación provocada y promesas incumplidas a cambio de la riqueza para otros.

Panamá no es un país cuyo futuro deba venderse por la incapacidad gubernamental de defender la Nación y su derecho a un mañana digno.

DEFINITIVAMENTE NO AL CONTRATO MINERO.

ALTO A LA CORRUPCIÓN. ALTO A LA TRAICIÓN.

TENEMOS DERECHO A LA VIDA Y LUCHAREMOS POR UNA VIDA DIGNA.

1 COMENTARIO

  1. ¡Llegó la hora de encender la fogata de la dignidad! Llegó la hora de prender fuego al contrato minero «Panamá cede». Llegó la hora de incinerar la ¡TRAICIÓN A LA PATRIA!
    ¡ASÍ DE SENCILLA ES LA COSA!

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