La actividad volcánica no se limita a la superficie de la Tierra, sino que también hay volcanes en erupción en los océanos. El problema es cómo monitorearlos y contar con sistemas de alerta, dijo un vulcanólogo a DW.
Entrevista: Gabriel González Zorrilla (CP/ERS)
Durante la erupción del Volcán de Fuego, en Guatemala, murieron más de 60 personas. Muchos habitantes no pudieron escapar del río de lava, ceniza y gases que bajaba con furia desde las laderas de la montaña.
El Dr. Thomas Walter es vulcanólogo del Centro de Investigación Geológica (GFZ) de la Universidad de Potsdam. DW habló con él sobre el estado actual del sistema de alerta temprana y sobre la influencia del turismo y las redes sociales cuando un volcán entra en erupción.
Deutsche welle: Dr. Walter, ¿usted estuvo alguna vez en Guatemala?
Dr. Thomas Walter: Conozco un poco el Volcán de Fuego. Pero no hay demasiados datos sobre la erupción actual. Si bien nunca estuve allí, un estudiante de nuestro centro se encuentra allí ahora mismo.
¿Eso no es muy peligroso?
Por lo general, no. Se trata de un volcán conocido que entra en actividad con relativa frecuencia y es un lugar turístico muy frecuentado. Siempre hay gente escalando también el Etna y el Strómboli. Pero ahora, en el Volcán de Fuego se ha producido una gran erupción. Y lo interesante es la reacción de la gente. Me han llegado videos de visitantes que han filmado con total tranquilidad cómo una nube piroclástica se les viene encima. Cuando una nube de ceniza de ese tipo se acerca, hay que correr rápidamente hacia un terreno en la altura, y no quedarse en el valle y filmar todo con el teléfono móvil.
La Policía se queja en todo el mundo, desde hace tiempo, de que la gente, en lugar de huir de lugares peligrosos, se acerca a ellos para filmarlos con su teléfono. ¿Se produce también ese fenómeno durante las erupciones de los volcanes?
Ese es un gran tema y un problema cada vez mayor. Entretanto, hasta los observatorios de vulcanología se quejan de eso. Se contacta cada vez más a los investigadores y técnicos que trabajan en esas áreas para que rescaten a turistas en peligro. Eso sucede, naturalmente, más bien en regiones donde hay un gran flujo del turismo. Es un terrible problema en el Etna, por ejemplo. Si hay una erupción en el Etna, los vulcanólogos, en lugar de dedicarse a su trabajo, están más ocupados en salvar a personas que no están equipadas para escalarlo, o a gente que busca experiencias peligrosas. Por eso, hay que recordar que la actividad volcánica es impredecible y que no se puede escalar un volcán en sandalias o chancletas. Eso es algo que se ve con mucha frecuencia en el Etna.
No es posible…
Sí lo es. Lamentablemente, es un fenómeno muy común en todo el mundo.
Pero en Guatemala han muerto ahora muchas personas que fueron sorprendidas por el río de lava hirviente en sus casas. Algunos pueblos fueron destruidos por completo. ¿Vive la gente demasiado cerca de los volcanes activos?
No pueden vivir en otro lado. Sobre todo, en países como Guatemala. ¿Dónde podrían vivir si tratan de evitar el cinturón volcánico? Alrededor de los volcanes la tierra es fértil, y el ser humano ha vivido en esas zonas desde hace millones de años. Sobre todo, en el trópico, las tierras cercanas a los volcanes son especialmente fructíferas. Allí, las ventajas y los peligros están estrechamente ligados. En países en donde no se puede instalar una red de observación, que es cara, Alemania podría contribuir con métodos a distancia, por ejemplo, con un sistema de alerta temprana. Eso se puede lograr técnicamente por medio de satélites. Pero, lamentablemente, faltan estructuras globales para hacerlo.
¿Hay una falta de coordinación global?
No hay coordinación global en absoluto. En algunos países ni siquiera hay una coordinación nacional. El Servicio de Catástrofes de Alemania se organiza a nivel de los Estados federados, y solo en pocos casos se pide ayuda al gobierno nacional. Pero en los últimos años hemos aprendido mucho en cuanto a vulcanología. Partimos de que podemos predecir con éxito las erupciones en aquellos volcanes que están bien monitoreados. Un ejemplo positivo al respecto es la erupción del Merapi, en Indonesia, en 2010. Los científicos estamos de acuerdo en que en ese momento se podrían haber salvado unas 150.000 vidas.
Pero seguramente no se pueden vigilar todos los volcanes en actividad. Únicamente en Guatemala hay 34 volcanes activos.
¿Cuántos volcanes en actividad hay en este momento en el mundo? ¿Y según cuáles criterios se los determina como activos?
Es difícil decirlo. Probablemente haya cerca de 500.000 volcanes activos en todo el planeta, pero la mayoría está bajo el océano. Donde las placas tectónicas se rozan, hay un volcán al lado del otro. Solo podemos contabilizar los que vemos en la superficie de la Tierra, y allí hablamos de alrededor de 1.500 volcanes activos, de los cuales ni siquiera la mitad está equipada con instrumentos de medición. Se considera activo un volcán que tuvo al menos una erupción desde la última Edad de Hielo, es decir, hace 10.000 años. Se ha comprobado que hay volcanes que vuelven a entrar en erupción, de pronto, después de varios miles de años. Ese es el caso del volcán chileno Chaitén, en 2008. Su última erupción se produjo hace 8.000 años.
¿Se calmará ahora el Volcán de Fuego, en Guatemala, o hay que temer una nueva erupción?
Bueno, el Volcán de Fuego está en actividad. En total, se producen cerca de 50 a 70 nuevas erupciones volcánicas por año en el mundo. No pasa ni una semana sin que haya una.